Crítica: Madres paralelas

Quizás resulte redundante afirmar que Pedro Almodóvar  es uno de los autores más fantásticos de nuestro cine y, probablemente, la única voz activa en temática inclusiva, con una alta dosis de dramatismo humano e histórico. Su mirada con esta película crece en el género. La coherencia con que “Madres paralelas” enlaza con otros títulos del autor, confirma que saludemos con cariño la llegada de una película valiente y auténtica, una película de madres, hijas y amigas, sin escatimar en temas que a todos nos conmueven: “Madres paralelas”

Dos mujeres de la España de ahora coinciden en una habitación de hospital donde tendrá cada una su bebé. Ambas están solteras, lejos de presencia masculina, y se quedaron embarazadas por accidente. Janis (Penélope Cruz), de mediana edad, fotógrafa de profesión, está contenta con su embarazo y quiere tener a su bebé. Ana (Milena Smit) es una adolescente, jovencita asustada y confundida. Janis intenta animarla mientras pasean y esperan el parto por los pasillos del hospital. Las palabras, en ese momento tan importante, crearán un vínculo y un inimaginable destino entre ellas.

“Madres paralelas” es un intenso relato de mujeres valerosas, refinado y nunca casual. Es natural y llamativo, y de fondo enriquecedor. Brilla también por su condición de bienvenida a dos contextos muy distintos, por un lado, la austeridad y el encanto de la maternidad, una simbiosis gratificante, y por otro lado, el guion también del propio director, contiene un lujoso arresto atronador que propone una sutil agresión al equilibrado cruce temático con temas vedados a la humana tradición.

“Madres paralelas” es un cuento de esperanza, un relato en esencia de cicatrices de mujeres cercanas, heridas históricas a futuras generaciones que sobrevuelan el conjunto. Pedro Almodóvar trabaja magistralmente, no escatimando nada en sus temas habituales y con una gran intensidad política enriquece la historia y nuestro cine. El director conduce la intriga por “Madres paralelas” con la precisión de quien es capaz de convertir el más insignificante acto cotidiano en una escena inolvidable. Consigue que el espectador perciba una simple mirada como un posible mensaje que enriquece.

Al resultado contribuye, sin duda, la espléndida interpretación de Penélope Cruz. Es la séptima película que hace a las órdenes del gran director, semejante grado de complicidad se traduce en la pantalla con un gran talento interpretativo bien guiado, uno de sus trabajos más inteligentes, con entrega y responsabilidad. Milena Smit, vitaminada por la presencia del entorno y dotada de su propio bagaje, destila una gran simpatía. Sin ellas la película no sería igual.

“Madres paralelas” es una obra distinguida con el riesgo y la fortuna del corazón de su autor, no hay que esperar grandes innovaciones, lo que importa son los momentos de ese corazón de memorias. La recreación de escenarios y momentos es asombrosa, con un inequívoco aliento almodovariano. Con una trama que golpea la excesiva suerte de los que vivimos también en el recuerdo

El acierto del castin: Penélope CruzMilena SmitIsrael ElejaldeAitana Sánchez-GijónRossy de PalmaJulieta Serrano, Adelfa Calvo, Ainhoa Santamaría, Daniela Santiago, Julio Manrique, Inma Ochoa, Trinidad Iglesias, Carmen Flores, Arantxa Aranguren, José Javier Domínguez, Chema Adeva y Ana Peleteiro. En la música de Alberto Iglesias, hay motivos para la alegría, emerge en ella un compositor capaz de mostrar su milagro. Un compositor excelente.

Para más excelencia, de la fotografía se encarga José Luis Alcaine, el director sabio de la imagen, otro paso más en su sueño.

Una película que hace reír, llorar. Pasar miedo y emoción. Véanla.

Crítica: Dolor y gloria

Somos muchos los seguidores del maestro que esperábamos esta obra desde hace años, para degustar su realidad, para asistir al despertar de vocaciones artísticas y eruditas, para sentir profundamente la colaboración de las expresiones, la carga emocional, la desolación, la reconciliación y el lenguaje cinéfilo del gran director manchego Pedro Almodóvar. Eso nos trajo “Dolor y gloria”.

Pedro Almodóvar utiliza todo su ingenio y una mirada tan agridulce como penetrante para mostrar un perfecta galería de personajes con una ilimitada fuente de valores. Con “Dolor y gloria”, Almodóvar nos introduce en su universo fílmico, donde vive Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director de cine con algunos problemas físicos y psíquicos que condicionan su vida y su trabajo. Tiene esta película espacios de realidad, cuando, entre imágenes actuales, se nos deja ver el pasado en entrañables flashbasck, una pequeña parte de la infancia del director en los años 60, en esta ocasión con Salvador (Asier Flores), cuando emigró con su madre (Penélope Cruz) a Paterna, en busca de prosperidad. Continúa la cadencia del film enarbolando una gran suerte de situaciones, que el relato ofrece en una magnífica armonía dulce y amarga, y de nuevo como en un espejo retrospectivo que recoge imágenes del pasado damos otro paso a las espaldas de la que fue la vida de Salvador Mallo: años ochenta en Madrid, la juventud, la diversión, los excesos, las ilusiones y el primer amor, la felicidad y el dolor, el máximo dolor de una brusca ruptura. Cuando aún se amaba escandalosamente…

Hay muchas lecturas en “Dolor y gloria” y vuelan entre sus luces diversas filosofías pero por encima de todo está la sabiduría de un hombre del cine con una libertad, una anarquía y una seguridad que llevan su trabajo a extremos delirantes. Pedro Almodóvar convierte con su esencia y su gracia lo árido en rosas, en el calor de un cine que nuevamente trenza en su silencio, sueña con su visión, acaricia su pelo blanco y exalta su voz y su gemido ante el drama que su escritura crea.

