Crítica: 20 000 especies de abejas

Estibaliz Urresola Solaguren, directora de cine español, después de estrenar dos cortos con mucho éxito nos presenta, con su primera película “20 000 especies de abejas”, una historia tierna pero al mismo tiempo reflejo de un duro problema. Un magnífico ejemplo de documento testimonial.

Al protagonista le pusieron por nombre Aitor(Sofía Otero), tiene ocho años y no encaja en las expectativas de su mundo de chicos. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre. Él tiene para sí un nombre de chica: Lucía. Su padre y su madre, Gorka (Martxelo Rubio) y Anne (Patricia López Arnaiz), aprovecharán las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa de su tía Lourdes (Ane Gabarain) y su abuela Lita (Itziar Lazkano), una casa en la que también vivió el padre de Anne y de la que ella conserva bellos recuerdos. Una casa acogedora y su tía Lourdes, una gran especialista en hierbas, en los campos y en abejas. Eso está muy bien para los pequeños en vacaciones.

Esta película de Estibaliz Urresola Solaguren parece que no es una película sino que son varias, un manifiesto político, un proceso creativo y un canto al poder de lo femenino, y además un retrato de mujer y su historia.

“20 000 especies de abejas” contiene además una lágrima incomprendida que delata la sepultada humanidad de la sociedad, evidenciando a un niño escondido, siempre a la espera tras el absurdo del miedo. Su directora y guionista, tan hábil en hacer guiones sólidamente documentados, crea una escena eficaz y se alza en un baluarte de cine serio en el que nada es casual. El film entra en los temas que quiere con múltiples y espinosas vertientes que Urresola jamás olvida; denunciando a la sociedad, en un drama de nuestros días que todos miramos con complejidad sin omitir sus componentes emotivos.

Me encanta que hablen la lengua de su tierra y me encanta el trabajo bien hecho de todo el elenco Sofía Otero, Patricia López Arnaiz, Ane Gabaraín, Itziar Lazkano, Martxelo Rubio, Sara Cózar, Miguel Garcés, Unax Hayden y Andere Garabieta, imposible destacar a alguien por encima de los demás pero vamos a hacer lo imposible y repararemos en Sofía Otero, toda ella contradicción y fragilidad, cruda y liberal, protagonista de esta joya de película que podría elegirse como símbolo perfecto de este género.

Véanla. Es tierna, es sincera y es muy bonita. Lenguas y visiones del mundo, vigencia en su planteamiento, actualidad en el paisaje. En resumen, un film que te llega con la candencia de lo previsto pero también con la insobornable voluntad de denuncia pero sin hacer de ese problema la fuente misma de un goce. Hay en la película un respeto emocionante por todos los personajes y un delicado equilibrio entre lo que se muestra y la necesidad de crear la reflexión que hace esta película tan necesaria. Véanla, es toda identidad.