Crítica: Pan negro

Cartel“Pan negro” es una película ambientada a principios de los años cuarenta; su propósito, exponer los problemas de la posguerra, su marco es Cataluña y su centro un pueblo pequeño, en el que el tiempo se ha obstaculizado desde hace cuatro años por la cruel dictadura. La cinta de Agustí Villaronga nos describe la vida de una familia: Farriol (Roger Casamajor) y su esposa Florencia (Nora Navas), tienen un hijo de once años, Andreu (Francesc Colomer). La Guerra Civil terminó hace pocos años y todavía se arrastran las consecuencias de esa cosa terrible. Están deseosos de una vida nueva, libre de los terrores de la contienda. Estamos en el año 1944,  Farriol  que sigue fiel a sus ideales, es perseguido y acosado por las fuerzas de orden del pueblo, decide marcharse a Francia y así salvar la vida y poder alcanzar una anhelada paz, se despide de su esposa y de su hijo, al que manda a vivir a casa de su madre en una masía propiedad de los señores Manubens. En realidad toda la familia trabaja desde que terminó la guerra para estos señores, por culpa y como consecuencia de esto, los acontecimientos se precipitarán en contra de estos pobres perdedores de una guerra que no buscaron. La familia entera vivirá intensamente las crueldades de lo inhumano del ser humano, todos se verán abocados a enfrentarse con fantasmas del pasado, a intrigas silenciadas, a verdades ocultas, pero sobre todo lo padecerá Andreu este niño que será el testigo mudo de todo acto, patraña, escándalo y escarnio que irremediablemente se desarrollará delante de sus ojos, pues de forma paralela la trama llevará a este personaje, a una disyuntiva que le dejará  posada  en el lugar del corazón una dura piedra.

Agustí Villaronga hace una película correcta, con encuadres precisos, ambientación cuidada, localizaciones perfectas, la realización resulta impecable, narra una historia algo confusa, sustraída de un guion escrito por él mismo, basándose en la novela de Emili Teixidor. Muestra ambientes cerrados, escogidos adecuadamente con una sobriedad obligada a lo que el patrón exige,  enorme precisión en el ritmo narrativo, insensiblemente nos adentra,  no sólo en la denuncia de una exaltación sólo achacable al menos a gran parte de los vencedores, sino también en un  sistema en forma de dique y de la ruina de la persona como tal. Poco a poco nos regala metáforas: pájaros, alas, libertad, ideales, nos muestra lo que a veces es necesario que  inventemos, aquí me recuerda algo al “El  laberinto del fauno”, pero también hay algún instante que pienso en “La lengua de las mariposas”, y como no, en su película del año 2000 “El mar”, que también transita sobre este mismo tema. Pero “Pan negro” tiene el distintivo y la naturaleza particular de una novedosa nueva obra. “Pan negro” muestra un tema que aunque recurrente en el cine español, no resta interés ni conmoción al espectador.

Francesc Colomer, Marina Comas, Nora Navas, Roger Casamajor, Laia Marull (La herencia Valdemar), Eduard Fernández , Sergi López y Mercé Aránega, todos los miembros del reparto al unísono, actúan como si estuvieran encima del escenario de un gran teatro haciendo con sus personajes al espectador partícipe de su sufrimiento y sus miedos. Con esta película, en el pasado Festival de San Sebastián Nora Navas consiguió el premio a la mejor actriz. La música la pone con delicadeza José Manuel Pagán y el trabajo fotográfico con sus tonos muy ajustados corre a cargo de Antonio Riestra. Hace mucho tiempo que esperábamos una nueva película de Villaronga. Con cada nuevo trabajo nos demuestra su expresividad y su riqueza creando atmósferas que trasmiten pasión y veracidad.

Aunque pueda ser necesario enterrar historias, cerrar heridas, yo doy la bienvenida a todo lo que sea recordar a nuestros antepasados, no debemos de olvidar lo que es parte de nuestro pasado cercano, es posible que haya espectadores que vean en esta película un drama costumbrista, pero para otros muchos son recuerdos de cosas vividas o vivencias contadas por los mayores, todos sabemos de casos que ocurrieron en cientos de pueblos de España, en el mío, por un motivo u otro, en todas las familias había un drama que contar en aquellos años. Pasaron tantas cosas que se escapan a la razón…

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