Crítica: Fue la mano de Dios

El oscarizado cineasta Paolo Sorrentino vuelve al Nápoles que lo vio crecer para contarnos lo que creemos es su propia vida o algunas incursiones en ella. El autor de “La gran belleza” 2013, en 2022 nos regala, con su dirección y guion, “Fue la mano de dios”, una película vibrante, contagiosa, sutil y tenebrosa. Estructurada como una de las mejores obras de su autor, constituye, además de muchas cosas más, la valentía, el amor, la afición y la soledad y las normas genéticas que pululan por este tipo de cine.

Ambientada en Nápoles durante la década de 1980, la película de Sorrentino sigue al introvertido Fabietto Schisa (Filippo Scotti), en la turbulenta Italia. En «Fue la mano de Dios», hay lugar para alegres sorpresas, como la llegada del legendario futbolista Diego Armando Maradona y para una tragedia igual de imprevista. El destino interpreta su papel, la alegría y la desdicha se entrelazan en el futuro de Fabietto.

Sorrentino vuelve a sus orígenes para contar su historia más personal: un relato sobre el destino y la familia, los deportes y el cine, el amor y la pérdida.

“Fue la mano de Dios” es una película  honesta pero no despiadada. Su mirada es dulce incluso en los pasajes más crepusculares de la historia de Fabietto Schisa. Paolo Sorrentino es un excelente guionista y eso se deja ver, consigue definir a cada uno de sus personajes con solo un plumazo;  sus  gestos, sus palabras. La extraña mezcla de inocencia del personaje principal, su pasividad, curiosidad y capacidad contagian al espectador de su vitalidad y nostalgia enriqueciéndonos con una fábula que vuela por encima de su realidad.

Tiene “Fue la mano de Dios”, además de brillantes momentos de puesta en escena , algo de lo que trasciende: su capacidad para que, a partir de una historia, que a simple vista pueda parecer improbable , reconducir con mano segura y firme a unos personajes que pueden haberse quedado rezagados. Encarnados por actores y actrices realmente superlativos, todos están esplendidos, pero lo que  el actor Filippo Scotti hace aquí es la confirmación de que el talento le llegó.

La música del compositor italiano Lele Marchitelli es el complemento perfecto. En la fotografía, la joven y virtuosa, también italiana, directora de foto Daria D’Antonio que repite una vez más con Paolo Sorrentino.

En el reparto, recalcar el decisivo papel que juega cada intérprete comenzando por Filippo Scotti, Toni Servillo, Luisa Ranieri, Teresa Saponangelo, Marlon Joubert, Lino Musella, Renato Carpentieri, Sofya Gershevich, Enzo Decaro, Massimiliano Gallo, Elisabetta Pedrazzi, Ciro Capano y Biagio Manna.

Véanla, lo mejor, la ternura que desprenden los personajes.

A %d blogueros les gusta esto: