Crítica: Whiplash
6 febrero 2015 Deja un comentario
Damien Chazelle, director de cine independiente americano y músico de jazz, nos hace pasear por un abanico de texturas marcadas con el mejor rango cinematográfico que recordamos, se deja llevar por la música y nosotros a la par volamos envueltos en un libro de estilo. Critica de la película “Whiplash”.
Nos narra la historia de Andrew Neiman (Miles Teller), de 19 años, un joven baterista de jazz que, después de ganar un premio de acceso al Conservatorio Shaffer de Nueva York, da comienzo a la que espera como su gran carrera de música. Andrew alberga muchos sueños, quiere ser grande como Buddy Rich, considerado como el más grande baterista del mundo, pero en el conservatorio le toca el más rígido de todos los profesores: Terence Fletcher (J.K. Simmons), catedrático conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, que dirige el mejor conjunto de jazz del conservatorio. Cuando el señor Fletcher elige al joven Andrew para formar parte del grupo musical que dirige, cambia para siempre la vida del muchacho.
Cuando vean esta película, déjense a la música, céntrense en un aula de conservatorio, en la soledad a veces y rebosante de sonidos en otras. Estarán sentados y listos para empezar, con los ojos fijos en un escenario ficticio donde algunos reflectores les iluminan, mientras que solo pueden sonreír y ya… comenzar a tocar y seguir tocando y seguir inevitablemente los compases con las manos, con los pies, con todo el cuerpo en una lucha constante por superar. Así lo dice Damien Chazelle en “Whiplash”, porque así es como se crea a un buen músico. Tengo una amiga que es profesional de la música y cuando acude a los ensayos siempre dice que va a un entrenamiento de pádel, nunca comprendí el significado de tan acertada definición hasta el momento en que he visionado “Whiplash”, he visto como la sala de ensayos se convierte en un campo de competición provocadora, no solo tiene el músico que competir con los compañeros por ser el mejor, tiene que competir contra sí mismo para conseguir su objetivo y en muchos casos, como en esta película, con un profesor irrespetuoso y duro en sus forma y en su pedagogía.
La música es grande y para ser grande en la música hay que sacrificar muchas cosas principales. La música se hace con el corazón, con el coraje y por el gusto y el amor a este arte. Damien Chazelle, además de director de cine, es un músico de jazz venerado, así es como ha captado su potencia para dirigir una obra que es todo música, su método narrativo y el jazz invaden todo el corazón del drama y nos agarra con fuerza obligándonos a mirar con sentido milimétrico para hacer este film perdurable como un trabajo espléndido.
Los pilares básicos que conducen esta historia son la superación como concepto que nos excede, y conectado a ello, la injusticia que puede exacerbarnos. La trama se va desarrollando sobre una vida dentro de un guión dinámico que nunca se vuelve tedioso, su pulso narrativo es excelente. Las secuencias de tiempo justo, la atmósfera y el compositorJustin Hurwitz aplicando a todo ello la tenue música de un sigilo entre música. En cuanto al reparto, J.K. Simmons desarrolla su mejor papel, un actor secundario que en realidad va a la par de Miles Teller, ambos cumplen su papel llevando al espectador con ellos en cada acto, en cada instante construido. El resto de actores y actrices: Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang,Jocelyn Ayanna, Tarik Lowe, Marcus Henderson, acaban conquistando las más altas cotas interpretativas. Muchos de los actores que aparecen son músicos en la vida real, a Miles Teller se le nota, no se puede interpretar tan maravillosamente ese sonido si no llevas dentro la música. Felicidades.
Personalmente, creo que es una historia hermosa sobre la rivalidad entre dos hombres que aman lo que hacen sin límites ni leyes.
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