Crítica: Entrelobos

CartelMi crítica de hoy lunes es para una nueva y preciosa película que ha irrumpido en las salas de nuestros cines, “Entrelobos”, dirigida por el director cordobés Gerardo Olivares, del que recordamos varias obras que dejaron un rastro inolvidable en nosotros: “14 Kilómetros”, “Una nube en Bhopal”  y “La gran final”, todas dueñas de un formidable puñado de premios. Olivares escribe el guion fundamentando su argumento en la vida real de Marcos Rodríguez Pantoja nacido en Cardeña, provincia de Córdoba. Un hombre que siendo niño, cuando tenía siete años, fue vendido por su padre a cambio de cinco cabras al señorito de la finca donde se cobijaban; este poderoso rico (José Manuel Soto) se lo mandó a uno de sus cabreros (Sancho Gracia) para cuidar el rebaño, con él aprendió a cuidar de los animales, a buscar comida , a cazar de formas distintas, y a curar heridas de forma natural en un perdido valle de Sierra Morena, lugar que hoy forma parte del parque natural de la sierra Montoro Cardeña. Al poco tiempo el cabrero muere y Marcos (Manuel Camacho, de niño, y Juan José Ballesta , en la juventud) se quedó sólo, y completamente aislado en medio de un paraíso rodeado de toda una fauna solidaria.

Gerardo Olivares seduce con el guion por su grandeza de mensaje sin entrar en la substancia política que entonces sitiaba a Andalucía,  pero además lo narra de  forma tan poética, sosegada y placentera, con una lírica cinematográfica tan atrapante que hace de “Entrelobos” un bello manjar para el espectador. En “Entrelobos” no hay nada efímero, todo está consolidado ya desde la idea hombre-naturaleza, el creador de “Las rutas de las Córdobas” nos introduce de lleno en la vida del personaje, la apasionante a la vez que desgraciada niñez de Marcos, al tiempo que brinda un documento inédito y fascinante de lectura universal, analizando desde un punto de vista pedagógico, divulgativo y palpable el hábitat deslumbrante de Sierra Morena. Olivares nos ofrece desde la palma de su mano como ubre inmensa, las cuatro estaciones que visitan el fulgente macizo. Si a ello le ponemos una pulcra y calculadamente efectiva fotografía del maestro Óscar Duran, el toque de filmación de animales de Joaquín Rodríguez Cacha, que se ensalza con la envolvente y hechicera música del director Klaus Badelt, y a la vez un grupo de excelentes actores que trabajan sus personajes como si fueran aquellos que lo vivieron, entonces tenemos como resultado “Entrelobos”, una película que no puede decaer, que siempre estará fresca para disfrutarla.

Manuel Camacho, Juan José Ballesta (Bruc, el Desafío), Carlos Bardem, Luisa Martin, Sancho Gracia Balada triste de trompeta), Antonio Dechet, Rodolfo Sancho, Eduardo Gómez Manzano, y algunos más, todos consiguen una obra terapéuticamente recomendable.

Yo, he contemplado días inmensos y noches estrelladas en aquella querida sierra a la que siempre arropa el mismo abrigo verde en sus dispares tonalidades, llueva, haga sol o esté nevando, esa sierra es en sí misma una exposición explícita de la naturaleza agradecida. He sido muy afortunada de escuchar en la noche los aullidos de los lobos con mis tíos de Venta del Charco en la finca “La Onza”. En aquellos meses de vacaciones, una niña feliz que descubría cada día con mis primos lo nuevo que el monte nos daba, recuerdo aquello con la mayor de las devociones, ahora visito con regularidad la zona, sobre todo Cardeña. Precisamente allí pude conocer por estas fechas, el año pasado, a Juan José Ballesta, en los días de pleno rodaje (guardo las fotos con gran cariño),  además de Marcos Rodríguez Pantoja y Gerardo Olivares.

“Entrelobos” es un regalo para los sentidos.

Gerardo Olivares triunfa de nuevo con su cine palpitante.

Crítica: Imparable

CartelQuiero comenzar mi crítica señalando que “Imparable» es la obra más carente en creatividad en la carrera de este director, Tony Scott, aunque capta la curiosidad del espectador sin esfuerzo alguno,  enmarcada en el género catastrofista. El  pequeño de los hermanos Scott junto a su actor fetiche Denzel Washington trabajan una película donde se mueven como pez en el agua, acompañando en el elenco, Chris Pine. Tony Scott recuece este film como vehículo de entretenimiento, no arriesga más.

