Crítica: Beast
27 junio 2019 Deja un comentario
El director británico Michael Pearce ya había trabajado esporádicamente el tema de la intriga pero es con esta película con la que abre su presencia en la gran pantalla, ocupándose además del guion, para demostrar la primacía inteligente sobre el obscurantismo de la personalidad humana manteniendo al espectador expectante a lo largo de toda la historia: “Beast”.
Se abre la película con personas que buscan algo o escalan un monte. A continuación, en otro lugar, un coro de chicas que canta, la profesora (Geraldine James) es madre de una de ellas: Moll (Jessie Buckley), la chica es historiadora y se dedica a hacer de guía para los turistas que llegan a la isla de Jersey. Moll no es una chica muy guapa pero sí distinta, especial; su melena es rizada y su pelo rojo, su forma de vestir junto con su imagen la hacen peculiar y sus problemas de convivencia en casa marcan su carácter. Con la imposición de cuidar de su padre, Fletcher (Tim Woodward), que padece Alzheimer durante su tiempo libre, su mirada sumisa y descontenta completan a una joven escurridiza y aislada de la comunidad. La intriga comenzará en su fiesta de cumpleaños con todo el jardín y la casa llena de invitados, Moll decide coger su bolsito de mano y salir a bailar. Baila muchísimo con un chico muy majo y simpático, Leigh (Charley Palmer Rothwell), y esa situación la lleva a conocer a Pascal (Johnny Flynn), un chico guapísimo que vive solo y del que Moll queda prendada, Pascal también se fija en Moll y ambos tiran para adelante queriéndose como nadie. Todo parece normal, después la cosa poco a poco se va poniendo bien fea.
“Beast” es una historia de crímenes, crisis emocionales, de clases sociales y celos que supuestamente ocurrió en los años setenta en la isla de Jersey, Gran Bretaña.
No es fácil explicar por qué me ha gustado tanto esta película de Michael Pearce. “Beast” es una enfermiza película que tiene la extraña capacidad de satisfacer gustos posiblemente opuestos. En este film de intriga, la maldad no nace en ningún lugar, en ninguna parte, es algo inevitable que surge como estrofa cruel del paisaje… Es algo que puede sentirse, que percibes cómo emana como un aliento pesado que llega de cada ser.
Pearce, con enorme potencial, trabaja esta película sin una red que proteja del desastre absoluto a sus personajes, con un sugerente subtexto, no tan original como bien trazado, con puntos de interés dentro de una familia bien, que de repente se ven envueltos en la zarpa y la génesis de los traumas acunados. Pero en realidad la historia se va desgranando con muchos momentos de sencillez y ternura, y hace de esa apabullante ingenuidad la mejor de sus cualidades para trazar, desde una aparente lejanía, el retrato de unas manos de hierro con guantes de terciopelo, que deciden sobre la vida y la muerte. “Beast” es un drama psicológico con asfixiante tensión y atmósfera densísima a medida que se acerca un final inesperado e irremediable.
Cuenta con música de Jim Williams y la fotografía de Benjamin Kracun. En el reparto, la actriz irlandesa Jessie Buckley , hace muy buen trabajo interpretativo, no la conocía y me ha encantado. Sin duda también me ha parecido magnífica la actuación del músico y actor sudafricano, Johnny Flynn. Lo cierto es que todo el reparto siguen perfectamente los dictados del director: Geraldine James, Charley Palmer Rothwell, Hattie Gotobed, Shannon Tarbet, Trystan Gravelle, Emily Taaffe, Tim Woodward, Olwen Fouere, Amanda Smith, Richard Laing, Oliver Maltman, Barry Aird, Joanna Croll, Joshua Squire, Sam Dale, Maria de Lima, Claire Ashton, Djalenga Scott, Lance Hill, Melissa Gotobed, con el buen hacer de todos sale victoriosa una película que aunque no sea una obra maestra viaja por el cine con mucho oficio y eficacia.
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