Crítica: No mires arriba

Adam McKay  es el director y guionista de “No mires arriba”, ayudado por una historia de David Sirota. Cualquiera que vea cine desde hace años tendrá la certeza de haber visto películas de Hollywood con temática parecida en la cual se enaltecía  a un personaje que nos situaba bajo el cielo infernal para rescatar al mundo. Ese héroe salvador. “No mires arriba” da un giro a la cámara para plantear un relato que nos interroga.

Primero, un aviso, esta película dice estar basada en posibles hechos reales, interpretando dicha frase de forma literal, es decir, aquí la palabra clave es basada. No tanto en hechos como en indicios, en supuestos, en personas y personajes. De esta forma, no es una ilustración ajustada sobre unas vicisitudes acaecidas sino un ejercicio narrativo de realidad ficcionada, que toma unos hechos solo como premisa para llevarlos a sus más incuestionables extremos.  Es un monumento tremendo de burla.  El propósito de esta comedia es ofrecer correctivos morales para conocer mejor un país; aporrear y exponer a través de la exageración, en un mundo que a veces es más absurdo de lo que el cine podría aventurar. No busca mostrar una denuncia, o sí; o tal vez, con un gran elenco de actores y actrices, señala un problema político perpetuado durante generaciones.

Es de admirar la escalofriante credibilidad que arroja en sus absorbentes  vicisitudes esta película.

Lo nuevo de Adam McKay  va de ángeles, diablos, cielo. Tierra e infierno. La interpretan en sus papeles principales la actriz Jennifer Lawrence como  Kate Dibiasky, estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio). Ambos hacen un descubrimiento tan extraordinario como terrorífico: un enorme cometa lleva un rumbo de colisión directa con la Tierra.  Kate y Randall emprenden una gira mediática para advertir a la humanidad de su gran preocupación.  Se lo dicen a la presidenta de EE.UU. , Orlean (Meryl Streep), y a su hijo que es  jefe de su  gabinete, Jason (Jonah Hill); a la televisión , en  un programa matinal con muchísima audiencia presentado por Brie (Cate Blanchett) y Jack (Tyler Perry) se lo dicen o comunican a todos los medios importantes del país. Pero… solo quedan seis meses para el impacto del cometa y deben conquistar la atención de un público bastante acomodado y conformado políticamente…

“No mires arriba” da buena cuenta del talento de Adam McKay, un director de regla cinéfila muy particular, independiente y con mucha enjundia, como ya hemos podido comprobar en algunas de sus películas, como “El vicio del poder”, una contribución originalísima a su fértil filmografía. McKay es un cineasta que no necesita florituras ni grandilocuencia para trasmitir lo que pretende. Aquí, en “No mires arriba”, toca el tema con fuerza y toda la delicadeza que la historia le permite sin olvidar el tono sardónico  y un sugerente subtexto, a la vez que saca  una película de hondo calado humano, un conmovedor retrato para el final de un camino.

Miniatura perfecta regida por una lógica absolutamente real, una parábola alrededor del poder y la sabiduría. “No mires arriba” es una mirada de cámara y un montaje con idea de reclamar, un drama sin melo,  una emoción real, un tono alto, un tono bajo. Una narración seca, fría, delicada y cómica.

Explicada con respeto al espectador y encajando todas las piezas sin efectismos por un elenco escogido, con buenas interpretaciones  subrayando el propósito, es difícil imaginarla sin, Jennifer Lawrence, Meryl Streep , Cate Blanchett y, muy especialmente, sin Leonardo DiCaprio. El actor escapa a cualquier calificativo para establecer un inquietante equilibrio entre la pasión, la fascinación y la náusea. La sensibilidad y la sencillez.

Música del compositor y productor de cine neoyorkino Nicholas Britell. El director de fotografía sueco Linus Sandgren, fenomenal. En el reparto Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Jonah Hill, Rob Morgan, Mark Rylance, Tyler Perry, Timothée Chalamet, Ron Perlman, Ariana Grande, Kid Cudi, Tomer Sisley,  Himesh Patel, Melanie Lynskey,  Michael Chiklis, Paul Guilfoyle,  Robert Joy,  Meghan Leathers,  Hettienne Park, Ross Partridge y Dee Nelson.

“No mires arriba” es una ducha total de inteligencia viajando más allá de los límites, pero no la mejor película de su director Adam McKay, aunque tiene un perfecto carácter.

Véanla.

