Flor del desierto

La directora americana Sherry Hormann nos trae una película con la que saca a la pantalla a una mujer digna de admirar.

Es la vida de Waris Dirie, que por culpa de una tradición absurda y retrograda pasa de ser una niña feliz a ser una marioneta de su destino. A los cinco años le practican la ablación y ya para siempre tendrá esa sombra que condiciona su existencia. Como puede sale de aquellas tierras tan queridas y tan mal gobernadas de Somalia, sin tiempo de llantos ni para acordes solemnes, el cielo de allí arriba está demasiado distante y ella necesita guiar sus pasos y sus pensamientos, crear sueños, descubrir las virtudes del ser humano que seguramente existen. A los trece años con una absoluta falta de medios se agarra a la esperanza y mira al mundo con esa mirada suya rebosante e infinita, son muchas trabas las que el futuro le tiene reservadas pero es una superviviente y después de muchas dificultades logra tener una vida de calidad humana. Dirie se convertirá en una gran modelo, escritora, embajadora de la ONU  y en un ejemplo para muchas otras pero la imagen que siempre llevará en su corazón será la de su infancia antes de que “aquello” ocurriera cuando aún era feliz.

La película es de difícil análisis y valoración, por un lado el fuerte contenido de fondo con que nos encontramos: un crudo documento sobre cómo la protagonista es víctima de una tradición injusta y que además las mujeres asumen porque es la garantía de su virginidad y el salvoconducto para que el hombre la respete y la ame; por el otro, la relajación de la directora ante una historia tan relevante  que sería  ideal para sensibilizarnos con una puesta en escena mas impactante. Sólo tiene puntuales destellos de inteligencia cinematográfica para una película que podía haber sido de gran formato. Aunque  los tramos inicial y final tienen diez minutos de meritoria intensidad y algún vestigio de talento, el resto del metraje desfallece sin remedio, pues no tiene más pretensiones que mostrar la realidad para que la analicemos reflexivamente, con lo cual hace perder mucha parte de su credibilidad cinematográfica.

La actuación de Liya Kebede, brillante, dando vida a una mujer dentro de un laberinto en un mundo de tinieblas, que sueña con una realidad preñada de libertad. No se puede decir lo mismo de Sally Hawkins que sobreactúa irritantemente como ya lo hizo en “Happy: un cuento sobre la felicidad”, haciéndose incomoda y desconcertante.

En cualquier caso, lo mejor es el auténtico interés humano y social de la historia, una realidad que debe convivir con todas las personas aunque no seamos conscientes de ello, aquí hay una denuncia expuesta con la que debemos ser solidarios. Un llamamiento a los derechos humanos, desde el discurso de una mujer que gracias a la posición social adquirida tiene su pulpito para la llamada. Gracias a los escritos y discursos de Waris Dirie catorce países africanos prohibieron la ablación en el año 2007, sin embargo otros muchos gobiernos no se hacen solidarios aunque saben las graves consecuencias de esta atrocidad.

Según la ONU todos los días seis mil niñas la sufren.

Waris Dirie ha sido embajadora de la  ONU en África,  siempre  a favor de los derechos de las mujeres y los niños.  Publicó un libro con la historia de su vida del cual Sherry Hormann ha sacado el guión  para este film. Ha  publicado varias novelas sobre la mujer africana. Es ponente en numerosas conferencias y coloquios, siempre defendiendo la libertad y la dignidad de las mujeres en África y en contra de la mutilación genital femenina.

La mujer que hace la ablación en la película es realmente la que durante cuarenta años la practicó a miles de niñas, lleva tres años concienciada y ahora se niega a hacerlo.

Esta película ganó el premio T C M  del público en el pasado Festival de San Sebastian.

De vuelta en Madrid. Cantabria y Asturias perfectas. Lo que no conocía: a la altura de cómo lo había imaginado y más. Nunca anteriormente estuve en Santander. Ahora estoy enamorada de esa bella ciudad. He conocido lugares divinos. También he convivido con buenas gentes, personas divertidas, abiertas, encantadoras, muy afines a mis costumbres y aficiones.

