Crítica: El cover

Con guion y dirección  de Secun De La Rosa, un actor que en su opera prima como director nos introduce con toda su fuerza en la leyenda urbana, en Benidorm, con miradas ausentes de incomunicación, con miradas sublimes de diversión y con miradas sobre la tipología humana, una muestra tan representativa  que nos acerca a la sensibilidad de cómo es en general. En “El Cover”,  Secun De La Rosa acerca su cámara a un colectivo de actores que le acompañan en el viaje convirtiéndolo en realidad. 

Dani (Álex Monner) es un joven que ha heredado de su familia el amor por la música. Tiene a su abuelo Daniel “El guitarras” (Juan  Diego) al que quiere más que a nadie. Trabaja de camarero y recuerda con respeto el malvivir de sus padres con la música. Este año, como cada verano, Benidorm se llena de artistas que vienen a cantar en sus bares, hoteles y salas de fiesta.  Dani conoce a Sandra y a muchas personas más, con todos alternará estupendamente pero de Sandra quedará prendado. Se enamoran.  Ella cambiará su pensamiento, su vida y su forma de entender el arte musical.

Después de una ingeniosa presentación de personajes, Secun De La Rosa, utiliza música y costumbrismo como una central nuclear de energía narrativa; allí, entre los extravagantes y naturales avatares, decide dar vía libre a los mecanismos de la ficción, asegurando su eficacia tras haber explorado bien lo estético y humano de lo que cuenta.

Su historia es la de un famoso lugar y unas vidas cruzadas a lo largo de los años, pero lo más interesante es el retrato en profundidad de una clase dedicada al gran arte de la música, con una vida entera pensando en la música. Secun De La Rosa repasa ese panorama de desheredada decadencia con un acertado sentido de la elipsis y sobrada capacidad para capturar la moral del entorno y las convenciones sociales que les ahogan, defendidos con altura por un gran plantel de actores y actrices entre los que destaca Álex Monner, como el joven músico con miedo al fracaso. Los personajes se hacen tan cercanos que son casi compañeros de butaca, en una película cuya ruta se inicia en una comedia más o menos templada que deriva al drama cada vez más áspero, hasta enfilar la recta final llena de desasosiego, tristeza y alegría.

Una película que taladra y muerde,  consiguiendo así lo que  busca, diluir con brillantez las fronteras  que separan las distintas realidades de las vidas. Una película sensitiva y humilde, una dedicación de los años buenos de Benidorm tocada por la varita de un director que comienza, Secun De La Rosa, del que esperamos próximas y aún más logradas películas. 

En la fotografía, Santiago Racaj, Amando Crespo y  Johnny Yebra.

En el reparto, Álex Monner, Marina Salas, Carolina Yuste, Lander Otaola, María Hervás, Susi Sánchez, Juan Diego, Carmen Machi, Pepe Ocio, Secun De La Rosa, Jorge Calvo, Marc Almodovar, Óscar de la Fuente, Raúl Jiménez, Lidia Mínguez, Fran Berenguer, Esmeralda Rancapino, Antonio Orozco y Agoney.

Me ha gustado esta pequeña película, me ha gustado que la nominen a los Premios Goya  y creo que no solo se merecía que lo hiciesen para el premio a mejor canción, creo que tiene más… 

Véanla.

Crítica: Dolor y gloria

Somos muchos los seguidores del maestro que esperábamos esta obra desde hace años, para degustar su realidad, para asistir al despertar de vocaciones artísticas y eruditas, para sentir profundamente la colaboración de las expresiones, la carga emocional, la desolación, la reconciliación y el lenguaje cinéfilo del gran director manchego Pedro Almodóvar. Eso nos trajo “Dolor y gloria”.

Pedro Almodóvar utiliza todo su ingenio y una mirada tan agridulce como penetrante para mostrar un perfecta galería de personajes con una ilimitada fuente de valores. Con “Dolor y gloria”, Almodóvar nos introduce en su universo fílmico, donde vive Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director de cine con algunos problemas físicos y psíquicos que condicionan su vida y su trabajo. Tiene esta película espacios de realidad, cuando, entre imágenes actuales, se nos deja ver el pasado en entrañables flashbasck, una pequeña parte de la infancia del director en los años 60, en esta ocasión con Salvador (Asier Flores), cuando emigró con su madre (Penélope Cruz) a Paterna, en busca de prosperidad. Continúa la cadencia del film enarbolando una gran suerte de situaciones, que el relato ofrece en una magnífica armonía dulce y amarga, y de nuevo como en un espejo retrospectivo que recoge imágenes del pasado damos otro paso a las espaldas de la que fue la vida de Salvador Mallo: años ochenta en Madrid, la juventud, la diversión, los excesos, las ilusiones y el primer amor, la felicidad y el dolor, el máximo dolor de una brusca ruptura. Cuando aún se amaba escandalosamente…

Hay muchas lecturas en “Dolor y gloria” y vuelan entre sus luces diversas filosofías pero por encima de todo está la sabiduría de un hombre del cine con una libertad, una anarquía y una seguridad que llevan su trabajo a extremos delirantes. Pedro Almodóvar convierte con su esencia y su gracia lo árido en rosas, en el calor de un cine que nuevamente trenza en su silencio, sueña con su visión, acaricia su pelo blanco y exalta su voz y su gemido ante el drama que su escritura crea.

