Villa Amalia

Película Villa AmaliaBenoit Jacquot, dirige a Isabelle Hupper una vez más, dejando claro que la fuerza del personaje la sustentará esta actriz como ninguna otra.

En “Villa Amalia”, Ann  (Isabelle Huppert) está marcada por el ejemplo de su padre y como no podía ser de otra forma, trabaja como compositora de piano y  concertista. Su progenitor músico de orquesta en un gran teatro de Paris, le enseñó el amor por este arte. Ann es una mujer madura, casada desde hace quince años, que sospecha que la engaña su marido. En una noche de cerrada lluvia  sale a espiarle, él en el coche de delante, ella en el suyo, justo detrás, un poco camuflada para no ser descubierta, cuando llegan a su destino, él, Thomas (Xavier Beauvois, De dioses y hombres) llama a la puerta de una casa, una joven mujer abre y los dos se funden en un  apasionado beso. Ante esta indeseable escena Ann no puede ni respirar, escondida y sin poder moverse,  desea que la tierra se la trague, en ese mismo momento aparece un hombre que dice que la conoce de la infancia, una gran casualidad. Provocada por la indiscreción de su esposo Ann decide radicalmente ser otra mujer, en su cabeza una idea: necesita una reinvención que anule su pasado, un pasado que ha alterado su vida, que ha hecho que se sumerja en este drástico trastorno. Cambia de casa, de ciudad, de aspecto, por cambiar quisiera hasta cambiar de piel, hacerse una descamación de los restos de su vida anterior y a partir ahí hacer frente a su origen y destino.

No es necesario que resalte la calidad interpretativa de esta mujer, lo que nos cuentan le va como anillo al dedo, la recordamos en “La Pianista”, “Ocho Mujeres”, “Propiedad Privada” y un largo repertorio de grandes historias más.

En cuanto a la dirección y guión, el cineasta Frances Benoit Jacquot se aprecia que sigue fiel a su mirada fílmica, nos da una muestra de su cine enigmático, largos silencios, ritmo lento, recreación de espacios y paisajes, y como siempre genial, la historia se basa en un libro de Pascual Quignard pero la hace suya indiscutiblemente.

Rodada en Serrara Fontana, Ischia,  y Barano (Italia) los paisajes y las localizaciones son ciertamente impresionantes, los encuadres del Mediterráneo seducen por su belleza.

El  argumento es un enrevesado muro de estudio de soledad, de drama existencial, un retrato de identidad. Es una película con demasiadas lecturas, por lo que su análisis, aunque interesante, es de difícil trascripción, haría falta hacer un ensayo del estereotipo que nos plantea a través de su contenido y sus personajes, sobre todo de la protagonista. El personaje que interpreta Isabelle Huppert,  Ann,  toma una decisión resolutoria que puede parecer innecesaria, en una cabeza distinta Ann se podría  haber convertido en una conformista mujer casada, caricatura del ama de casa feliz, pero ella se traslada a Villa Amalia , atraviesa muchos kilómetros pero merece la pena el precioso sitio, ahora  está tranquila y sola, muy sola. No sabemos si feliz, pero tiene los horizontes abiertos.

¿Sus relaciones son autenticas o acaso son anhelos para matar un desasosiego? ¿Esta isla es un lugar o es un estado de ánimo necesario para existir?  ¿Los viajes son reales o simplemente son tránsitos profundos de perturbación?

Espero vuestra opinión.

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