Desde aquí  esta noche, miro por la ventana y con claridad casi tangible, veo, a mis compañeros de viaje, los sevillanos, con su simpatía sin igual, a los magníficos villarealences enormemente agradables, a las cordobesas, a la parejita de jovencitos, encantadores todos. Unos días que repetiremos.

Y ahora sigamos comentando cine…

Recién graduada

Después de compartir dirección con Andrew Adamso, en “Shrek” y años después con Bibo Bergeron y Rob Letteerman en “El Espantatiburones”, la directora americana Vicky Jenson se atreve con su primera película en solitario, se retira de la animación dirigiendo una crónica cómico-sentimental agridulce.

Está interpretada en el papel protagonista por Alexis Bledel (la guapísima protagonista de  “El bosque magico de Tuck”), que da vida a Ryden Malby, su padre es, Walter (Michael Keaton) y su madre Camella (Jane Lynch), tiene un vecino cercano, (Rodrigo Santoro)  y un amigo de toda la vida (Zach Gilford)

Antes del comienzo de esta historia Ryden era feliz. Ryden ya se ha graduado, ya, sus ilusiones y sus sueños deberían de cumplirse, pero  al salir de nuevo a la gran avenida, después de dos horas esperando que la entreviste la responsable de recursos humanos de una gran empresa literaria, comprende que la búsqueda de un trabajo la está agotando, acaba de visitar la última oficina donde tenía cita laboral. Ella era la chica más ilusionada de su graduación, toda la vida había soñado que cuando terminara los estudios sería una brillante editora, pero llegado el momento el tema laboral es muy complicado. Con la euforia del término escolar se había ido a vivir sola a un apartamento. Ya no tenía para pagarlo, ni para mantener sus gastos. A la niña de ojos azules que había en ella cada día se le hace más grande la lista de errores e infracciones que está cometiendo. Se siente patética y fracasada. Sus padres se muestran benévolos, le aconsejan que deje el apartamento y vuelva a casa. Y vuelve. Pero la casa de sus padres la supera, no puede vivir en esa casa de locos. Ella más que nunca se  siente un desecho posgrado, no se da cuenta que su felicidad no está en esa casa ni con su familia, ni siquiera en esa ciudad. Más adelante lo descubrirá cuando el amor llame a su puerta.

A esta nueva entrega de comedia hollywoodiense, la vamos a tratar con un poco de fe y  benevolencia,  no sólo porque sea la opera prima de una mujer dedicada enteramente al mundo del cine con innumerables aciertos en muchos de sus campos, sino que además la problemática y la temática que desarrolla, está absolutamente relacionada con lo que actualmente ocurre en nuestras sociedades, los chicos estudiando toda su vida y cuando les llega la hora de ser ellos mismos en lo que se han estado formando, resulta que hay cuatro mil personas para un puesto de trabajo que se oferta.

Es un tema interesante, donde Jenson hubiera podido lucirse, pero la directora lo narra muy levemente, y así, las alternativas no conmueven en sus planteamientos. Me hubiera gustado más fuerza, más denuncia, ironía, etc. Creo que una historia nace de la forma de hacerla, y aquí la historia se ha desarrollado escasamente, para que me entendáis; para plasmar un hecho en la pantalla de gran importancia social, un director tiene que utilizar sabiamente sus posibilidades, y desde su alta posición mandarle al espectador  una denuncia que remonte con grandeza a la pantalla, y esto repercuta a favor de todos los temas y asuntos empleados. También puede ser, que lo que se nos da, es lo que pretendía, hilvanar una comedia, con un tema actual, con dos guapos actores, una actriz preciosa y alguna vieja gloria de Hollywood, pues bueno,  lo aceptamos. Pero es que la gran bajada de la comedia americana ya es preocupante, vamos a tener que tirar de video para disfrutar del buen cine de humor de los directores americanos.

