Crítica: El irlandés

Quizá resulte redundante afirmar que Martin Scorsese es uno de los autores de cine americano más activo y capaz de generar tensión; tanto su mirada como en su potencial cinematográfico confirman que no se equivocaron quienes celebraron su recorrido en contextos bien distintos y apoyaron su trabajo de mago del entretenimiento en la gran pantalla. En 2019, tras más de cincuenta años de carrera y con sus actores y actrices más emblemáticos nos presenta, ‘El irlandés’, la adaptación del libro “I Heard You Paint Houses», de Charles Brandt, a cargo del guionista, director, editor y productor armenio Steven Zaillian, también autor del guion para la película “La lista de Schindler” en 1993.

Frank Sheeran (Robert De Niro) es un veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y sicario, que trabaja con algunas de las figuras más destacadas de la mafia del siglo XX, entre ellos, Russell Bufalino (Joe Pesci). ‘El irlandés’ es la crónica de uno de los grandes misterios sin resolver del país: la desaparición del legendario sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino). Un gran viaje por los turbios entresijos del crimen organizado: sus mecanismos internos, sus rivalidades y su conexión con la política del país, además de los últimos años de su vida.

Robert De Niro, Al Pacino, JoePesci y, en la dirección, Martin Scorsese, qué más se puede pedir a estas alturas de la vida, en una película con tanto impacto, tanto material y un personaje principal como Frank Sheeran. Nada.

Un  viaje por la historia del crimen, hilado y bien perfilado, construye sin temor tramas muy serias, sus esquemas propician la realidad en la que tantas veces ha trabajado Scorsese; en esta ocasión el contexto de cine de gánsteres vendría reforzado por quienes comparten escena o datos enciclopédicos apostando con fuerza por su absoluta estilización. “El irlandés” no corre el riesgo de pasar inadvertida, pese a haberse estrenado en muy pocas salas, sin embargo es una joya del cine que estará por un tiempo en la plataforma Netflix. ¿La definimos como obra maestra? No y mucho menos viniendo de las manos de Scorsese que tantas glorias ha dado a la historia del cine. Para mí, es una película espléndida, con un estilo riguroso y  generosas composiciones que son condición elemental de su creador junto a su compromiso sin claudicaciones. También se capta, sin florituras ni adornos extra, la voluntad de construir un discurso también sobre el cine, aquel de cuando existía como tal…

El reparto es pulcritud en la interpretación desde Robert De Niro, Al Pacino, JoePesci, Stephen Graham, Harvey Keitel, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano, KathrineNarducci, Jesse Plemons, Jack Huston, DomenickLombardozzi, Jeremy Luke, Gary Basaraba, Steve Van Zandt, Welker White, ActionBronson, Chelsea Sheets, Kate Arrington, Sebastian Maniscalco, Stephanie Kurtzuba, AleksaPalladino, MarinIreland, Jake Hoffman, Paul Ben-Victor, Louis Cancelmi, AlyMang, Jennifer Mudge, Patrick Gallo, Rebecca Faulkenberry, Larry Romano, Margaret Anne Florence, Barry Primus, Bo Dietl y J.C. MacKenzie, hasta Thomas E. Sullivan. La música del compositor, actor y productor canadiense Robbie Robertson imprime su valor individual y desarrolla un ritmo paralelo consciente de la calidad que adquieren las secuencias. En la foto, el director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto funde en su trabajo todos los momentos de la historia pasando a ser otro de los principales atractivos de “El irlandés”.

Recomiendo esta película pero aviso: son tres horas y media.

Qué mayores están todos aunque se les pueda trasformar en jóvenes…

Crítica: Joker

El director de cine americano Todd Phillips tenía fama de hacer un cine ligero, de humor muy propio, pero Phillips ha vencido al tiempo por el sencillo procedimiento de subirse a sus propias olas sobre una tabla de surf. Vencer al tiempo para dar un nuevo sentido a su obra, consolidándose con una película con la que mira a sus orígenes, recordemos “Hated” allá por el año 1994. Con guion del propio Todd Phillips y del también americano y gran guionista Scott Silver, basándose en un popular personaje de DC Comics, el conocido como archivillano de Batman, llega “Joker”.