Crítica: El lobo de Wall Street

El lobo de Wall StreetAun midiéndola con el rasero de sus generosas producciones anteriores, resulta excepcional. Una película de una inusitada carga amoral, con unas tremendas escenas de adicción, trampa y traición en un alegato excéntrico a la avaricia humana. Crítica de la película “El lobo de Wall Street”, la última obra de Martin Scorsese.

Terence Winter  crea el guion del libro escrito por Jordan Belfort sobre su vida: en la película, Leonardo DiCaprio encarna a este multimillonario corredor de bolsa al que le embrujaba la popularidad, el lujo y el dinero.  Jordan Belfort  llegó  a ser uno de los hombres más ricos del mundo.

“El lobo de Wall Street” es una  película de tres horas de duración, con el magnífico lenguaje del maestro Scorcese. El mundo que crea se va alejando más y más de la realidad objetiva, fruto en parte de la imaginación y la propia realidad, hasta formar un universo que invita a pensar hasta dónde estamos engañados.

Qué puedo decir de este cineasta que no se haya dicho, Scorsese ha demostrado ser uno de los talentos de la historia del cine actual, además de poseer una portentosa capacidad para despertar la inquietud y el interés del público como lo demuestra con cada nuevo trabajo.

Con esta película Martin Scorsese siente la necesidad imperiosa de plasmar la historia bajo su visión satírica, una visión que prima en todo momento sobre cualquier tipo de consideraciones; una actitud a la que sus detractores pueden atacar  pero que también le puede llenar de premios. Para algunos espectadores el carácter excéntrico y casi surrealista de la película  resultará irritante, pero la mayoría se sienten fascinados por sus imprecisiones, por su valentía y por la complejidad de su puesta en escena, que pretende no solo una obra de arte, sino congeniar con la innovación, a la par que proponer una fascinante morfología de proceso creativo.

Imagen de El lobo de Wall Street

“El lobo de Wall Street” constituye una de las experiencias audiovisuales más ricas y provocativas que ha dado el cine en mucho tiempo. Una vorágine de imágenes, música y locura para mostrar el poder del dinero.

En el reparto, Jonah Hill, Matthew McConaughey, Jean Dujardin, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Bernthal, Jon Favreau, Ethan Suplee, Margot Robbie,Cristin Milioti, Katarina Cas, Joanna Lumley, Spike Jonze, Chris Kerson, Shea Whigham, todos de un acierto interpretativo significativo, pero a quién  verdaderamente hay que ensalzar  es a Leonardo DiCaprio pues contribuye a comunicar de manera extraordinaria la personalidad que representa y el significado de la película. DiCaprio comprende muy bien el sentido que ha de darle a su actuación, lo cual constituye uno de los ingredientes esenciales para el éxito de esta película.

La música de Howar dShore y la fotografía de Rodrigo Prieto.

Una película que entrará a formar parte de las favoritas de muchos a pesar de no ser la mejor en la carrera del cineasta.

¿Cómo se vende un bolígrafo?

Crítica: Cyrus

Cartel

Cartel

“The puffy chair” en 2005, “Baghead” en 2008, curiosa sucesión, sin duda del todo asumible; ahora, en 2010, “Cyrus” y todas ellas con dirección y guion de los hermanos Mark y Jay  Duplass, tienen una historia que contar y la cuentan seriamente, aportando por momentos algún toque de humor entremezclado con una gran proporción de gris emocional.

Antes de adentrarnos en la crítica de “Cyrus”, echemos un vistazo a su  argumento: John (John C. Reilly) está esperando unos minutos más, despertarse no significa forzosamente abrir los ojos, la luz entra por la ventana pero la calidez de las sábanas se opone testaruda a que John vuelva a probar el frío de su cuarto, de su casa y de su vida, en su cabeza el frío tiene una resistencia inusitada, el frío de su existencia es sólido, duro, extraño; por fin un golpe bronco le hace abrir los ojos, sin llamar a la puerta de su cuarto su ex mujer, Jamie (Catherine Keener) entra en la habitación. Siete años llevan divorciados, John no ha retomado su vida social, de hecho, su hundimiento es total y más con la noticia de que Jamie va a volver a casarse, ella le ayuda a salir adelante, le apena su tristeza, así, después de darle la noticia de su boda le convence para que asista a una fiesta.  Allí John conoce a Molly, (Marisa TomeiEl inocente) una chica agradable y seductora, enseguida surge entre ellos un especial feeling , inician una relación apasionada, pero Molly  preocupa a John con su actitud, un destello de desconfianza se abre paso dentro de su cabeza que tiene sabor a algo ya vivido muchos años antes. Ahora que él empieza a tener calor de nuevo, que la confianza vuelve a ser su amiga, ahora que ya no pierde el equilibrio, tiene miedo a lo que Molly le pueda ocultar y decide seguirla hasta su domicilio. John descubre que el secreto de Molly es su  hijo, Cyrus (Jonah Hill, Increíble pero falso) un chico de veintidós años.