Se la puede ver con una sonrisa, pues es innegable que no desagrada, para mí, es pasable, no daña, pero tampoco va a ser recordada por algo que no sea haber pasado un rato tranquilo de una tarde de primavera en una sala cualquiera de un cine de cualquier sitio.

El escritor

Algunas veces  las bandas sonoras no están a la altura de las grandes películas, por suerte no es el caso de Román Polanski ; un director que nunca abandona el envoltorio sonoro y con” El Escritor” no nos deja insatisfechos, ya que gracias a las orquestaciones creadas por Alexandre Desplat,  el suspense  de la película se agarra férreamente a la música, y así, emparejadas, juegan con nosotros a favor de la angustia. Esta nueva película del director polaco, está basada en la novela superventas  “El poder en la sombra”, del escritor inglés  Robert  Harris, que junto a Polanski  ha adaptado el guión para el film.

La historia de la que hablamos empieza con la imagen de un coche abandonado en un ferry, un hombre muerto en una playa, y acto seguido vemos en las oficinas de una gran editorial inglesa, una reunión de ejecutivos de distintos estamentos y funciones, que han hecho llamar a un escritor, interpretado por Ewan McGregor para convencerle de participe en un proyecto  que le resultará sustancioso en cuanto a ganancias. El negocio no es otro que escribir las memorias del primer ministro británico Adán Lang (Pierce Brosman). El escritor, a duras penas acepta… ya convencido, rápidamente se  traslada a una isla de Estados Unidos donde reside el político inglés. Nada más llegar todo le resulta extraño y gélido, enseguida se pondrá manos a la obra trascribiendo el manuscrito que Alan Lang ha ido escribiendo durante mucho tiempo y del que quiere que este escritor saque una imagen suya perfecta y limpia, pero la intranquilidad y la sospecha van a ser sus asiduas compañeras durante toda su estancia en ese lugar.

Aunque la trama se desarrolla en suelo americano, ha sido rodada en Alemania debido a los problemas ya sabidos de Polansky con la justicia norteamericana, -no puede entrar en aquel país, ni en ningún otro que tenga acuerdos en este aspecto con su gobierno. Aún no estaba acabado el rodaje cuando le detuvieron en Alemania. En el mes de febrero, el Festival de Cine de Berlín le premió con el Oso de Oro al mejor director, premio que no pudo recoger por estar detenido. Este genial director  que comenzó como actor y al que la vida ha golpeado muy duramente, no tiene miedo, a sus 76 años, el objetivo básico de sus películas sigue siendo ajustar cuentas con sus denuncias nada superficiales y muy necesarias.

Yo admiro e idolatro a este director, es un verdadero creador de arte. Con esta película me ha vuelto a sorprender, no voy a decir que es una obra maestra, está lejos de esa calificación, sobre todo el guión adolece de algunos pequeños baches, pero sí me sorprende dentro de la oferta cinematográfica que consumimos habitualmente, tampoco quiero dar la impresión de que mi buena calificación sea por este motivo, no, lo cierto es que esto que hoy os comento es cine trabajado, elaborado, concebido, “El escritor” es una sugerente y opresiva oferta, con una atmósfera que genera intriga, que despierta curiosidad.

Así son los escenarios  de este director, agobiantes sitios cerrados donde se respira un aire malsano y retorcido, para los exteriores también tiene su firma, lugares sobrios, fríos, distantes, donde para nada lo que sobresalga sea el paisaje, sino el momento en que nos sitúa la narración.

Esto es Polansky. Bueno contando historias, escenificando, dibujando dobles lecturas, criticando demoledoramente actos que nadie se atreve a dar la cara por ellos, y haciendo que en 2010, en una sala de cine de lo mas sofisticado parezca que estamos viendo una película del más puro cine clásico.

