La casa entre los cactus
17 octubre 2022 Deja un comentario
“La casa entre los cactus” es la primera y arriesgadísima película de Carlota González-Adrio, un nuevo talento. La película supone también el debut como guionista de Paul Pen, autor de la novela en la que se basa la cinta, una película literaria y cinematográfica.
En ella, se cuenta una historia y la curiosa peripecia de las vidas que ahí fluyen, con gran naturalidad narrativa y temple para enfrentarse a los comportamientos familiares, aumentando la sensación de placentera incomodidad en el espectador, en una apuesta formalmente radical. Hecha con inteligencia. Una película que se desarrolla en dos tiempos, o si se prefiere, que posee un buen alegato social y que, en un momento determinado de su desarrollo, sin dejar de lado lo anterior, se desdobla en una narración sobre amores truncados.
“La casa entre los cactus” nos presenta a Emilio (Daniel Grao) y Rosa (Ariadna Gil). Ellos han creado una familia perfecta. Son los años setenta, en las Islas Canarias, han construido su vida llena de amor por sus cinco hijas, todas con nombres de flor: Lis, Iris, Melisa, Lila y Dalia. Aquí, apartados de la civilización y de una vida que dejaron atrás en su país, juntos, disfrutan de su particular paraíso, ajenos al resto del mundo. Ellos han creado un microcosmos particular en el que nadie interfiere y son muy felices.
La película nos retrotrae a aquellos años como trasfondo de una acción en la que no son nada ajenos los referentes literarios y, sin embargo, la cineasta proyecta cine en estado puro, una joya que brilla por la sensibilidad estética que delata su gusto por la belleza y por una insolente lectura de la historia como herencia de lo que debemos ser.
Los personajes que interpretan Ariadna y Daniel experimentarán en carne propia el desgarro de la pérdida pero también el narcisismo de quien sobrevive y se desbarata de dolor.
De todo eso habla el dramático, demoledor y maduro film: de la meticulosa burocracia de la muerte, de la obscenidad de la vida que continúa a pesar del ausente, de las estrategias que se ensayan para tratar de explicar lo inexplicable. Una película sin concesiones, llena de sabiduría y dolor.
González-Adrio nos presenta un microuniverso campestre, tan surrealista en sí mimo que solo puede ser real. Deseo, crimen y miedo a la soledad. La directora nos enseña una fábula de intrigas cuyo ritmo pausado, intensamente esteticista muestra el velo invisible que flota por encima de cada imagen o fotograma. La fotografía de Kiko de la Rica pone sin florituras, la voluntad de hacer cine y un discurso que exista como tal, sin claudicaciones, con sus propias convicciones sobre el medio. La música de la conocida y premiada Zeltia Montes; serena, limpia y coherente; en esa tierra de nadie y esa música explorando un film de puntillas. Excelente.
“La casa entre los cactus” es una mezcla de farsa y levedad dócil que se ve con agrado gracias a su fluida mecánica de corrección argumental y a la consistencia de sus destiladas interpretaciones: Ariadna Gil, Daniel Grao, Ricardo Gómez, Zoe Arnao, Aina Picarolo, Anna Ruiz Solera, Carla Ruiz Solera, Judith Fernández y Marga Arnau, todos sensacionales en sus papeles.
Redonda, hay que saludar la llegada de un película así, una de las tres mejores películas de este año. Una obra que la historia del cine no debiera olvidar.
Véanla.
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