Crítica: Benediction

El británico Terence Davies se encarga del guion y la dirección de “Benediction” donde nos presenta una película biográfica que da comienzo en los años cuarenta y en un planeta como la Tierra. Una gran guerra y un héroe que va más allá de la vista. Un héroe razonable con todas las dudas humanas, las de un soldado que no quiere matar. Una vertiente humana que le da muchos problemas y aleja la historia de caminos ya trillados quedándonos solo Siegfried Sassoon, al que interpreta el actor Jack Lowden.

Siegfried Sassoon logró volver de la I Guerra Mundial como un superviviente y a la vez como un héroe, a pesar de sus reticencias y sus abiertas críticas contra el enfrentamiento bélico. Su desoladora experiencia en el frente le servirá para nutrir sus novelas siendo admirado por la alta clase londinense y los literatos del momento, algo que no evitó que la fractura que había provocado en él la guerra continuase abierta.

“Benediction” es Siegfried Sassoon y un viaje alucinante sobre lo que es captar la esencia del ser humano construyendo belleza mientras escribe y sufre. Además de la genial virguería que nos regala su director Terence Davies contándonos todo con un perfecto dominio de la planificación y el ritmo; envolviendo al espectador con la capa invisible de la delicadeza.

Como los buenos vinos, Benediction” no solo ha sabido dignamente envejecer sino que a los muchos años ha incrementado la vigencia de su análisis sobre los conflictos armados. Detrás de este hermoso relato, subyace la lógica aplastante que conduce el juicio. Lacónicamente esgrimido, se transfiere a este film que pugna por dejar huella de un buen hombre; solido, contundente y políticamente eficaz.

Jack Lowden encabeza lo más destacable y monumental en la interpretación, mezcla de ideas y de materia prima. La exquisitez del resto del reparto confiere a todo el recorrido la fragancia y el buen carácter. La música es del compositor de bandas sonoras nacido, en Reino Unido, Benjamín Woodgates. Nicola Daley, la gran directora de fotografía hace que todo, en cuanto a imagen se refiere, quede totalmente perfecto, su toque refinado y sofisticado nos regala una película estupenda, con un gran valor añadido. En el reparto, destacan, entre otros, Simon Russell Beale, Peter Capaldi, Jeremy Irvine, Kate Phillips, Gemma Jones, Ben Daniels, Geraldine James, Joanna BaconAnton Lesser.

Les recomiendo que la vean. Benediction” es lo que ha intentado su director mostrarnos, una obra fascinadora a la vez que inquietante, con toda una reflexión sobre el lenguaje poético y los límites de la pasión. Incursión inhumana en las contradicciones y, sobre todo, apunte lúcido de nuestra propia mediocridad.

El director Terence Davies crea este magnífico y conmovedor relato que resulta perturbador. Su protagonista Siegfried Sassoon, un muchacho que fue soldado, decide un buen día para sorpresa de sus superiores negarse a seguir el maldito juego de la guerra. Aun hoy, su pensamiento es de lo más vigente y exquisito, pero la determinación, la forma y su vida lo hacen pasar a la historia como el soldado que eligió la libertad.

Estos, que se aferran a la vida con brazos tercos,

aún pueden sonreír entre tormentas de muerte y hallar hueco

en los crueles enredos zarpados de su defensa.

Marchan desde el amparo y la alegría de los pájaros

en arbustos verdes hacia la tierra donde todo

es ruina y nada florece excepto el cielo

que se apresura sobre ellos, donde sufren

tristes, humeantes horizontes planos, bosques malolientes

y trincheras hundidas que volean muerte por muerte.

Siegfried Sassoon.

Crítica: Dunkerque

Si las obras previas de Christopher Nolan, “Memento”, “El caballero oscuro”, “Origen e “Interestelar” formularon una innovadora técnica de montaje, “Dunkerque” presenta unos rasgos mucho más formales con una narración que gira en torno a la guerra. Nolan no solo no da marcha atrás con respecto a todas las sesudas exploraciones cinematográficas del periodo anterior sino que da un paso adelante en el desarrollo de sus métodos. “Dunkerque” da prueba de ello, del talento de un cineasta que solo necesita imágenes e historia para transmitir emociones. No deja espacio a contemplaciones, en cada fotograma forja todo el riesgo y  todo el vértigo.

Este tira y afloja de piel y corazón, de hombres con nombre y apellidos que es “Dunkerque” nos  traslada al año 1940, en plena II Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán. Francia ha sido invadida. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. Los buques militares que intentan evacuar a los soldados se convierten en blancos fáciles para los bombarderos alemanes. Parece que todo será  inútil. Frente a la posible pérdida de una parte considerable de sus soldados, Gran Bretaña pone en marcha la Operación Dínamo. Esto implicó el reclutamiento de cientos de barcos civiles,  para ser utilizados en un último esfuerzo por rescatar a tantos soldados como fuera posible.

Película de guerra, película histórica que puede representar a todas las guerras del mundo, con unos personajes horrorizados que no dejan de mojarse en el fango de su peligro y sobre esto “Dunkerque”  tiene un aspecto preciosista, como si fuese la obra de un diseñador repentinamente metido a cineasta. Aquellos soldados enfilados mirando al mar esperando con desesperanza que ocurra algo positivo son la columna vertebral de un relato que juega a tres bandas, que a la postre necesitan complementarse la una a la otra como una salvadora cura de soledad. “Dunkerque”  es uno de los más reales y despiadados retratos que el cine ha hecho sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre todo de la tragedia tras la fachada. Su guion escrito por el propio director está salpicado de una belleza que duele y de un ingenio deslumbrante. Hay ocasiones en que trazar con mano firme es la única forma de abordar una historia, sobre todo cuando el material es tan brutal, y Christopher Nolan lo sabe hacer. Además de la vertiente bélica, la moral no es menos importante para el director, consiguiendo mantener intacta su vibración emocional a la vez que hace alarde de una plétora cinematográfica y enmarca el carácter trágico de la historia. Una visión de radiante unidad da lugar a imágenes de terror, violencia y desesperación, magistralmente originada en los primeros planos.

La música del compositor alemán Hans Zimmer y la fotografía  del maestro sueco Hoyte Van Hoytema, son una  tarima  imprescindible  para la elaboración del lenguaje fílmico, reflejando la violencia de manera más gráfica. En este sentido es interesante subrayar que la estrecha fusión existente entre el impresionante espectáculo visual de la acción y la música de  Zimmer casi nos hace decir que “Dunkerque”  es una película bélico-sinfónica  enlazando  la fuerza militar con elementos tan racionales como la defensa civil, las obtusas formas de dirigir  ejércitos y las imágenes finales de alegría amarga con  resonancia de escenarios minados por el peligro de brutales barbaridades.

Un tanto por ciento del resultado de film procede de las entregadísimas interpretaciones de Fionn Whitehead, Mark Rylance, Kenneth Branagh, Tom Hardy, Cillian Murphy, Barry Keoghan, Harry Styles, Jack Lowden, Aneurin Barnard, James D’Arcy, Tom Glynn-Carney, Bradley Hall, Damien Bonnard, Jochum ten Haaf y  Michel Biel, que moldean un retrato del terror, el compromiso y todas la miserias de los personajes.

“Dunkerque”, por su brío narrativo,  su concisión dramática y todo lo dicho, es sin duda la mejor película de Christopher Nolan.

A %d blogueros les gusta esto: