Vacaciones
18 agosto 2010 3 comentarios
En las mañanas, se observa un mundo en el que habitan infinidad de confluencias. Pájaros, cigarras, grillos, aves de corral, y todos ellos, con su más agudo canto. La tarde se torna calurosa, sin embargo, el transparente arroyo que llena la piscina, hace que el fragor del verano, sea deliciosamente leve. No aguardamos a que la noche llegue…, entre distintos altibajos, con una gama de colores que va del amarillo al gris pasando por el rojizo, ella llega, tibia al principio, y poco a poco se va trasformando en un tono frío que hace que el cuerpo necesite echarse algo de abrigo. Los coloquios de la madrugada, con familia o amigos, exquisitos, cordiales e inolvidables, por todo ello. Las madrugadas cortas, por el deseo de que pronto amanezca para que se vuelva a repetir el ciclo. Allí me retiro quince días, pasaran rápido.
En septiembre, aquí de nuevo, felices y encantados.
Saludos para todos
Marel
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