 “Dolor y gloria” es un ovillo de simbologías que tiritan en la esquina de la escritura, del amor, de la familia, de la necesidad del cine, del vacío, el dolor, la creación, la dificultad, la inspiración, la esperanza, la recuperación y la hermosura de los elementos.

Solo en apariencia la nueva película de Almodóvar “Dolor y gloria” está lejos de sus películas históricas, dramas y comedias visitadas por un lenguaje jovial en apretado grupo de satisfacciones y éxitos. La última película del cineasta español encuentra un vehículo perfecto para integrar sus habituales reflexiones morales. No es fácil describir este trabajo que es capaz de reivindicar tanto, solo y nada más que con la valiosa herencia que Pedro Almodóvar lleva en la maleta.

De otro lado, tenemos la música que acostumbra, como elemento integrante e integrado en la concepción de la película, en cuya realización participa como un factor más de los que acompañan, y su responsable es Alberto Iglesias. En el equilibrio de la fotografía está el ya muy premiado director de foto José Luis Alcaine, que hace un delicado y portentoso trabajo, con la inestimable compañía del elenco de actores que con su participación en la película nos conducen de la mano de la historia mejor contada de Pedro Almodóvar. Existe una marcada predisposición emocional de los intérpretes en las escenas, predisposición de entrega cargada de profesionalidad. La caracterización de personajes, la sensibilidad dramática, la verisimilitud, la libertad de palabra define un espacio muy importante en el relato. Antonio Banderas, que ocupa una porción enorme en el metraje cumple tanto su misión que hasta sus miradas quedan para la reflexión. Asier Etxeandia, Penélope Cruz, Leonardo Sbaraglia, Julieta Serrano, Nora Navas, Asier Flores, César Vicente, Raúl Arévalo, Neus Alborch, Cecilia Roth, Pedro Casablanc, Susi Sánchez, Eva Martín, Julián López, Rosalía y Francisca Horcajo, todos con interpretaciones sublimes.

No me gusta decir: obra maestra, digo solamente que he sido náufraga en los mares de “Dolor y gloria”. Sí, lloré bajo la tempestad.

Véanla.

 

Crítica: Julieta

JulietaPedro Almodóvar en la adaptación de tres relatos cortos de la escritora Alice Munro proyecta una vez más una historia de mujeres. Otra película siguiendo la tendencia realista que el director manchego imprime a sus trabajos. Diálogos, configuraciones y significados hacen que esta obra marque sin duda un lugar destacado en la filmografía del cineasta. Critica de la película “Julieta”.

Cuando Julieta está a punto de abandonar Madrid para irse a vivir a Portugal, se encuentra por casualidad con Bea, una antigua amiga de su hija Antía, de la que no sabe nada desde hace años. Bea le cuenta que vio a Antía en el lago Como, en Italia, y que tiene 3 hijos. Aturdida por la noticia, Julieta cancela su viaje a Portugal, y decide escribir sobre su hija, desde el día en que conoció a su padre durante un viaje en tren.

No le hubiera podido echar mayor rigor Pedro Almodóvar a la elaboración pausada y delicada de la imagen y ese puntillismo casi enfermizo en la autenticidad de la narración. La sensible belleza de los escenarios. La frialdad a veces. “Julieta”: dolor, culpa y pérdida.

“Julieta” es la historia de vidas atravesadas de sufrimiento por las circunstancias, pero acaso lo más interesante de la trama, si la miramos con austeridad, sea el retrato en profundidad de los sentimientos, es decir, plasmar sin ningún tipo de choque manifiesto, como desde el interior del personaje, el recorrido de una mujer que no hace otra cosa que vivir donde sus sentimientos la llevan, ya sea para ser feliz o para morir de dolor. Él lo hace. Almodóvar repasa todo el panorama de los personajes imponiéndoles su estilo levemente, con un excelente sentido de las elipsis y sobrada capacidad para capturar los detalles, explorando el mundo femenino sin ambigüedades ni proclamas. Un cine también de raíz literaria profusa e inteligente. Delicado con el universo interior, modesto y funcional, encadenando todas sus figuras hacia una resolución con capacidad de latir en el recuerdo.

