Crítica: Stone

CartelAnimada por el trailer y el reparto he ido a ver “Stone” con ganas, supongo que John Curran ha tratado de infundir garra a la película dándole un hilo argumental, conductor de recorrido y personajes. La mayoría de las películas de intriga carcelaria sólo funcionan a un nivel, o bien el elemento intrigante devora a la otra parte, o por el contrario sirve como excusa para lanzar su mensaje dramático sentimental, en ”Stone” funcionan teóricamente ambos niveles.

“Stone” es un drama de  penitenciaría, dirigida por John Curran.  Gira en torno a un preso de una cárcel americana, y un asistente penitenciario, del que depende la revisión y la libertad condicional: Jack Mabry (Robert De Niro). Ya está saboreando su jubilación, ya ha llegado a su vida el momento pleno, vive feliz con su esposa, a los dos les gusta asistir a actos religiosos en  la iglesia, son muy devotos y fanáticos creyentes convencidos, cuando faltan pocos días para dejar el trabajo, Jack recibe la asignación de un caso que tiene que revisar, el caso de Gerald  Creeson (Edward  Norton) acusado de complicidad en la muerte de sus abuelos y el posterior incendio de la casa. Creeson pregona su inocencia, cree que puede recibir el indulto, para ello utilizará todos sus recursos, piensa que merece salir a la calle y  pone todo su empeño para que esto ocurra, la ayuda de su mujer Lucetta (Milla Jovovich), le dará buenas posibilidades.

En “Stone” la narración se centra sobre todo en la figura de Jack, encajando en el personaje contradicciones, dudas y miedo ante su incuestionable virtud. Una película más de trasfondo correctivo, interpretada por dos magos de la pantalla, Norton es un actor que se ha caracterizado  siempre por saber poner a sus personajes ese aire de rebelde oculto y hábil jugador, me encantó su papel en El Velo Pintado,  la anterior película de Curran, una magnífica y  dramática interpretación en una buenísima película; en El Ilusionista de Neil Burger estuvo genial, sin olvidar American History X, El Escándalo de Larry Flint, Las Dos Caras De la Verdad y cantidad  de películas más que vuelven a la memoria. Con De Niro tengo la misma opinión, un actor grande, en  Machete de Robert Rodríguez nos dejó helados, pero ante una carrera tan dilatada y exquisita como la suya se le perdona ese tropiezo. En “Stone” es el actor auténtico y memorable al que estamos acostumbrados, el mano a mano en la interpretación de los dos actores conquista, junto a ellos Milla Jovovich y Frances ConroyJovovich tiene un papel importante y lo realiza mejor de lo que se espera de ella y Conroy hace un pasable papel de ama de casa religiosa y cómoda, casi mema, esposa a la fuerza de Jack.

John Curran en esta ocasión nos altera con una película con fecha de consumo preferente, víctima de una existencia válida que se agota más tarde o más temprano. En “Stone” son los actores los que salvan a un film que peca de carencias de guión y gancho, una obra, salpicada de pocos toques de imaginación que camina por la cuerda floja entre la presión del reo y la punzante crónica moral.

Crítica: La otra hija

CartelParafraseando a Luis Berdejo, “fui a Hollywood por una razón matemática”, es donde más se rueda.  Él se siente satisfecho de haber hecho una película de estas características y los espectadores elogiamos a un joven español que tiene la fuerza y la energía del riesgo.

En “La otra hija” el director español clava sus retinas en la perspectiva del futuro nada convencional ni típico, sino, brusco y maléfico de una familia americana. John James (Kevin Costner, The Company Men) es un escritor de novelas  americano, se acaba de separar de su esposa y decide que su nueva residencia sea en Carolina del Sur, tiene dos hijos, un chico Sam (Gattlin Griffith) y una chica Louisa (Ivana Baquero) , la niña no está de acuerdo ni en la separación de los padres ni en el sitio en el que van a vivir, tiene esa edad, en la que todavía no se comprenden las cosas que nunca se debieran de producir, una edad en la que todo en la cabeza discurre desde la lógica. En una soleada mañana de primavera, en un mes en que la campiña es de verde intenso, el señor James llega a su nuevo hogar, una hermosa residencia, toda ella rodeada de una corta hierba, enmarcada con grandísimos sauces y pinos, el olor a campo la hace más esplendorosa. En un extremo un visible montículo cubierto de briznas de ramas y de una tierra grumosa, por el que suben y bajan un reguero de hormigas buscando las  semillas para su sustento, más al frente, el bosque poblado de formidables árboles, y justo detrás de la casa, un estanque donde los nenúfares se desarrollan a sus anchas, como dueños absolutos del entorno inmediato. La percepción primera deja una buenísima impresión, es un precioso lugar en plena naturaleza, una casa enorme con un jardín magnífico. John James, baja del coche y espera que bajen sus hijos, mira al frente admirando  lo que tiene delante, en ese momento Sam llega a su altura y abriendo los ojos con sorpresa coge las llaves de las manos de su padre, apresurándose para abrir la puerta, con Louisa las cosas no han  mejorado, antes de entrar en la casa, le pregunta James “¿qué te parece?”  Y la joven hace una pausa en su caminar para después proseguir diciendo: sabes lo que me parece. Ahí comienza lo que podía ser una estancia maravillosa, pero esta película es de miedo y el género no da para bienestares.

