Marion Cotillard
7 julio 2014 Deja un comentario
Marion Cotillard nació en París, el 30 de septiembre de 1975.
Ficha en Imdb: http://www.imdb.com/name/nm0182839/
Un blog dedicado al cine y a su crítica y análisis
7 julio 2014 Deja un comentario
Marion Cotillard nació en París, el 30 de septiembre de 1975.
Ficha en Imdb: http://www.imdb.com/name/nm0182839/
1 febrero 2013 Deja un comentario
Los directores a veces juegan con la narración tendiendo a salirse de ella pisando el enmarañado jardín de la iniciativa, cuanto más extenso es el ámbito a cubrir, mayor es el riesgo de componer un mensaje obvio y frívolo, cuando no directamente simple, sin embargo no cabe duda que Jacques Audiard, es en esta película el mismo estupendo guionista y director que en la mayoría de sus obras, mayúsculas y estremecedoras. Esta película así lo certifica, en ella indaga en las inquietudes del ser humano, en los anhelos, en sus debilidades, como motivaciones consustanciales al hecho de vivir. Crítica de la película “De Óxido y hueso”
El film es una rotunda apisonadora de cine dramático pasado por un filtro antilacrimógeno.
Alí ( Matthias Schoenaerts) sentía su cabeza como si estuviera atravesada por un clavo de hierro, tuvo que luchar contra el impulso de salir corriendo, de desaparecer. Apretó los dientes y siguió su camino en una carrera sin final, sin dinero y sin esperanzas. Alí tiene que hacerse cargo de su hijo San (Armand Verdure), un niño de cinco años al que apenas conoce, la madre del chiquillo se ha marchado y Alí no tiene otra opción que ocuparse de él, no tiene casa, ni amigos, se refugia en Antibes, en casa de su hermana Louise (Céline Sallette) que con su sueldo de empleada en un supermercado les ayuda a salir adelante. Tras una pelea en una discoteca, conoce a Stéphanie (Marion Cotillard) una preciosa muchacha que trabaja como domadora de orcas en Marineland.
Nos encontramos ante la transcripción de la realidad en el individuo cuestionando las normas gravitatorias. Sin ningún tipo de envoltorio, Jacques Audiard ofrece una visión descarnada de la facción más pesimista de la realidad, aquella que habla de la imposibilidad de materializar los sueños, y es que el personaje trasciende el código cinematográfico para ejercer su influencia en lo cotidiano. En “De óxido y hueso” intentan convivir personajes dañados que no paran de dudar y de equivocarse, pecadores en una tierra de pecado, cuyo tino puede ser confundido con cierta torpeza privativa.
Hermoso y profundo puede ser un mensaje de Audiard que parece respirar en una dimensión paralela a su anterior trabajo, “Un profeta”, ambos mundos encarcelados y los personajes prisioneros irremediables. En esta propuesta los personajes se definen mediante pequeños y grandes gestos más que por lo que los otros cohabitantes piensan de ellos. Y en este conglomerado humano una figura destaca sobre las demás: un hombre, un rudo boxeador desligado de cualquier sensibilidad que a medida que el metraje avanza va adquiriendo humildad y aspirando a salir de su pobre vida.
Espléndidos actores los de esta película que parece un ensayo de cómo hacer una película de amor sin romance. Sobresale Marion Cotillard, tiene un personaje difícil y sabe sacarle todos su misterios, -a veces solo con la mirada-, con firmeza y convicción. El resto del reparto cumplen con sus respectivos personajes.
Puede que no llegue donde “Un profeta” pero lo que sí es cierto es que de “De óxido y hueso” podemos sacar una lección de superación.
3 junio 2011 Deja un comentario
Guillaume Canet enriquece mi crítica de su cuarta película “Pequeñas mentiras sin importancia”, quizás bajo este argumento y esta glosa, podamos entender mejor los notables hallazgos diferenciales que contiene la obra cinematográfica del director francés. Hallaremos en “Pequeñas mentiras sin importancia” los distintos aspectos que subyacen bajo determinadas formas con las que Canet nos introduce en la aventura humana.
Me gusta esta película. Confidencias y secretos al estilo francés. El argumento es a primera vista simple pero resulta enormemente atractivo: un grupo de amigos que se conocen desde siempre se reencuentran, Max Cantar (François Cluzet, París), el propietario de un restaurante de éxito, y Vero (Balerie Bomenton), su linda mujer, los invitan todos los años a su bonita casa al lado de la playa para celebrar el comienzo de sus vacaciones. Pero este año, justo cuando iban a abandonar París, su amigo Ludo (Jean Dujardin) sufre un tremendo accidente, todos van al hospital destrozados por la penalidad que siente su amigo, pero deciden no romper esta tradición, se marchan de vacaciones con su amigo convaleciente en el centro hospitalario. Ya en la playa, sus contradicciones afloran y su amistad se pone a prueba. Juntos se verán obligados a convivir con esas pequeñas mentiras sin importancia que se dicen cada día.
Analizada, “Pequeñas mentiras sin importancia”, podía pasar por un inesperado viaje a la narratividad emprendido por un director maravillosamente instalado en los aposentos del cine dramático-cómico, sin embargo nos hallamos ante la película menos discursiva de su autor. Sus evocaciones cinéfilas buscan hacer partícipe de las emociones de sus comediantes al espectador, haciendo que las interiorice y formen ineludiblemente parte de su ánimo, así pues, lo importante de esta película no son las realidades materiales que afloran a la superficie, sino la emotividad latente bajo cada una de las personalidades que en ella se van desplegando, ese secreto sentimentalismo es el que dispara el enunciado de la historia conduciéndola por verigüetos de fondos casi inquietantes desde el punto de vista psicológico. Al tiempo que comedia “Pequeñas mentiras sin importancia” es como un poema social sobre la convivencia, junto con una visión sobre lo que cada uno de nosotros guardamos dentro de nuestra cajita íntima y particular, aun así, Guillaume Canet, hace que la película se mantenga fiel a ese agradecible tono ligero que tiene desde el principio. La perspectiva de que las relaciones cordiales se amplían más si cabe, sin perder en ningún momento esa cordialidad, muchas veces indebida por la supuesta amenaza de las situaciones narradas. La única pega, si es que podemos llamarla así, es que Canet, sumido en su contemplación de rostros, abole en parte la dimensión de la historia y construye un tiempo cinematográfico, cuya sutil arquitectura, no resurge del todo rotunda. Ni mucho menos esto quiere decir nada negativo y mucho menos quiero quitarle la importancia que a mi parecer tiene este film, que me parece excelente.
Entre los actores: Marion Cotillard, Benoit Margimer, Pascale Arbillot, Guilles Lellouche (Adele y el secreto de la momia, Paris). Los actores, profesionales y magníficos, se adaptan a la perfección a esta atrayente película.
Cuéntame…