Crítica: El amante doble
19 septiembre 2017 Deja un comentario
La vida de Chloé (Marine Vacth), una elegante mujer joven y guapa que visita a su psicoterapeuta Paul (Jérémie Renier), es el pretexto que el director de cine francés François Ozon utiliza para trenzar los hilos de un thriller sicológico donde se reflejan todas las características de una historia que a pesar de su marcado tinte francés resulta muy identificable en su dimensión más universal. El guion de François Ozon y Philippe Piazzo ha sido adaptado de “Vidas gemelas”, novela de la autora estadounidense Joyce Carol Oates.
“El amante doble” de François Ozon puede enorgullecerse de contar con una de las secuencias iniciales con más vida de la historia del cine. Una película con énfasis en el principio estético dominante y en el delirio de los personajes, que aglutinan una única concepción para dar impulso y fortaleza a un argumento de fondo erótico. Si Ozon antes había recurrido al melodrama bronco del despertar al sexo con “Joven y bonita”, de 2013, y a la ambigüedad como señal con “Nueva Amiga”, en 2014, su último trabajo encuentra en la sospecha, el sexo severo y la huida hacia ningún sitio, una carroza perfumada para transportar sus elementos con su particular gusto estético.
François Ozon siempre nos agrada y es ahí donde podemos notar la diferencia con otros cineastas: la lucidez del director francés para poner ante nuestros ojos, lo bello, agrio y elegante, nos queda como tabla de seguridad; Ozon es consciente de que una cosa es manejar los clichés y las fórmulas y otra revolcarse en ellos para acabar chapoteando. En su solvencia, este director orquesta creatividades únicas nada recatadas, repletas de maledicencia psicoanalítica que es en parte la marca de la fábrica Ozon.
«El amante doble» da cuerpo a toda una trama sin origen, en un triángulo de erótica locura que acompaña a los personajes por un camino de perdición, haciendo que sintamos empatía con ellos; hacia la protagonista Chloé con quien más nos identificamos, una mujer inmersa en una serie de acontecimientos sobre los que tiene poco control, un personaje bien perfilado por el director que roza la perfección. A algunos espectadores, el carácter asistemático de la película les puede resultar irritante, pero otros nos sentimos fascinados por sus ambigüedades y su valentía, y por la complejidad con que trata la perversidad jugando maliciosamente con un público ansioso de emociones. Solamente en la resolución se puede poner una pega. “El amante doble” tiene un moderado cierre, un difícil desequilibrio de sus buenos propósitos… que la disminuye.
Muchas de las virtudes de Marine Vacth no han de buscarse en sus interpretaciones, en los perfiles que le brindan o en el encanto de la heroína que trabaja, porque Marine Vacth, nos llega desde la actriz, desde su delicadeza, su dulzura, su mirada enigmática y por ser ella misma. Es maravillosa. También antológica la interpretación de Jérémie Renier, encarnando a la belleza del bien y del mal. Jacqueline Bisset defiende bien su personaje de sensible mundo interior, un corto papel en esta complicada historia. Myriam Boyer, Dominique Reymond, Fanny Sage, Jean-Édouard Bodziak, Antoine de La Morinerie, Jean-Paul Muel, Keisley Gauthier, Tchaz Gauthier, Clemence Trocque,Guillaume Le Pape y Benoît Giros, igualmente decisivos para el buen funcionamiento del film. Fenomenal fotografía del famoso director belga Manu Dacosse, en todo momento una elaboración profunda de luz sedosa. La música, que va más allá de adornar la construcción de un sofisticado mecano, es del maestro Philippe Rombi.
Salvaje, cruel, agresiva y tan contundente como la frialdad de un ojo que contempla una pasión.
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