Crítica: Que Dios nos perdone

que-dios-nos-perdoneRodrigo Sorogoyen es un joven director de cine y guionista, en general polifacético cineasta, del que recordamos cortometrajes de sus primeros años y cómo no, en el mundo de la televisión una gran cantidad de series conocidas. Para la pantalla grande se nos dio a conocer con su primer largo “8 citas”, en 2008; “Stockholm” llegaría años más tarde, en 2013 y traería consigo un buen ramillete de premios para sus creadores. En 2016, nueva película, un thriller que apunta alto. Crítica de la película “Que Dios nos perdone”.

La película nos muestra a los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) en  Madrid, verano de 2011, centro neurálgico de varios acontecimientos. Ambos policías deben realizar una investigación contrarreloj cuando la capital está repleta de visitantes por la llegada del Papa. Un asesino sigiloso y muy peligroso anda suelto. Para los inspectores es éste un programa ambicioso y apasionante del que no quieren privarse pero están rodeados de una serie de acontecimientos políticos que se desarrollan alrededor de ellos y de personajes a los que solo les interesan los resultados rápidos para que luzcan los de rriba, esto complicará mucho la investigación.

Rodrigo Sorogoyen con su guionista de cabecera, Isabel Peña, escriben una historia donde no hay otro espacio que una intriga realista, capaz de hacer creer, de alterar, de hacer participar al espectador en lo que está viendo. “Que Dios nos perdone” es por su narrativa y su buen hacer una invitación a renovar nuestra capacidad de asombro por el cine patrio. Con música de Olivier Arson y fotografía de Alejandro de Pablo.

imagen-de-que-dios-nos-perdoneEn “Que Dios nos perdone” la maldad tiene nombres y apellidos. Es memoriosa y cautelosa. Es una contradicción íntima, en una lucha de delitos anónimos. Siente necesidad de destruir sin preguntas ni explicación, porque la maldad es un territorio desconocido y atávico sin lenguaje. El lenguaje aparece en los dos principales personajes, los inspectores Velarde y Alfaro, uno conduce al otro para juntos encontrar la línea que haga desenterrar la maldad del pasado, la maldad del presente, entre el amor que se acoge y se repudia y el instinto profundo de querer reconciliarse con la vida, o explorar en los abismos dilatados de las profundidades imprecisas.

Sorogoyen hace su mejor película, lenta y minuciosamente baraja la intriga como detective, esconde la trama detrás de las sicologías de los hechos y nos lleva de la mano hacia el lucimiento de sus estrellas; un casi irreconocible Antonio de la Torre, un eficaz Roberto Álamo y los siempre sólidos Javier Pereira, Luis Zahera, José Luis García Pérez, Mónica López, María Ballesteros, Rocío Muñoz-Cobo, Ciro Miró, Andrés Gertrúdix, Raquel Pérez, Silvia Casanova y Josean Bengoetxea, que no están solo para brindar apoyo a Rodrigo Sorogoyen en su reafirmación como director . Él por su parte sabe encontrar un tono propio, ralentizando lo incierto como un espejismo perfecto para ahondar en los personajes. Ellos, los actores, tienen vehículos y medios de interpretación, miradas, gestos míticos y tienen en sus personajes cielos oscuros o enrarecidos. Ellos, los actores, están magníficos.

Es cine serio, es buen cine: “Que Dios nos perdone”.

Crítica: Nadie quiere la noche

Nadie quiere la nocheIsabel Coixet se acompaña de Juliette Binoche y Rinko Kikuchi en este nuevo viaje. Tres mujeres y un tema. Tres mujeres en una sociedad colectiva, en un mundo que no es un sueño, ni una religión ni un baile. Tres mujeres mostrando el fruto de cosechas anteriores. Crítica de la película “Nadie quiere la noche”.

El filme es una hermosa historia recogida por un paisaje maravilloso. Habla de las ilusiones y las motivaciones de las mujeres. La trama sigue a Josephine (Juliette Binoche), una mujer adinerada y culta, que no puede lograr que su marido se quede más de cuatro días a su lado. Viaja al Polo Norte para reunirse con él (y él es el explorador Robert Peary, generalmente acreditado como la primera persona en llegar a la Polo Norte). Después del viaje queda sola con una guía, una humilde esquimal Alaka (Rinko Kikuchi). A pesar de sus diferencias, ambas tendrán que unirse para poder sobrevivir a las duras condiciones climáticas. Las dos mujeres pasaran por momentos de emociones muy fuertes.

La película remonta coloca su argumento entre los años 1909 y 1919. Basada en hechos reales, “Nadie quiere la noche” es una película con trasfondo histórico. Aunque ya sabemos de antemano por dónde puede ir una película así, sin embargo suelen ser películas atractivas que muchas veces muestran un gran respeto por lo que ocurrió en la realidad. Pensando en eso y por motivos evidentes más, pasé a disfrutar de la nueva película de la directora de cine Isabel Coixet.

Imagen de Nadie quiere la nocheNo es la escena la que te absorbe, aunque tiene motivos suficientes para cautivar, lo que te atrapa es esa mujer valiente que arriesga su vida para encaminar sus pasos, harta de que se los dirijan por un destino trazado. El nuevo filme de Coixet nos deja varias enseñanzas, una vez más, entre otras cosas porque en él la directora habla con el corazón de una mujer que se revela en su tiempo y lo explica con libertad, elegancia y sin el temor a enfrentarnos a una agonía sobre todo lo que la mujer tiene que resolver.

Por lo demás, ya conocemos el buen trabajo de la directora española: ambientación interesante, paisajes llamativos, vestuario atractivo y refinado, y desde luego, la gentileza y la soltura con la que Isabel Coixet trataba a todos sus personajes. Protagonizada por la fantástica y bella Juliette Binoche, quien se pone en el papel de Josephine, y por la talentosa Rinko Kikuchi, quien hace de Alaka, están acompañadas en el reparto por Gabriel Byrne, Matt Salinger, Velizar Binev, Ciro Miró y Reed Brody, estupendos. En la música, Lucas Vidal adorna de una forma magnífica el desarrollo del argumento. La trama, diálogos, frases y demás autoridad cifrada bajo guión de Miguel Barros y las pasiones visuales desplegadas con la fotografía de Jean-Claude Larrieu.

Véanla nos hallamos ante otro envío positivo de una directora que pone toda su intención de mujer en cada trabajo.

 

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