Crítica: Mujercitas

La directora de cine Greta Gerwig nos obsequió en el 2019 con su segunda película. La memoria nos lleva hasta “Lady Bird”, su primer largometraje. En esta ocasión, su guion se basa en la famosa novela de Louisa May Alcott: “Mujercitas” que nos narra la vida de una familia.

Greta Gerwig pinta las arduas condiciones de la vida en una comunidad y los cambios que ocurren gradualmente en unos difíciles años, los intereses de la película se centran en la vida de una sola familia. Gerwig la muestra así: la joven Meg (Emma Watson), Amy (Florence Pugh), Jo (Saoirse Ronan) y Beth (Eliza Scanlen) son cuatro hermanas, alguna de ellas en plena adolescencia, que viven con su madre, Marmee (Laura Dern). Están en Nueva Inglaterra, Estados Unidos, sufriendo de lejos su Guerra Civil. Lo que sí les afecta de lleno es que su padre Father March (Bob Odenkirk) está allí, en la guerra. Ellas no viven del todo mal, se administran bien y tienen la ayuda y el cariño de su cocinera Hannah (Jayne Houdyshell), que les ayuda cuanto puede. Las cuatro muchachas tienen fantasías con su futuro; Beth quiere dedicarse por entero a la música, Meg quiere ser una actriz de renombre, Jo quiere ser escritora y Amy, una pintora importante. En medio de todas sus variadas vocaciones artísticas, anhelos juveniles y pensamientos contradictorios descubrirán el amor, la imposibilidad de lograr algo a veces y la idea del cariño y la familia como viento poderoso; como casi un huracán…

Desde que en septiembre de 1868 Louisa May Alcott editara su libro “Mujercitas” pasaron muchos años hasta que en el 1933 el director neoyorkino George Cukor, con el título “Las cuatro hermanitas”, realizara la primera película basándose en la famosa novela. Después cabría añadir varias series para televisión y cuatro películas más para la gran pantalla, todas de gran impacto. A esta tremenda vorágine de historias iguales, hay que sumar la “Mujercitas” que hoy nos ocupa, con un gancho comercial artísticamente necesario, pensada para gustar, la directora propone unas opiniones que no son las de entonces, pero no por casualidad, recae en la fragmentación del original en momentos clave y para concluir su película.

Greta Gerwig, cuya primera película, como ya he dicho, fue una destacada obra de cine, tiene en “Mujercitas” un inequívoco aliento americano; poco a poco y a medida que la trama avanza, sin frivolidades de espectáculo golpea sutilmente al espectador con su pericia técnica, la recreación de escenarios, vestuario, además de una farsa ligera dialogada con la tierna alegría de la juventud. Una nueva mirada a la historia, después de todo es el reverso oculto de la América que se veía en aquellos tiempos.

Gracias, Greta Gerwig, por refrescar la memoria, con este nuevo episodio de la historia del cine.

No solo Saoirse Ronan, avalada por el precedente de “Lady Bird”, y Timothée Chalamet, se encuentran en estado de gracia sino que “Mujercitas” también luce las buenas actuaciones de Emma Watson, Florence Pugh, Eliza Scanlen y Meryl Streep, en secuencias propias y de los momentos grandes. Junto a esto, el cordón umbilical que todo el reparto impone en cada interpretación: Laura Dern, James Norton, Louis Garrel, Bob Odenkirk, Chris Cooper, Tracy Letts, Abby Quinn, Sasha Frolova, Jamie Ghazarian, Hadley Robinson, Ken Holmes, David Arthur Sousa, Jayne Houdyshell, Jen Nikolaisen, Domenic Arduino, Tom Kemp, Mikayla S. Campbell, Edward Fletcher, Lilly Englert, Rob Lévesque, Kayla Caulfield, Cassidy Neal, Adam Desautels, Bill Salvatore, DashBarber, JasonMulcahy, Tom Stratford, Erin Rose, Lonnie Farmer, Robert Marsella, Bill Mootos, Yefim Somin, Adam Teper, Alexander Davis, Thomas J. Berry, Scott Sederquist, Michael Cassata, Dave Maguire, Yair Koas y Brian Tobin. Música del gran compositor Alexandre Desplat. Fotografía del francés Yorick Le Saux.

 

Crítica: Lady Bird

La joven cineasta estadounidense Greta Gerwig se encarga de la dirección y el guion de “Lady Bird”, su primer largometraje, con el que da un paso enorme en el mundo del cine. Hasta ahora conocida por algún proyecto en películas de compañeros y principalmente por su carrera de actriz, Greta Gerwig por encima de todo confiere a su relato equilibrio en su mirada emocional de la adolescencia.

Christine McPherson, que se hace llamar Lady Bird McPherson (Saoirse Ronan), es una joven adolescente que vive en Sacramento, California, junto a su familia. Su madre Marion (Laurie Metcalf) es una mujer preocupada por el bienestar de su familia, sumergida en una clase social media baja, en la que el dinero no les llega para todas las necesidades, sobre todo para los pensamientos de futuro de su hija, Lady Bird. Ella trabaja como enfermera y su marido y padre de la chica, Larry (Tracy Letts) no tiene trabajo. Lady Bid McPherson o Christine, como queramos llamarla, es una joven muy insegura, acomplejada y rebelde. Se siente fustigada por el entorno y quiere salir de esa ciudad que desprecia.

Greta Gerwig, dotada para hablar de la juventud en la sociedad de primeros de los años 2000, juega a fondo la baza de un drama social. Cada personaje tiene su cometido, que es hablar de su vida y vivirla en paralelo con lo que acontece en su país.

“Lady Bird” es la crónica de algo que ya hemos visto en muchas películas: la rebeldía de la adolescencia, la búsqueda de identidad. Pero Greta Gerwig articula su guion de una forma novedosa y con un texto de riqueza coloquial, atinada. Con confiado aplomo, apoyada en imágenes sumamente realistas, tan inmensas a veces como las lágrimas compartidas de la madre y la hija, mensajes sin duda extraordinarios desde ese mundo ferozmente cerrado a razonar. También la directora tiene la necesidad de trasmitir los sentimientos de la sociedad americana y lo hace del modo más claro y didáctico, y con toda su contundencia narrativa en el texto y  el subtexto. “Lady Bird” es una estampa social muy de mujeres, tomando cuerpo en un personaje cuyo rechazo hacia sí misma consigue la transparencia que el espectador necesita para conocerla bien.

La música la pone el compositor americano de pop rock Jon Brion. En lo visual, aplaudimos al director de fotografía Sam Levy y, en el reparto, Saoirse Ronan ha encontrado en “Lady Bird” el vehículo idóneo para reflejar perfectamente a una chica joven a contracorriente, transmitiendo con propiedad el latir de un montón de corazones, estupenda interpretación, creo que la mejor de su carrera. Laurie Metcalf, consigue con brillantez que amemos a su personaje. El resto de actores y actrices: Lucas Hedges, John Karna, Beanie Feldstein, Tracy Letts, Timothée Chalamet, Danielle Macdonald, Bayne Gibby, Victor Wolf, Monique Edwards, Shaelan O’Connor, Marielle Scott, Ithamar Enriquez, Christina Offley, Odeya Rush, Kathryn Newton, Jake McDorman, Lois Smith, Andy Buckley, Daniel Zovatto, Laura Marano, Kristen Cloke y Stephen Henderson, todos subrayan con acierto las vidas contradictorias de sus personajes .

“Lady Bird” me hace recordar una frase de Stanley Kubrick: “Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después”.