Crítica: La gran seducción

la gran seducciónUn divertido testimonio que estampa una visión genérica sobre la cuestión que trata. Sin duda es una película agradable de ver, que despierta la empatía en el espectador y supone una bonita reivindicación. Crítica de la película “La gran seducción”, de Don McKellar.Los habitantes del pueblecito costero de Alaska tienen que encontrar a un médico si quieren que una empresa construya una fábrica en la zona. La tarea se le encomienda a Murray (Brendan Gleeson) aunque todos los vecinos están dispuestos a colaborar. Es un pueblo de orgullosos pescadores, pero a causa del paro que les azota, se ven obligados a vivir de subsidios gubernamentales. Con el tiempo, el orgullo deja paso a la nostalgia. La empresa que está dispuesta a instalar la fábrica en el término municipal, dice que no reúnen las condiciones y que, sobre todo, necesitan un médico. El médico está solicitado y no hay nada que puedan hacer. Sin embargo, un joven doctor, Lewys (Taylor Kitsch ), que va a pasar un mes en el pueblo para relajarse de problemillas varios, hace que renazca en todos la esperanza. Ésa es la razón por la que Murray, con la colaboración de los vecinos, decide hacer todo lo posible para que el atractivo del lugar le resulte irresistible al visitante. A partir de ese momento, todos los vecinos intentan seducir al doctor para que se quede con ellos de forma permanente.»

«¿De que será la fabrica?», preguntan los vecinos al tiempo que se responden: «Producen empleo… y eso es lo importante en este momento, porque cuando llega el penoso momento de la necesidad extrema ya todo da igual…».

Imagen de La gran seducciónUna vez más, aunque algo diferente en su desarrollo, salta esta obra a la gran pantalla. Realizada por el director de cine Jean-François Pouliot en el año 2003 con un gran éxito en festivales y con grandes reconocimientos, es ahora Don McKellar quien dirige este remake atreviéndose con los varios universos que encierra el guion, a los que tiñe de un aliento estético, quedando a la vez perfectamente expuesta la problemática y lectura de una historia, que aunque tintineada en son cómico, es el tremendo problema social de las clases trabajadoras, que no tienen trabajo, valga el contrasentido. Aunque el drama no lo sentimos en el momento, la reflexión viene más tarde cuando sales de la sala del cine y piensas bien lo que acabas de ver.

La película es todo un ensayo visual sobre el compañerismo, la necesidad, la amistad, la soledad y el desamparo, en que quedan muchos pueblos pequeños. Una muestra de cómo la realidad se funde con la ficción y cómo una comedia sencilla puede decirnos más sobre la vida que un tremendo drama.

McKellar juega, con ingenio despierto, a evocar ese problemático mundo y lo hace acudiendo a todos los recursos del género, lo que demuestra que comedias como “La gran seducción” resultan  especialmente inteligentes.

El guión es de Ken Scott Michael Dowse, la fotografia Douglas Koch y en el reparto destacan Brendan Gleeson, Taylor Kitsch, Gordon Pinsent, Liane Balaban, Mark Critch,  Mary Walsh y Morgan T. Lee.

La recomiendo.

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