“Cyrus” es un procaz ejercicio inteligente y sarcástico de las relaciones cotidianas del momento, ya que cuenta con unas posibilidades muy amplias, responde acertadamente a algunas de las manifestaciones de la complejidad de la convivencia. Los hermanos Duplass hacen una reflexión profunda y una exploración arriesgada de los mecanismos que nos mueven a la hora de tomar decisiones y  del miedo al cambio, a lo nuevo, a lo desconocido. Los conceptos del relato y el discurso tienen el mismo propósito, utilizarlos como sistema para llegar a un juicio más fiel y completo por parte del espectador.

“Cyrus” a veces deprime, otras nos saca una sonrisa, pero nunca nos decepciona, Mark y Jay Duplass consiguen una película cargada de profundidad y sentimiento, historia de aventura humana, camino incómodo por el que muchos de nosotros andamos deambulando, sin posibilidades ni perspectivas.

En el reparto, el grupo de actores que adoptan las vidas de los personajes, están realmente acertados, destacando la interpretación cara a cara de John C Reilly y Jonah Hill, magníficos.

“Cyrus” es una obra de fácil análisis y de lectura ligera, pues todas sus propuestas implican situaciones de naturaleza elemental. Para mí es una película aceptable.

Increíble pero falso

Como una metáfora en clave de humor, así arranca esta película, de 130 minutos de duración dirigida y con guión de Riky Gervais y Mark Bellison. La cinta va acompañada de una serie de detalles, a veces imperceptibles, que hacen que el espectador quede enganchado gracias a su buen ritmo, a la escasez de situaciones frecuentes y sobre todo a lo simpático de la trama.

La película empieza con una voz en off, que nos narra durante unos segundos la historia que vamos a ver, nos dice que en este relato, la raza humana no ha desarrollado la capacidad de mentir, que todos dicen la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, sin pensar en las consecuencias. Nadie nunca ha dicho una mentira. Mark Bellison (Ricky Gervais) es guionista, trabaja en una productora de cine, sin éxito ninguno. Ahora le ha tocado hacer el guión de una película basada en el siglo XIV, “La peste negra” pero le sale rematadamente mal, y le despiden. La chica de la que está enamorado y a la que anoche invitó a cenar por primera vez, le ha dejado hoy también. Mark está desesperado, no se le ocurre qué hacer, siente que va hacia la indigencia más absoluta, y de repente tiene la idea de que si miente en este mundo de verdades, nadie pensará que lo está haciendo. No tarda en descubrir que la falta de sinceridad tiene grandes ventajas. En una sociedad donde cada palabra es una verdad tajante, Mark pronto llegará a lo más alto de la fama y la fortuna. La voz en off termina diciendo: “No se la pierdan”.

Yo también la recomiendo. Resulta divertida y original  si ya con “Mentiroso compulsivo” nos lo pasamos bien teniendo sólo la mentira y la verdad a ratos, imaginad lo que es, decir todo lo que se piensa como norma. Ahora al recordar a Jim Carrey en esa película también creo que alguna semejanza le veo con otro título de este actor, me refiero a la película del año 2003 “Como Dios”.

De más está  decir que la parte más destacada y que permanece en la retina del espectador es la escalada del protagonista hacia la cima de la fortuna. Inteligente metáfora de la ascensión a costa de lo que sea preciso para obtener el reconocimiento tan ansiado

Con una base bien simple, pero con el reflejo del propio Ricky Gervais, que es el protagonista, a veces delante de la cámara y otras detrás, este hombre realizador, cámara, actor y director, recoge las pulsaciones internas de  la interacción social, con esta idea brillante, innovadora y critica de las sociedades llenas de hipocresía en las que habitamos y de las religiones que nos llevan por los caminos marcados, además de los juegos amorosos en los que estamos sumergidos.

El grupo de intérpretes que hacen esto posible, consiguen con aprobado su cometido, todos estupendos, entre ellos Jonah Hill (Cyrus)

“Increíble pero falso”, me parece claramente superior  al resto de comedias que hemos visto en mucho tiempo. Tiene el peso de película seria pero en su medida justa nos divierte con sus planteamientos.

Así  llego al final. Espero que la veáis y comentamos.

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