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) es un hombre ignorado por la sociedad cuya motivación en la vida es hacer reír. Arthur trabaja como payaso de alquiler. Ya sea usando un cartel por la calle, en cumpleaños o entreteniendo en un hospital a niños enfermos, con sus ilusiones frustradas, a duras penas puede cuidar de su madre Penny (Frances Conroy), que está muy enferma, al tiempo que algunos días acude al programa de la noche del presentador Mary Franklin (Robert de Niro). La dignidad maltratada de Arthur, la exasperación infinita y la desorientación le llevarán a una sucesión de luces apagadas en su mundo…

Detrás del drama, mucho más que una historia en perfecto equilibrio no hay otra cosa que un mosaico de retratos humanos unidos por el azar y reales como la vida misma, sensitivos, apasionados, marginados, impulsivos o dúctiles. “Joker”, aclamada por la crítica internacional , configura un nuevo paisaje estableciendo complicidades derivadas del punto de vista que conjuga el universo por el que apuesta su mentor. Todd Phillips trata a su principal personaje con una dosificada mezcla de cariño e ironía, vive con él sus debilidades, sus miedos, sus cavilaciones, exhibe con orgullo a un personaje mítico que acredita y sujeta los principios del dogma. No cabe sino pasmarse ante la escalofriante imagen en sus absorbentes estampas, cuyo mayor riesgo es transmitir la tremenda sensación de la truculencia argumental y el impacto, que verdaderamente llega; no importa que las pautas por las que tiene que discurrir sean quizá una autosatisfecha tendencia a ese impacto, una vez inmersos en su atmósfera densísima y su lujo difícil de permitirse.

En “Joker” todo está en su sitio, es una película en la que el guion no se ocupa solo de un personaje grandioso, retrata toda su gama de matices, con sus altos y bajos, los oscuros y claros de ese mundo en el que vive a los pies de los caballos, huyendo de su pasado y odiando su presente con un sencillo código de honor humano. Una película que se sigue con interés y agarrada a la butaca por el terror que genera. Narrada con precisión, utiliza con sabiduría todos los elementos alrededor del personaje, con una gran lección de detalles.

El enfrentamiento del personaje de  mente enferma entre rebelde y asustadiza, su carácter, su sensibilidad. La forma en que se dice la música de Hildur Guðnadóttir, la habilidad en la fotografía de Lawrence Sher, todo, da lugar a una de esas películas de cine adulto e inolvidable con que el cine americano nos sorprende muy de tarde en tarde.

La travesía de Arthur Fleck, que en esta historia sabe que no puede recobrar una vida digna; la resolución de su shock emocional, que le ha sumido en la inanidad del miedo; es un espacio habitado por el actor que mejor puede representar ese territorio inmaterial: Joaquin Phoenix, actor sólido, contundente y eficaz, respondiendo a todos los parámetros obligados por “Joker”. Robert De Niro encuentra su lugar especial en esta película, un papel muy distinto a todos los que le hemos visto desarrollar. Las interpretaciones del resto de los actores y actrices, todas tienen un destacado aire estelar: Frances Conroy, Zazie Beetz, Brett Cullen, Dante Pereira-Olson, Douglas Hodge, Jolie Chan, Bryan Callen, Shea Whigham, Brian Tyree Henry, Mary Kate Malat, Glenn Fleshler, Marc Maron, Bill Camp, Josh Pais, Leigh Gill, Adrienne Lovette, Sharon Washington, Mandela Bellamy, David Iacono, Matthias Sebastiun Garry, Mick O’Rourke, Evan Rosado y Thomas W. Stewart. Estupendos.

Una película oscura y realista hecha para no todos los públicos.

Crítica: Malavita

Cartel de Malavita“Malavita” es la adaptación del libro ‘Badfellas’, de Tonino Benacquista, con dirección de Luc Besson escritor, director de cine y guionista francés al que recordamos por películas como “El Profesional (León)”, de 1994, y “El quinto elemento”, de 1997, entre otras. El polifacético cineasta nos presenta en esta ocasión una comedia negra.

“Malavita” recrea la historia de una familia mafiosa americana que decide huir y trasladarse a la región francesa de Normandia. Escapan bajo un programa de protección de testigos del FBI acompañados por un agente. Aunque hacen lo posible para adaptarse a su nuevo estilo de vida, enseguida se verán obligados a utilizar los viejos métodos para solucionar los problemas que les proporcionan su nuevo domicilio, el instituto y el entorno.

 Luc Besson ha demostrado ser un cineasta bastante versátil dejando de una manera clara su huella en el cine y siempre con la marca del país donde nació.

Los primeros minutos de esta irregular pero excitante comedia negra son lo que se puede considerar la rúbrica de un pintor en un cuadro que le han encargado pero en el que quiere dejar su sello. A medida que van pasando los minutos va aumentando la entrega del espectador gracias a una humorística y concienzuda puesta en escena que lidera holgadamente el amplio repertorio de acción de esta película, el verdadero secreto de superación en la nueva obra de Besson. “Malavita” en ningún momento pretende imitar el espíritu único del cine de gánster, se restringe a recrearlo con toques de gracia gruesa. Podría destacar el particular roce humorístico, más que en los diálogos, en los fotogramas. La idea es dar una vuelta de tuerca a las películas sobre la mafia y la violencia extrema.

