Crítica: Día de lluvia en Nueva York

Tras meses esperando “Día de lluvia en Nueva York”, como consecuencia de los ataques políticos recibidos por el director, nos hallamos ante uno de los trabajos más abiertos y más optimistas de Woody Allen. Un trabajo que, una vez más, suma el guion y la dirección del el cineasta neoyorquino.

Esta película ofrece pinceladas e insinuaciones acertadísimas en su recorrido emocional, revistiendo su esencial núcleo dramático, una vez localizado el marco que reproduce la historia y sus giros argumentales .

Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven y enamorada pareja de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, Chan (Selena Gómez), que le ayudará a revivir recuerdos, a sentir vivencias inolvidables y a comprender el drama de la no imaginación. El lluvioso fin de semana estará plagado de encuentros, desencuentros, equívocos y muchas cosas más.

Desde la belleza de su propio título hasta la aparición de los personajes, el film centra su forma. En “Día de lluvia en Nueva York”, Woody Allen, más que nunca, rompe una lanza a favor de esta ciudad haciendo que incluso se deposite en el ánimo de los personajes, en la cultura y en la libertad. “Día de lluvia en Nueva York” es una fiesta de diálogos, una caricatura bien dibujada, un eterno canto a la tierra que te vio nacer y magia rozando el misterio del amor; conjuga fervor y enigma con una realidad que se eleva líricamente, la cotidianidad de hermosas reverberaciones, y que, sobre todo, seduce por continuar la asombrosa y sobresaliente andadura de su director. Sus trabajos crean la ilusión de una sincronía absoluta entre los procesos mentales de creador y espectador que invade la pantalla y la sala.

No en vano el veterano cineasta, se siente identificado con un personaje que, como él, confía sus ideas a un público siempre entregado. Woody Allen es un cineasta de una determinada verdad que se transmite en estado puro, desde la radicalidad otorgada en la rigidez del encuadre, en los planos secuencia, sin dejar de ser pasivamente autobiográfico y testamentario.

Woody Allen coloca al indiscutible Timothée Chalamet con toda la responsabilidad de agradarnos y transformar lo que podía ser un drama en una entretenida trampa cómica. Elle Fanning deja claro que es capaz de más con un personaje que irradia sinceridad y revierte en personajes próximos sensaciones que destilan puro cine y humanidad. Una bella ciudad y la entregada composición de Woody Allen ponen el toque balsámico a una película que llegó tarde y es muy de agradecer.

En la fotografía, el sin duda mejor director de foto para el maestro Allen: Vittorio Storaro.

En el reparto Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Diego Luna, Live Schreiber, Annaleigh Ashford, Rebecca Hall, Cherry Jones, Will Rogers, Taylor Black, Kathryn Leigh Scott, Kelly Rohrbach, Edward James Hyland, Natasha Romanova, Suki Waterhouse, Griffin Newman, Claudette Lalí, Jacob Berger, Elijah Boothe, Dylan Prince, Olivia Boreham-Wing, Liz Celeste, Catherine LeFrere, Tyler Weaks, Chris Banks, Gurdeep Singh, Suzanne Smith, Geoff Schuppert, Deniz Demirer, George Aloi, Cole Matson, Marko Caka y Shannone Holt.

Woody Allen, como siempre: gracias. Esperamos la próxima con impaciencia.

Crítica: Wonder Wheel

Con dirección y guion del maestro Woody Allen y fotografía del gran Vittorio Storaro“Wonder Wheel” representa una idea excepcional en una película sometida a la visión del director neoyorquino. Cerca de dos horas, de gran ingenio en una obra de madurez.

1950. Ginny (Kate Winslet) es una actriz que por circunstancias de la vida ahora vive en el parque de atracciones de Coney Island, la chica trabaja de camarera y vive con un segundo marido y el hijo que tuvo con el primero. Su actual marido es Humpty (Jim Belushi), operador del carrusel del parque, con el que está atravesando una crisis matrimonial. Un día, de los muchos malos, en que Ginny pasea por la playa conoce al joven Mickey Rubin (Justin Timberlake), un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor. La torturada vida de la chica se vuelve un poco de color rosa ante la mirada acariciadora del guapo muchacho, algo a lo que ella desde hace tiempo no está acostumbrada. Juntos viven la otra cara del amor, la cara que debiera ser visible o mejor dicho posible. Por esos días las cosas en casa de Ginny se complican cuando aparece Carolina (Juno Temple), la hija de Humpty. La atención de todos queda suspensa de débiles hilos de soledad, para colmo el hijo de Ginny que tiene 12 años tiene la mala costumbre de quemar lo que se le antoja. En fin, un drama, es lo que son estas vidas…

Antes de hablar de la película, dos reflexiones. Una tiene que ver con el paso del tiempo. Quizás la única ventaja, o la mayor, que tiene el paso del tiempo es la de permitirnos recordar aquellas cosas que parecían tan importantes, cuya trascendencia ha pasado a ser relativa. La segunda reflexión es del mismo carácter, con el paso del tiempo las cosas, a veces, se colocan de tal modo en su lugar que aquellos problemas irresolubles siguen siendo imposibles de erradicar, me refiero, cómo no, al maltrato a la mujer.

Woody Allen hace un guion perfecto del drama profundizando en todos los campos. Trabaja el director con una organización de planos que de nuevo sorprende. Y junto a él, el director de fotografía Vittorio Storaro que logra que el movimiento del color sea impresionante, siempre de acuerdo con la nitidez que requiere la escena. Destaco también el vestuario, muy importante para mí en las películas de Allen, los decorados, el maquillaje y cualquier objeto que aparezca inadvertido tiene en esta película un valor, de manera condensada.

“Wonder Wheel” comienza con un plano largo mostrando la playa y el parque de atracciones, allí donde va a ocurrir la acción, más tarde la cámara mira a la noria, una atracción muy divertida pero que en esta historia simboliza la opresión a la que están sometidos los personajes. La noria, alguna vez más aparece lejana, inalcanzable, agobiante, como las vidas que se mueven en la escena. Justo en la parte contraria está la casa que somete, que rompe el afecto, y en la otra parte la simbología de la libertad, el mar.

Woody Allen muestra una época con todo el sentido de la realidad y lo hace con un lenguaje y unos diálogos sólidos. Respondiendo a sus parámetros habituales de cine. Una película comprometida con la sociedad. Un alucinante viaje a las debilidades del ser humano.

Kate Winslet, guapísima, está perfecta en su mejor papel. Justin Timberlake, Juno Temple, James Belushi, Max Casella, Michael Zegarski, Tony Sirico, Marko Caka, Jack Gore, Dominic Albano, Evin Cross,Debi Mazar, Brittini Schreiber, Geneva Carr, Steve Schirripa y Matthew Maher, todos tienen interpretaciones estupendas.

Valoro todo, como el trabajo de un conjunto, destacando la personalidad polifacética y creadora del gran maestro del cine Woody Allen.

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