Crítica: Habemus papam
29 noviembre 2011 4 comentarios
Mi comentario de cine de hoy lo dedico al actor, productor, guionista y director italiano Nanni Moretti y a su nuevo trabajo: Crítica de la película “Habemus papam”.
Aunque el polifacético Nanni Moretti ya demostró su talento en el año 1976 con “Soy autosuficiente”, una comedia contestataria y utópica, y en el año 1978 fuese nominado a la Palma de Oro por “Ecce bombo”, su consagración como representante del nuevo cine italiano vendría en el 1981 de la mano de su película “Sueños dorados”, la historia de un exitoso director de cine imitador, dominador y ególatra; con ella fue premiado en el Festival de cine de Venecia con el premio especial del jurado, se adentra más tarde en la profunda «Bianca», en 1984, y a partir de ahí toma fuerza y emprende una fecunda carrera cinematográfica brindando al mundo su punto de vista, salpicado de humor e ironía. Son dignas de recordar: “La misa ha terminado”, “Querido diario(Caro diario)”, “Abril”, “Vaselina roja”, “Caiman” y tantas más que nos sorprendieron de forma admirable.
Por su picado amenizado de muchas de las obsesiones humanas, por la madurez con que están trazados sus personajes, por su sentido autobiográfico y su egocentrismo habitual se dice que Nanni Moretti es Woody Allen a la italiana. Este director, y casi siempre actor de sus películas, llena la escena de socarronería inmoralidad y afecto, cuestionando realidades e implicando la política y la religión, que claramente se respira en todas sus obras, Moretti pasa por cada una de ellas trazando autopistas sin hallar para su lucha el sendero deseado.
Adoptando un sentido realista para adentrarse en el maremágnum de personajes con que al principio se enfrenta “Habemus Papam”, Nanni Moretti sabe apurar al máximo el misterio que puede extraer de sus elementos básicos, inyectando a continuación su característica picardía y estableciendo así el propio contraste. La historia comienza tras la muerte de un papa. Obispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir a su sucesor, a continuación determinadas votaciones inútiles, que se anuncian con la salida de fumata negra, y al final la fumata blanca indica que «Habemus papam». Los creyentes se han agrupado en la Plaza de San Pedro esperando con aclamación y entusiasmo que el nuevo padre santo se asome al gran balcón de la plaza, todos esperan con inquietud, pero el nuevo papa no parece estar en situación de soportar el peso de tal compromiso.
El tema que implícitamente se señala constituye una experiencia audiovisual rica y provocativa, además de proporcionar una cómica pauta con innegables reminiscencias de lo que quisimos y no logramos alcanzar, tal como la seductora proyección que presenta el personaje de Michel Piccoli, retratando el enfrentamiento del hombre que no puede empujar a los demás sino que muy al contrario él necesita ser empujado. Michel Piccoli hace de su personaje un elemento fundamental y Nanni Moretti, como siempre, convierte la película en él mismo y sus reivindicaciones.
«Habemus papam» no es una crítica a la iglesia, es puramente otra parodia pulcra de Nanni Moretti, ávido representante y figura destacada de la cultura y el cine italiano.
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