El director francés vuelve a demostrarnos que sabe hacer cine con mérito doble, pues también firma el guión junto a Michael Caleo,  un texto frágil pero divertido que en ocasiones resulta legítimo. Es difícil calificar el género de esta película, con momentos de comedia negra, drama y acción.

Imagen de MalavitaA lo largo de “Malavita” vemos pasar ante nuestros ojos un gran reparto encabezado por Robert De Niro, esta vez nos da una actuación más convincente, ya lo echábamos de menos. Los personajes bien retratados en la historia componen un conjunto de individuos cargados de personalidades violentas, llevados hasta la línea que separa la cordura de la locura y la bondad de la maldad. Michelle Pfeiffer, John D´leo, Tommy Lee Jones, Dianna Agron, Domenick Lombardozzi, Vincent Pastore, todos imprescindibles para el resultado de la película. La música de excelentes notas la puso Evgueni Galperine, y Sacha Galperine y una muy buena fotografía fue obra de Thierry Arbogast.

En definitiva, “Malavita” es una película que distrae sin sorprender, que entretiene pero no estimula, una producción acertada desde los parámetros comerciales alejando a su director de su postulado autoral. Una película para los que creen en el cine, en que las ideas y los sentimientos se desarrollan a prueba de balas y para quienes les apetezca pasar una tarde de invierno entretenida entre risas, sin desdoblar reflexiones.

Sarcástica, básica, muy divertida.

Crítica: El lado bueno de las cosas

Cartel de El lado bueno de las cosasMattew Quick es el escritor autor de la novela en que se basa la nueva película del director, guionista y productor norteamericano David O. Rusell. Crítica de la película “El lado bueno de las cosas”.

Tras pasar ocho meses en una institución mental por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper), con trastorno bipolar, vuelve con a vivir a la casa de sus padres, el señor Pat (Robert de Niro) y la señora Dolores (Jacki Weaver). Viene preparado para  tener una actitud positiva y olvidar todo lo pasado. La institución mental ha puesto como condición para su libertad que visite a un terapeuta, el doctor Cliff Pattel (Ampam Kher) pero nada más llegar las cosas se complican cuando piensa que debe recuperar a su ex-mujer. Pasan los días, hasta que Pat conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una mujer viuda con muchos problemas de vecindad; al principio los dos son remisos a comenzar algo que no sea una mera amistad entre vecinos, pero pese a su mutua desconfianza inicial, entre ellos pronto se desarrollará un vínculo muy especial que les ayudará a encontrar en sus vidas el lado bueno de las cosas.

Aunque sean tan distintas entre sí las películas que hasta ahora ha rodado David O. Rusell, (“Tres Reyes” y “Fighter”), “El lado bueno de las cosas” tiene un denominador vagamente común, son historias de aprendizaje protagonizadas por personajes heridos.

El lado bueno de las cosas”, en su inicio, avanza de modo un tanto reservada dejando, sin embargo, claras sus intenciones desde los primeros instantes y motivando al espectador a seguir el divertido e interesente viaje que el realizador propone. Para todo ello, David O. Rusell maniobra con gran acierto, dejando lugar y espacio para que sus personajes se puedan desarrollar sobradamente y se puedan llegar a entender sus diversas estimulaciones.

el lado bueno de las cosas 2El lado bueno de las cosas” camina con buena estética en conjunto pero sin nuevas ideas ni giros inesperados, desde un principio es atractiva pero carece de momentos impactantes, no inventa ni crea estilo a pesar del conjunto de situaciones y diálogos muy interesantes. Su pilar es el guión, que hace reflexionar al espectador y entre situaciones divertidas nos muestra una  sociedad que trata de traspasarnos modos de vida, trata de sacudirnos de un lado a otro, nos hace dependientes y fáciles para perdernos en su vorágine vertiginosa.

El resultado es una comedia con algún arrimo dramático que despierta risas en el público. La austeridad interpretativa de Bradley Cooper se fusiona con el guión bien escrito y una buena dirección de actores. Es una película en la que su naturalidad nunca resulta artificiosa aunque nos la muestren exagerada. Bravo por el recuperado Robert de Niro que por fin tiene un papel donde volver a demostrar su calidad de buen actor. Todo el reparto hace un trabajo fabuloso. En cuanto a la resolución de “El lado bueno de las cosas”: yo le hubiera puesto menos azúcar.

Su mensaje: no se debe avanzar volviendo perpetuamente hacia atrás, hacia un pasado que se niega a marchar, que te tú niegas a que se marche.

Su reflexión: ¿qué es locura?

¿Quién nos dice qué es cordura y qué chifladura?

¿Donde están los límites?