El argumento nos coloca en Estados Unidos, en su estado más poblado: California, y nos centra en la ciudad de Stanton. Frank (Denzel Washington) un veterano ingeniero de ferrocarriles con problemas en la empresa, antes de marcharse de la compañía conoce a un chico joven que supuestamente viene a sustituirle Will Colson (Chris Pine, Infectados). Entre los compañeros, su juventud causa un poco de intranquilidad, ellos son mayores y el trabajo está muy escaso, pero con quien más diferencias tiene Will es con Frank, su compañero más directo. Algo va a suceder que limará todas las discrepancias y seguramente los convertirá en figuras, un peligro enorme se cierne sobre Stanton y estos dos hombres unidos logran salvarlo, la pérdida ya no será de las dimensiones trágicas que se temía.

¿Cuántas películas de este tipo habremos visto? “El tren del infierno”, “Sin control”, “Alerta máxima”, «El puente de Casandra”, “Aeropuerto”,  “Speed”, la última Asalto al tren Pelham 123, la anterior de Tony Scott. Puede ser un avión, un autobús o un tren, pero el desarrollo es el mismo en todas, unos actores muy conocidos que después de grandes inconvenientes logran lo que pretenden y salvan al mundo.  “Imparable” no parte de un guion libre pues esta película está sacada de hechos reales acontecidos en mayo del año 2001 y Tony Scott armado de cine de acción hace un homenaje a estos héroes. Se le puede achacar que no tiene una trama elaborada pero lo que cuenta es lo que ocurrió, por ello  este director se vuelca más en expandir el aturdimiento, el desconcierto, la acción extrema, creando una película que lleva al límite la capacidad del realismo instintivo con el que los protagonistas quieren salvar la vida de sus vecinos.

“Imparable” se aparta de ser una película de calidad, su mérito es la tensión creciente con que el director nos obsequia y el leve toque dramático que enriquece el recorrido, todo lo descrito y expuesto se hace detalladamente con planos y secuencias amplias que muestran con milimétrica fidelidad las tácticas seguidas por su director durante toda la película, no abusa nunca de los efectos especiales que a estas alturas es un hecho digno de admirar  y, a ello le sumamos el buen trabajo desde la interpretación. Tenemos a Denzel Washigton a sus anchas en su papel de héroe candoroso y templado, y a un interesante y más  convincente Chris Pine como princípiate novato en los trajines ferroviarios, me sorprende ver que ha mejorado significativamente, espero que siga desarrollando este lado más enérgico, registro que tenia escondido. También debo destacar a Rosario Dawson haciendo el papel de Connie, y su buen trabajo al otro lado de la radio, siempre ayudando y traspasando tranquilidad a sus compañeros, y Kevin Dunn, el jefe Galvin, un secundario irreprochable

La travesía llega a su fin y atrás quedan la lucha, el cansancio, el coraje y, los esfuerzos en conjunto, salimos de la sala satisfechos por su alta dosis de acción, hemos pasado muchos nervios entre raíles mientras degustábamos palomitas dulces y saladas.

Crítica: Caza a la espía

Cartel“Caza a la espía” nos enseña a Doug Liman luchando por sustraer a su estilo cualquier  insinuación gratuita, una purga cinematográfica con el reclamo de una biografía, y así atado al galeón de sus pulsaciones lucha por ofrecer al espectador una mirada que también es la suya. Nos narra la historia real de Valerie Plame (Naomi Watts), una agente de la CIA cuya identidad fue desvelada por miembros de la Casa Blanca, para desacreditar a su marido, el diplomático Joe Wilson (Sean Penn) que acusaba a la administración Bush de haber manipulado a la Agencia Central de Inteligencia con respecto a la existencia de armas de destrucción masiva en el sistema de Saddam Hussein y que así tuviera sentido la invasión por la fuerza de Irak. Tiempo antes, Valerie fue contratada para dirigir una investigación sobre la existencia de dichas armas en Irak. Su marido también fue arrastrado a la investigación, su trabajo consistía en confirmar una supuesta venta de uranio enriquecido por parte de Nigeria, pero la administración de Bush no toma en cuenta sus conclusiones y muy al contrario utiliza la tergiversación para encabezar el asalto ingrato a Irak. Joe por cuenta propia escribe un editorial en The New York Times explicando su verdad, iniciando una iluminada polémica. Poco después, la categoría de agente secreto de Valerie es revelada por un periodista de alto nivel de Washington. Con su identidad al descubierto y todas sus relaciones de trabajo en peligro, Valerie se ve inducida a una realidad límite, perseguida, blindada y ceñida a unas condiciones irrespirables.

Pese a que “Caza a la Espía” nos hable de una  enorme corrupción, de esa mentira que nos invadió a todos emprendida por Estados Unidos pero seguida por nuestros gobernantes, no tiene la fuerza que yo esperaba, más bien no esperaba, deseaba; sí denuncia aquello tan vil que hicieron unos pocos y que todos estamos pagando, para mí peca de anemia de diálogos  explícitos a partir de la comprensión del contexto histórico y social de aquel momento, pero en todo instante, la ambición realista de Liman queda clara, ya en la primera secuencia viendo que personajes y sucesos están basados en unos hechos reales tan discutidos y sentenciados.