Imagen de JulietaLas pinceladas de color y la fotografía de Jean-Claude Larrieu tienden a sugerir lo interminable, esto deriva del énfasis que Almodovár y su director de fotografía ponen en conjuntos fortuitos, que representan fragmentos más que totalidades, creo que recordaré siempre el corte de pelo rubio claro de Julieta joven y el jersey azul eléctrico, recordaré la imagen sondeando los estados de ánimo, recordaré el contexto que proporciona en esta película la fotografía dándonos maestría sin definirla, una fuerza indeterminada arropada en un conjunto por naturaleza genial y oportuno.

Buen reparto también, para ello, el director se basa nuevamente en unos buenos profesionales tanto para protagonistas como para papeles secundarios: Emma Suárez (Julieta mayor), Adriana Ugarte (Julieta joven), Daniel Grao, Inma Cuesta, Darío Grandinetti, Rossy de Palma, Michelle Jenner, Pilar Castro, Susi Sánchez, Joaquín Notario, Nathalie Poza, Mariam Bachir, Blanca Parés, Priscilla Delgado, Sara Jiménez, Tomás del Estal, Agustín Almodóvar y Bimba Bosé. Todos llegan donde el personaje exige con acierto y éxito.

En la música Alberto Iglesias se funde con sus acordes en cada movimiento, como urgido por un deseo de adornar las imágenes empleando todo tipo de destrezas. Sus composiciones llaman la atención del espectador por ser bellas en sí mismas.

Con todo, pondría a “Julieta” entre las mejores películas de Pedro Almodóvar. Un merecido primer puesto.

Crítica: Los amantes pasajeros

Cartel de Los amantes pasajerosLa esperada y deseada nueva película de Pedro Almodóvar se estrenó el viernes pasado en España. Excéntrica y alocada nos muestra el lado más desenfadado de su realizador. Crítica de la película “Los amantes pasajeros”.

Un avión sale de Barajas con destino a Ciudad de México, la tripulación, una absoluta colección de personajes singulares, Joserra (Javier Cámara), Fajas (Carlos Areces), Ulloa (Raúl Arévalo);  los pasajeros: Bruna (Lola Dueñas) adivinadora, Norma (Cecilia Roth) dominatrix, Galán (Guillermo Toledo) actor, Mas (José Luis Torrijo) director de banco, Infante (José María Yazpik ) un mexicano matón, un joven recién casado (Miguel Ángel Silvestre) y una chica recién casada (Martí Laya). Durante el vuelo, una avería hace que los pasajeros al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a dejar ver los asuntos más íntimos de su existencia. Ellos nos encajarán en una comedia delirante.

Durante muchos años he tenido la oportunidad y el placer de disfrutar de las películas de Pedro Almodóvar. Pocas horas después de haber visionado “Los amantes pasajeros”, repaso varias de sus obras y encuentro en su perímetro una órbita destinada al espectador; al contrario que en este nuevo trabajo. Aquí cada toma, diálogo o intención no ha sido creada para el público, sino para la contemplación exclusiva de sus más fieles seguidores y, por supuesto, para darse el gusto el propio director de hacer lo que le apetece. La película no cuenta con ningún módulo de creatividad, sino que más bien tiene todas las características de una comedia escueta y con cierta aparatosidad en bastantes pinceladas, y digo pinceladas, porque a mi entender toma prestadas señales de otras de sus realizaciones en el pasado. No me extraña nada que Almodóvar haya dado rienda suelta a su años más añorados, retrocediendo en el tiempo y así metiéndonos en la alucinación de sus inicios; esta película me recuerda mucho a “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón”, es indudable que el guión no es nada original y que peca de estar infecto por la licencia de tener sus semejanzas con la aludida y otras de sus obras más añejas.

La historia, que en un principio cuenta con muchos puntos que podrían hacer que la risa quedara avalada, nos presenta muchas escenas que no se consiguen, pudo ser el principio de un sinfín de carcajadas, pero dichas carcajadas se van apagando a medida que avanza el metraje, quedándonos en el rostro una simple sonrisa delineada.

Imagen de Los amantes pasajeros

“Los amantes pasajeros” aborda una situación absurda, -por ahí perfecto-, pero sin arriesgar lo más mínimo, nada más que el típico supuesto de atraer al público. No quiero desanimar a futuros espectadores porque en realidad en mí quedaron sentimientos mezclados que se cuestionan qué quiere decirnos Almodóvar con esta película. Quisiera, pero no le percibo el sentido. Quizá esta desavenencia me venga porque películas como ésta en la filmografía de Almodóvar fueron efectivas, dieron buenos resultados, ya lo sabemos, sin embargo ahora estamos acostumbrados a recibir más de nuestro admirado director, yo esperaba mucho más.

En “Los amantes pasajeros”  hay gracia, hay chistes, situaciones comprometidas, buenos actores, excelente fotografía y acertada dirección de actores. No hay diálogos lucidos, ni originalidad, por no hablar de una falta total de lógica que no sea esperpéntica.

Me he sentido en la película como llevada por la idea de que lo bueno estar por llegar pero conozco bastante al director manchego, por lo cual ya adiviné el desenlace. Respeto el trabajo de nuestro más internacional cineasta, solo le pido para la próxima, una poética, brutal y fina turbación en un lienzo bello para que el espectador disfrute y se embelese con la huella de Pedro Almodóvar.

Trailer de Los amantes pasajeros

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