La otra hija”, si algo tiene de contradictorio la película, a pesar de todos los aplausos que puede recoger, es que la historia está muy agotada, por lo que no hay tanta intriga como nos gustaría para poder disfrutar de resolver la trama. Con esta película, la ópera prima de Berdejo, estamos  al corriente, de entrada, de las intenciones de cada personaje y sólo queda por despejar en qué forma se desarrollan los acontecimientos. Creo que el guión de John Travis, sacado de una narración corta de John Connolly, proporciona un paquete un tanto aceptable en el exterior, de buena y correcta factura, pero hueco y vacío en el interior, no está confeccionado de forma intrigante para ir consiguiendo un progreso emocional del espectador, sino que por el contrario ya sabemos de antemano el final que se nos va a proporcionar, particularmente su avance dramático resquebraja la amabilidad del conjunto. Por otra parte, es digno de elogio, como antes  he dicho, que un joven cineasta español, después de trabajar con acierto y fortuna en los cortos, haga un largo y tenga el éxito que está manejando esta película. Está realizada  en EEUU pero allí no ha salido para el cine sólo se estrenó  en DVD.

El reparto cumple, no puedo decir que las actuaciones sean magníficas pero son convincentes, menciono especialmente a Kevin Costner como el más verosímil, Ivana Baquero en un papel principal  le pone nota de solvencia, y la interpretación de Gattlin Griffith, como  personaje secundario, aceptable, ya que su papel tiene menos relevancia.

Bajando las escaleras de la sala, me pregunto: ¿Por qué los escritores, en las películas se cambian de casa para escribir un nuevo libro? ¿Por qué las cercas de las fincas son siempre de tablitas blancas y poco altas?

¿Por qué esta película tiene un título que revienta el misterio?

Crítica: Amador

CartelSiempre he sentido admiración y respeto por el cine de Fernando León de Aranoa, viendo «Amador” comprendo perfectamente por qué combina un ajustado sentido artístico con el tratamiento particular de sus historias, administrándolas de forma trabada, y manteniendo a la vez un look  objetivo, apenas existente, digno de un cronista, es capaz de conjugar personajes en guiones excepcionales en torno a la familia, los chicos de barrio, los hombres que un día de la semana se quedan al sol o de princesas que sueñan con serlo. Sus narraciones son el fiel reflejo de la sociedad donde nos movemos, trasmitiendo un aliento épico y a la vez  trágico de este cotidiano sentir de un mundo cargado de contrastes. Su nueva película, que parece basada en un hecho de la actualidad, es una historia agridulce y efectiva.

Nos narra la historia de un hombre, Amador (Celso Bugallo) que se ha hecho mayor y los hijos no tienen suficiente capacidad para atenderle. Ahora es verano. Él está postrado en la cama sin poder moverse y su familia contrata a una trabajadora inmigrante para cuidarle, esa muchacha que salió de su país, con su cabeza llena de planes para enfrentarse al mundo, animada por la idea de empezar de nuevo y,  pensando con amargura que tal vez, su adiós sería para siempre es Marcela (Magaly Solier, La teta asustada) que debido de su necesidad de subsistencia se aferra a este trabajo como a una tabla de salvación. Surgirá una relación especial entre el anciano y Marcela, una convivencia humana y sencilla, en la que los jueves entrará otro personaje, Puri (Fanny de Castro) una prostituta, amiga de Amador, una señora entrañable que pondrá en sus vidas un toque de distracción y donosura.

«Amador» es una cinta lenta, sin apenas música, es una historia sobre temas fundamentales: la vejez, el desarraigo familiar, el nacimiento, la emigración, la familia, la amistad; la vida misma.

Tiene un toque sombrío, acompañado de un personaje añadido como es el silencio y la quietud que convive  con  Marcela y Amador.  Marcela con una luz de vida, y Amador sintiendo de la vida  un largo adiós como principio de realidad.

