Crítica: Pelo malo

Pelo maloMariana Rondón nació en Barquisimeto, Venezuela, en 1966. Es directora, guionista y productora. Estudió cine en la Escuela Internacional, en Cuba, y animación en Francia. En 1990 creó, junto con otros cineastas latinoamericanos, “Sudaca Films”. Entre sus obras destacan “Calle 22”, cortometraje con el que sería premiada en el Festival de Biarritz en 1994. “A la media noche y media”, de 1999. “Postales de Leningrado” con el que ganaría en 2007 el gran Premio Abrazo en el Festival de Cine y Cultura de América Latina y en 2013 consiguió la Concha de Oro en el Festival Internacional de San Sebastián con “Pelo Malo”.

Junior (Samuel Lange Zambrano) es un niño de nueve años que tiene el pelo rizado. Él quiere alisárselo para la foto del anuario de la escuela, pues así lo llevan los cantantes pop que están de moda. Esta circunstancia lo lleva a enfrentarse con su madre. Lo que Junior quiere es ponerse guapo para que su mamá (Samantha Castillo) lo quiera, pero ella lo rechaza cada vez más.
No es fácil sostener una película con un personaje de estas características sin que resulte forzado y en ese sentido la obra de Rondón pasa la prueba con sobresaliente. La familia funciona alrededor de una pieza y a través de ahí toda la representación. Las joyas del cine no tienen que ser sofisticadas ni excesivas para que lleguen al espectador, no tienen por qué estar firmadas por un autor superlativo, ni esconder una intriga que te tenga pendiente a la pantalla, “Pelo malo” lo hace desde su rango casi documental de una historia en Venezuela, con un hecho ficticio y nimio, te introduce en el alma de un niño y te acerca a una barriada pobre; la familia, los comercios, los vecinos, la escuela y las calles. Imagen Pelo MaloLlevada por Mariana Rondón, autora también del guion, no hay sensacionalismo ni ataque pero sí brutalidad social, aquella que hace que se vuelva la espalda a los problemas de países pobres en referencia pero ricos en esencia, el caso de Venezuela, un país rico, enormemente rico, saqueado durante décadas por sus gobernantes. Sin buscar datos y deteniéndonos solo en la historia que vemos y reflexionamos, es como una historia absurda que muestra una realidad certera tanto en lo real como en lo metafórico.

Un retrato amargo y por momentos agridulce en acento y en tejido.

La música, de Camilo Froideval. La fotografía, de Micaela Cajahuaringa. Mención especial para Samantha Castillo y Samuel Lange Zambrano. El resto del reparto, sensibles y naturales en su interpretación: Beto Benites, Nelly Ramos, María Emilia Sulbarán.

En palabras de Mariana Rondón: “Grabar allí era como lanzar una pregunta para que hablemos sobre las utopías, para que recapitulemos, las cuestionemos y no sigamos reencauchándolas sin haber conversado sobre ellas. Mensaje que se enmarca el tema principal de la película: la intolerancia de un país que vive bajo el dominio de la polarización política y cómo esa falta de respeto penetra en lo más íntimo de las relaciones personales”

Una película para ver desde los ojos puros de la honradez.

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