 “Dolor y gloria” es un ovillo de simbologías que tiritan en la esquina de la escritura, del amor, de la familia, de la necesidad del cine, del vacío, el dolor, la creación, la dificultad, la inspiración, la esperanza, la recuperación y la hermosura de los elementos.

Solo en apariencia la nueva película de Almodóvar “Dolor y gloria” está lejos de sus películas históricas, dramas y comedias visitadas por un lenguaje jovial en apretado grupo de satisfacciones y éxitos. La última película del cineasta español encuentra un vehículo perfecto para integrar sus habituales reflexiones morales. No es fácil describir este trabajo que es capaz de reivindicar tanto, solo y nada más que con la valiosa herencia que Pedro Almodóvar lleva en la maleta.

De otro lado, tenemos la música que acostumbra, como elemento integrante e integrado en la concepción de la película, en cuya realización participa como un factor más de los que acompañan, y su responsable es Alberto Iglesias. En el equilibrio de la fotografía está el ya muy premiado director de foto José Luis Alcaine, que hace un delicado y portentoso trabajo, con la inestimable compañía del elenco de actores que con su participación en la película nos conducen de la mano de la historia mejor contada de Pedro Almodóvar. Existe una marcada predisposición emocional de los intérpretes en las escenas, predisposición de entrega cargada de profesionalidad. La caracterización de personajes, la sensibilidad dramática, la verisimilitud, la libertad de palabra define un espacio muy importante en el relato. Antonio Banderas, que ocupa una porción enorme en el metraje cumple tanto su misión que hasta sus miradas quedan para la reflexión. Asier Etxeandia, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia, Julieta Serrano, Nora Navas, Asier Flores, César Vicente, Raúl Arévalo, Neus Alborch, Cecilia Roth, Pedro Casablanc, Susi Sánchez, Eva Martín, Julián López, Rosalía y Francisca Horcajo, todos con interpretaciones sublimes.

No me gusta decir: obra maestra, digo solamente que he sido náufraga en los mares de “Dolor y gloria”. Sí, lloré bajo la tempestad.

Véanla.

 

Susi Sánchez

Foto: Imdb.com

Susi Sánchez nació el 2 de octubre de 1955, en Valencia, España.

Ficha en Imdb: https://www.imdb.com/name/nm0844845/

Twitter: @SusiSanabellan

 

Sus películas en Comentamos cine:

Crítica: La enfermedad del domingo (2018)

Crítica: Julieta (2016)

Crítica: Truman (2015)

Crítica: 15 años y un día (2013)

Crítica: Los amantes pasajeros (2013)

Crítica: La voz dormida (2011)

Crítica: La piel que habito (2011)

Crítica: La enfermedad del domingo

El malagueño director de cine Ramón Salazar, para sorprender a propios y extraños, da otro salto adelante dejando bien claro dónde están los cineastas talentosos del cine español. “La enfermedad del domingo” transita por sendas de fórmulas que rigen la relación del público con el film. Autor también del guion, Ramón Salazar nos abre la pantalla para revivir desde la ficción un asunto de familia que parecía que el tiempo había sepultado.

Anabel (Susi Sánchez) abandonó a su hija Chiara (Bárbara Lennie) cuando esta apenas tenía ocho años. Pasó el tiempo y cada una vivió su historia tal y como la vida la fue llevando, Anabel envuelta en toda clase de lujos y Chiara en la libertad del desahucio de amor maternal. Treinta y cinco años después, Chiara visita a Anabel comentándole la idea de pasar diez días juntas. Madre e hija juntas después de tantísimos años. Anabel, que todavía se cree madre, ve en ese viaje la oportunidad de recuperar a su hija pero las cosas casi siempre son más complicadas de lo que se piensa…

La nueva película de Ramón Salazar, “La enfermedad del domingo” transmite sobre todo sensaciones físicas.

Desde las primeras imágenes de “La enfermedad del domingo”, sabemos dónde situarnos, da igual el lugar, el país o la fecha, estamos en territorio abonado por el desánimo y la melancolía, donde quizá solo se vea una luz intermitente de esperanza. La sucesión de momentos, la muestra de recursos para bucear en la ficción, los mecanismos expresivos, la dimensión del lenguaje y los silencios, la variedad de escenarios, el amontonamiento de naturaleza en su desarrollo dramático, la escenificación de los personajes cuando el destino más golpea su sangre, rezuma por todos sus poros singularidad.

Hablando de esta película se puede decir que todo se conjuga en ella, para que la pantalla exhale esencias de épocas de tormenta en el río de la vida, de vientos que reconcilian, de colores a fuerza de quebranto. El director, haciendo un ejercicio de mimesis, va adquiriendo suficientes anclajes en trama, atmósfera, diálogos y puesta en escena, como para finalmente hacernos llegar a la conclusión de que nos hallamos ante un producto con vida propia, para ser más exacta, ante la película más delicada del cine español en este año.

Bárbara Lennie realiza una interpretación muy buena. Susi Sánchez está maravillosa como mujer poderosa y colmada, llevando su personaje al límite de la tragedia, siempre elegante. El resto: Miguel Ángel Solá, Greta Fernández, Richard Bohringer, Fred Adenis, Abdelatif Hwidar y David Kammenos, todos los componentes del elenco resplandecen en sus personajes. La música es del compositor y pianista gallego Nico Casal y la fotografía, del director de fotografía Ricardo de Gracia.

Una obra de extraordinaria sensibilidad que eleva con fuerza a Ramón Salazar.

 

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