El escritor

Algunas veces  las bandas sonoras no están a la altura de las grandes películas, por suerte no es el caso de Román Polanski ; un director que nunca abandona el envoltorio sonoro y con” El Escritor” no nos deja insatisfechos, ya que gracias a las orquestaciones creadas por Alexandre Desplat,  el suspense  de la película se agarra férreamente a la música, y así, emparejadas, juegan con nosotros a favor de la angustia. Esta nueva película del director polaco, está basada en la novela superventas  “El poder en la sombra”, del escritor inglés  Robert  Harris, que junto a Polanski  ha adaptado el guión para el film.

La historia de la que hablamos empieza con la imagen de un coche abandonado en un ferry, un hombre muerto en una playa, y acto seguido vemos en las oficinas de una gran editorial inglesa, una reunión de ejecutivos de distintos estamentos y funciones, que han hecho llamar a un escritor, interpretado por Ewan McGregor para convencerle de participe en un proyecto  que le resultará sustancioso en cuanto a ganancias. El negocio no es otro que escribir las memorias del primer ministro británico Adán Lang (Pierce Brosman). El escritor, a duras penas acepta… ya convencido, rápidamente se  traslada a una isla de Estados Unidos donde reside el político inglés. Nada más llegar todo le resulta extraño y gélido, enseguida se pondrá manos a la obra trascribiendo el manuscrito que Alan Lang ha ido escribiendo durante mucho tiempo y del que quiere que este escritor saque una imagen suya perfecta y limpia, pero la intranquilidad y la sospecha van a ser sus asiduas compañeras durante toda su estancia en ese lugar.

Aunque la trama se desarrolla en suelo americano, ha sido rodada en Alemania debido a los problemas ya sabidos de Polansky con la justicia norteamericana, -no puede entrar en aquel país, ni en ningún otro que tenga acuerdos en este aspecto con su gobierno. Aún no estaba acabado el rodaje cuando le detuvieron en Alemania. En el mes de febrero, el Festival de Cine de Berlín le premió con el Oso de Oro al mejor director, premio que no pudo recoger por estar detenido. Este genial director  que comenzó como actor y al que la vida ha golpeado muy duramente, no tiene miedo, a sus 76 años, el objetivo básico de sus películas sigue siendo ajustar cuentas con sus denuncias nada superficiales y muy necesarias.

Yo admiro e idolatro a este director, es un verdadero creador de arte. Con esta película me ha vuelto a sorprender, no voy a decir que es una obra maestra, está lejos de esa calificación, sobre todo el guión adolece de algunos pequeños baches, pero sí me sorprende dentro de la oferta cinematográfica que consumimos habitualmente, tampoco quiero dar la impresión de que mi buena calificación sea por este motivo, no, lo cierto es que esto que hoy os comento es cine trabajado, elaborado, concebido, “El escritor” es una sugerente y opresiva oferta, con una atmósfera que genera intriga, que despierta curiosidad.

Así son los escenarios  de este director, agobiantes sitios cerrados donde se respira un aire malsano y retorcido, para los exteriores también tiene su firma, lugares sobrios, fríos, distantes, donde para nada lo que sobresalga sea el paisaje, sino el momento en que nos sitúa la narración.

Esto es Polansky. Bueno contando historias, escenificando, dibujando dobles lecturas, criticando demoledoramente actos que nadie se atreve a dar la cara por ellos, y haciendo que en 2010, en una sala de cine de lo mas sofisticado parezca que estamos viendo una película del más puro cine clásico.

Tanbien los actores resultan brillantes, destacando a Ewan Mcgregor que brinda una actuación muy convincente, dando vida a este escritor sin nombre, “un negro” en el argot literario. Todas las actuaciones me han parecido sólidas, incluso Pierce Brosman que no me gusta mucho, en esta ocasión creo que ha sabido aprovechar este nuevo registro.

Evidentemente el futuro está abierto y de nuevo Román Polansky nos obsequiará con un nuevo trabajo soberbio, es evidente que si no le atan las manos seguirá metiéndonos en mundos de conexiones ocultas, de verdades vacuas y de asuntos de estado de mucha importancia, él se atreve. Roman Polanski: Filmografía esculpida con letras de oro.

Mañana sábado, salgo de viaje para Asturias, a pasar unos días en distintos y maravillosos sitios, estaré seis días por aquellas tierras, empapándome de la historia cultural de los lugares y disfrutaré de mi preferencia: el mar, grande, inmenso, bonito. Creo que el hotel donde me alojo tiene conexión a Internet, si es así, alguna noche asomaré por aquí.

Saludos

Invictus

Prolífico y sorprendente, Clint Eastwood, cada vez que aparece nos trae un film más  honesto, extraordinario e invariablemente ligado a la dimensión que  en ese momento es  adecuada. Éste es el caso de “Invictus”, adaptación de la novela “El factor humano” de John Carlin, periodista y escritor que fue corresponsal de un diario inglés durante años en Sudáfrica.

El guión lo ha adaptado Anthony Peckhan y Clint Eastwood (Más allá de la vida) lo realiza con gran maestría  haciendo un magnífico retrato de la personalidad de Nelson Mandela, un hombre que después de más de 27 años en la cárcel y cuatro años después de su liberación el 11 de febrero de 1990, ganó las elecciones democráticas en su Sudáfrica.

Nelson Mandela “Madiba” se encontró entonces con un país dividido por la política represiva de años de apartheid, un país separado en blancos y negros, llenos todos de odios y rencores. Mandela supo ver  que si su país quería prosperar y evolucionar, tanto unos como otros tendrían que dejar atrás el rencor y trabajar juntos por un futuro mejor.

Aplicando una portentosa inteligencia emocional, consigue crear y unir un país mediante políticas sociales, con inversiones de capital extranjero y con la experiencia de todo lo sufrido, canaliza las emociones básicas de su gente. En ese tiempo y esas fechas  se van a celebrar los Campeonatos del Mundo de Rugby y “Madiba” se vuelca en favor de su pueblo a través de este deporte.

Esta película escenifica con increíble naturalidad, los años más conocidos del gran hombre de la solidaridad. Confieso haber sentido escalofríos en algún momento viendo al actor que da vida Mandela, Morgan Freeman (Red), pronunciar frases de provocadora inteligencia, inmensas y sentimentales, llevando las constantes de la narración. Gran interpretación de Freeman, la estrella resplandeciente del filme, junto al que hay que destacar a Matt Damon, de una autenticidad absoluta.

No hay duda de que Eastwood desde lo técnico supera cualquier idea que hayamos concebido de antemano.

Todavía con la retina impregnada por  la magnifica “Gran Torino”, recibimos el mensaje que ahora nos deja, un mensaje impactante de conexión humana  Además, esta cinta sorprende desde la misma historia, que siendo aparentemente el retrato de una vida conocida, mezclada con el deporte como metáfora, lanza un discurso y mantiene la tensión en todo momento. “Invictus” es impactante. La puesta en escena demuestra que Eastwood es un director de cine definido, que trabaja para el público que no se conforman con historias huecas.
Una hermosa película, libre, sencilla, una obra que te gana  desde el corazón sin forzar jamás el lado lacrimógeno, un pequeño milagro, un exquisito sorbo de cine realista.

“No importa cuán estrecho sea el camino,
Cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma”

Fragmento del poema que ayudó a Nelson Mandela en los difíciles momentos de su vida.

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