Es ésta una película específica y ajustada, su fisonomía argumental y el nexo de su impulso hacen que la dura mentira tome la correspondida fuerza y la importancia obligada para que el metraje sea de la categoría que es. Nos muestra la trayectoria y maduración de una iniciativa que crece y crece saltando por caminos de obstáculos pisoteados salvajemente a golpe de cañón.

“Caza a la espía” es un ejercicio intenso de política creíble. Naomi Watts hace sin duda un buen trabajo, en esta película se le adivina un apego especial al personaje y así lo transmite para que suene totalmente real, Sean Penn da vida a ese héroe a la deriva, recluso en un circuito de sucesos desde el momento que no confiesa con el dictamen que sus jefes, y lo desarrolla como siempre, desde la tranquilidad de saberse dueño del personaje, pues está fabricado a su medida.

Hay películas que su historia es tan elevada que hace que no establezcas criterios en cuanto a detalles técnicos, ésta es una de ellas. “Caza a la espía” ha reabierto en mí un hueco de memorias desafortunadas, aunque lo que tanto hiere nunca sale del recuerdo. Recomiendo, verla y deseo que la mentira nunca más triunfe cuando de robar vidas y libertades se trate.

Crítica: Copia certificada

CartelEl diagnóstico de mi crítica sobre “Copia certificada”, se desvela a través de mis palabras sin esperar el final de mi comentario.  Pocas carreras como la de Abbas Kiarostami, y pocos  los que han notado el peso de un forzado menosprecio gubernamental a consecuencia del desacuerdo del director con la política de su país. El discurso que diera en el pasado Festival de Cannes a favor de la liberación de un compañero preso en Irán ha hecho que esta película no se estrene en su país natal. El magnífico director de cine, creador de  “El sabor de las cerezas”, y de una treintena más de aciertos en la pantalla, en esta ocasión toma como nacionalidad de trabajo Francia, como actriz principal a la maravillosa Juliette Binoche y el lugar donde nos sitúa el libreto es la Toscana italiana, concretamente Giminiano, una villa, donde se construye  el escenario imaginario  de un encuentro.  El que se produce entre un aclamado escritor anglosajón, James (William Shimell), que en la conferencia de presentación del nuevo libro defiende el valor de la copia frente al original, su libro trata la legitimidad de las copias en el arte, y una mujer francesa, Elle (Juliette Binoche) propietaria de una tienda de antigüedades, que resulta ser una de sus lectoras más fieles. A través de sus charlas sobre la vida y el arte, se entabla entre ellos una tierna relación y  van consintiendo que una historia de amor fluya con sus sombras reflejadas en el espejo  de sus distintas realidades.

A Abbas Kiarostami le sigo la pista desde 1988, no recuerdo cómo, llegó a mí una película excelente, “Donde está la casa de mi amigo”. Hasta entonces ninguna película sobre la amistad y la solidaridad me había impactado tanto, han sido muchos sus aciertos plasmando en las pantallas el devenir de su herencia. Si en 2004 se unió a Ken Loach y Ermano Olmi para codirigir “Tickets”,  realización hecha en el Reino Unido, ahora Kiarostami da el salto y elige en “Copia Certificada” nuestro vecino país. Para esta película, este creador de cine iraní, deja un poco de lado el tema político y diserta sobre la debilidad de las relaciones y su etérea realidad, presentándonos  una historia donde elementos tan comunes en la relación como la susceptibilidad y la incomunicación, se unen, para manifestarnos la distinta forma de percepción y las circunstancias que limitan su supervivencia. “Copia certificada” ha sido premiada con la Espiga de Oro en la 55 Seminci y su protagonista Juliette Binoche Palma de Oro en Cannes 2010.

En “Copia certificada” todo surge implacable, sin pausa, su director no abusa de los recursos, ni paisajísticos ni de artificios de tipo alguno, es más, en la película sólo salen dos personajes y cuando aparece algún otro es simplemente para dar notabilidad a la historia y fuerza a los protagonistas, Kiarostami nos conduce a una enorme confusión a partir de una especie de laberinto sin mapa de ruta para encontrar la salida. Que el balance final sea positivo o no, depende de los ojos o más bien de la subjetividad emocional del espectador. Para mí, una película agradable, bien edificada y bien intervenida. Sobre sus similitudes con «Te querré siempre», de Roberto Rossellini,… espero vuestros comentarios.

Su  mensaje filosófico llega desde un contexto pero puede aplicarse a infinidad de realidades e ideales: puedes disfrutar de una buena copia  tanto como del original, reflexionemos.

Os dejo un enlace a una entrevista a Abbas Kiarostami en relación al estreno de la película.

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