Puede que el tema suene demasiado tierno, pero no lo es de la mano de este maestro de la narración. Los dos actores escogidos, no desentonan en absoluto, más bien le ayudan a que su realizador saque en la pantalla con brillantez lo mejor de su trabajo, para Fernando León de Aranoa escoger a Celso Bugallo es un acierto total y entregarle un papel principal, muy apropiado, -recordamos que ya han trabajado juntos con muy buenos resultados-, la elección de la deliciosa Magaly Solier es increíble, esta delicada actriz peruana está esplendida en su papel, también debo reseñar a Fanny de Castro auténtica siempre, y como no, a su director un cosechador de premios merecidos, como documentalista, escritor o, como ahora, matriculando para el cine una historia probable.

En fin una película que recomiendo, hace que te sientas persona en la oscuridad de una sala de cine.

La cuestión no es como salvarse sino como vivir. Conrrad.

Crítica: Cartas a Julieta

Cartel“Cartas a Julieta”... Vamos a hacer la crítica de una película de corte romántico inconsistente, fantasía americana con buen sentir de nuestra querida Italia, encuentros del pasado y del amor con ribetes rosas, narración idealizada, que se sale un poco de la cruda realidad, de la mano de Gary Winick, que como siempre nos muestra historias sin inconvenientes, predominantemente de mujeres. Criaturas agradables, simpáticas, divertidas o bellas; para esta película  Winick cuenta con el guión de José Rivera y Tin  Sullivan, la música depende de Andrea Guerra y  la fotografía es de Marco Pontecorvo.

En “Cartas a Julieta”,  Sophie Hall (Amanda Seyfreid) es una elegante chica que trabaja en una revista como captadora de noticias. Muy pronto se casará con su novio Víctor (Gael García Bernal), pero antes de la boda quieren darse una fiestecita, y deciden pasar unos románticos días en Europa. El país elegido, Italia, el lugar Verona. Sophie y Víctor pasan dos primeros días maravillosos pero al tercero, el encanto culinario y  vinícola, de la ciudad, es tan fuerte, que Víctor alucinado por la variedad de ofertas de aprendizaje en restauración, decide dedicarse a adquirir conocimientos que le sirvan de ayuda en su restaurante, con lo que se emplea de lleno en recibir cursillos acelerados, Sophie tiene mucho tiempo sola y lo aprovecha para conocer bien esta bella ciudad. Solitaria y feliz visita las famosas murallas, el anfiteatro, la plaza de la hierbas, las arcas escaligeras, el arco del triunfo, pero por lo que Verona es más famosa, es porque Shakespeare situó allí los hechos de la famosa historia de amor (no se sabe si real) entre Romeo y Julieta. Aquí se encuentra nuestra protagonista en la puerta de la famosa casa de Julieta, bajo su balcón. Por aquí pasan al día miles de visitantes para ver el atractivo y romántico sitio, Sophie que está concentrada en todo lo que ve, se fija que en una pared de la casa, las mujeres van dejando pegadas hojas escritas que alguien recoge al caer la tarde, investiga y se cerciora que son cartas que le escriben a Julieta, cartas de amores perdidos y amores no correspondidos. Al siguiente día y como atraída no se sabe por qué extraño poder allí la guapa Sophie va al muro de los amores tristes y tampoco se sabe por qué birlibirloque cae un pequeño bloque de cemento de la pared ,que arropaba de ser vista  una carta que alguien escribió hace 50 años…

En «Cartas a Julieta» no estamos ante un guión depurado, es más, adolece de ser archiconocido, ni ante una dirección espléndida, las interpretaciones tampoco son formidables, su alegato que en todo instante narra un cuento de lo más sonrosado, sí ,está tratado con ternura. Lo más destacable, es la alegría y el frenesí que muestran los  personajes y la inocente manera con que se narra la historia, pero Winick no ha sabido conceder a la película el suficiente equilibrio de una veracidad que con insistencia salta en pedazos, demasiados tópicos, puesta en escena calcada, más pendiente de acentuar los actos aparentemente sugestivos, (se fija demasiado en la preciosista fotografía), que de trabar con un mínimo de firmeza y relación. Una historia que ya se ve no es un fenómeno de eficacia ni indiscutiblemente de singularidad.

Resaltar los hermosos paisajes de Verona, luminosa, cordial, seductora, que nos satisfacen y maravillan, sirviendo de acompañamiento ideal y, como contextual tratamiento de una narración que nos ha hecho sonreír y de un desenlace que te dice que nada es imposible ni injustificable para el amor.

Tierna y azucarada como una tarta de varios pisos.

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