Crítica: Nadie quiere la noche

Nadie quiere la nocheIsabel Coixet se acompaña de Juliette Binoche y Rinko Kikuchi en este nuevo viaje. Tres mujeres y un tema. Tres mujeres en una sociedad colectiva, en un mundo que no es un sueño, ni una religión ni un baile. Tres mujeres mostrando el fruto de cosechas anteriores. Crítica de la película “Nadie quiere la noche”.

El filme es una hermosa historia recogida por un paisaje maravilloso. Habla de las ilusiones y las motivaciones de las mujeres. La trama sigue a Josephine (Juliette Binoche), una mujer adinerada y culta, que no puede lograr que su marido se quede más de cuatro días a su lado. Viaja al Polo Norte para reunirse con él (y él es el explorador Robert Peary, generalmente acreditado como la primera persona en llegar a la Polo Norte). Después del viaje queda sola con una guía, una humilde esquimal Alaka (Rinko Kikuchi). A pesar de sus diferencias, ambas tendrán que unirse para poder sobrevivir a las duras condiciones climáticas. Las dos mujeres pasaran por momentos de emociones muy fuertes.

La película remonta coloca su argumento entre los años 1909 y 1919. Basada en hechos reales, “Nadie quiere la noche” es una película con trasfondo histórico. Aunque ya sabemos de antemano por dónde puede ir una película así, sin embargo suelen ser películas atractivas que muchas veces muestran un gran respeto por lo que ocurrió en la realidad. Pensando en eso y por motivos evidentes más, pasé a disfrutar de la nueva película de la directora de cine Isabel Coixet.

Imagen de Nadie quiere la nocheNo es la escena la que te absorbe, aunque tiene motivos suficientes para cautivar, lo que te atrapa es esa mujer valiente que arriesga su vida para encaminar sus pasos, harta de que se los dirijan por un destino trazado. El nuevo filme de Coixet nos deja varias enseñanzas, una vez más, entre otras cosas porque en él la directora habla con el corazón de una mujer que se revela en su tiempo y lo explica con libertad, elegancia y sin el temor a enfrentarnos a una agonía sobre todo lo que la mujer tiene que resolver.

Por lo demás, ya conocemos el buen trabajo de la directora española: ambientación interesante, paisajes llamativos, vestuario atractivo y refinado, y desde luego, la gentileza y la soltura con la que Isabel Coixet trataba a todos sus personajes. Protagonizada por la fantástica y bella Juliette Binoche, quien se pone en el papel de Josephine, y por la talentosa Rinko Kikuchi, quien hace de Alaka, están acompañadas en el reparto por Gabriel Byrne, Matt Salinger, Velizar Binev, Ciro Miró y Reed Brody, estupendos. En la música, Lucas Vidal adorna de una forma magnífica el desarrollo del argumento. La trama, diálogos, frases y demás autoridad cifrada bajo guión de Miguel Barros y las pasiones visuales desplegadas con la fotografía de Jean-Claude Larrieu.

Véanla nos hallamos ante otro envío positivo de una directora que pone toda su intención de mujer en cada trabajo.

 

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