Tanbien los actores resultan brillantes, destacando a Ewan Mcgregor que brinda una actuación muy convincente, dando vida a este escritor sin nombre, “un negro” en el argot literario. Todas las actuaciones me han parecido sólidas, incluso Pierce Brosman que no me gusta mucho, en esta ocasión creo que ha sabido aprovechar este nuevo registro.

Evidentemente el futuro está abierto y de nuevo Román Polansky nos obsequiará con un nuevo trabajo soberbio, es evidente que si no le atan las manos seguirá metiéndonos en mundos de conexiones ocultas, de verdades vacuas y de asuntos de estado de mucha importancia, él se atreve. Roman Polanski: Filmografía esculpida con letras de oro.

Mañana sábado, salgo de viaje para Asturias, a pasar unos días en distintos y maravillosos sitios, estaré seis días por aquellas tierras, empapándome de la historia cultural de los lugares y disfrutaré de mi preferencia: el mar, grande, inmenso, bonito. Creo que el hotel donde me alojo tiene conexión a Internet, si es así, alguna noche asomaré por aquí.

Saludos

Invictus

Prolífico y sorprendente, Clint Eastwood, cada vez que aparece nos trae un film más  honesto, extraordinario e invariablemente ligado a la dimensión que  en ese momento es  adecuada. Éste es el caso de “Invictus”, adaptación de la novela “El factor humano” de John Carlin, periodista y escritor que fue corresponsal de un diario inglés durante años en Sudáfrica.

El guión lo ha adaptado Anthony Peckhan y Clint Eastwood (Más allá de la vida) lo realiza con gran maestría  haciendo un magnífico retrato de la personalidad de Nelson Mandela, un hombre que después de más de 27 años en la cárcel y cuatro años después de su liberación el 11 de febrero de 1990, ganó las elecciones democráticas en su Sudáfrica.

Nelson Mandela “Madiba” se encontró entonces con un país dividido por la política represiva de años de apartheid, un país separado en blancos y negros, llenos todos de odios y rencores. Mandela supo ver  que si su país quería prosperar y evolucionar, tanto unos como otros tendrían que dejar atrás el rencor y trabajar juntos por un futuro mejor.

Aplicando una portentosa inteligencia emocional, consigue crear y unir un país mediante políticas sociales, con inversiones de capital extranjero y con la experiencia de todo lo sufrido, canaliza las emociones básicas de su gente. En ese tiempo y esas fechas  se van a celebrar los Campeonatos del Mundo de Rugby y “Madiba” se vuelca en favor de su pueblo a través de este deporte.

Esta película escenifica con increíble naturalidad, los años más conocidos del gran hombre de la solidaridad. Confieso haber sentido escalofríos en algún momento viendo al actor que da vida Mandela, Morgan Freeman (Red), pronunciar frases de provocadora inteligencia, inmensas y sentimentales, llevando las constantes de la narración. Gran interpretación de Freeman, la estrella resplandeciente del filme, junto al que hay que destacar a Matt Damon, de una autenticidad absoluta.

No hay duda de que Eastwood desde lo técnico supera cualquier idea que hayamos concebido de antemano.

Todavía con la retina impregnada por  la magnifica “Gran Torino”, recibimos el mensaje que ahora nos deja, un mensaje impactante de conexión humana  Además, esta cinta sorprende desde la misma historia, que siendo aparentemente el retrato de una vida conocida, mezclada con el deporte como metáfora, lanza un discurso y mantiene la tensión en todo momento. “Invictus” es impactante. La puesta en escena demuestra que Eastwood es un director de cine definido, que trabaja para el público que no se conforman con historias huecas.
Una hermosa película, libre, sencilla, una obra que te gana  desde el corazón sin forzar jamás el lado lacrimógeno, un pequeño milagro, un exquisito sorbo de cine realista.

“No importa cuán estrecho sea el camino,
Cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma”

Fragmento del poema que ayudó a Nelson Mandela en los difíciles momentos de su vida.

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