Crítica: Air Doll

cartel de la peliculaHirokheu Koreeda, creador de las excelentes películas como “After Life”, “Nadie Sabe” o “Still Walking”, en esta ocasión construye una metáfora donde surrealismo y  matices de humanidad bailan al mismo tiempo. Poesía de lo cotidiano.

Nozomi (Duna Bae) está sorprendida, su cuerpo acaba de despertar, sus ojos  tienen luz, en su repentino despertar no sabe, no intuye, le sorprende todo, mira para los lados, para el frente, su escenario es muy limitado, un cuarto de un apartamento en un barrio antiguo de Tokio, se asoma a la ventana, siente la lluvia en sus manos,  nota su fresca textura y más sorprendida si cabe, vuelve a mirar a su alrededor, en la habitación una cama algunos muebles mal distribuidos, ropa de hombre descolocada y un armario de donde cuelgan una buena cantidad de vestidos de su talla, de camarera, enfermera, cabaretera, azafata, colegiala. Ella se pone el de doncella y sale a la calle, sola, en las avenidas, las plazas, en el parque, en una ciudad donde no llama la atención pues descubre que las gentes, como ella, caminan solas. Nozomi  tiene todo un día para explorar, por la noche cual cenicienta debe volver a su casa donde el hombre, su dueño, Hideo (Arata) regresa de trabajar, y ella de nuevo será el ser sin vida, el objeto sumiso, la muñeca de aire de satisfacción masculina, él le hablara sin esperar respuesta, la obsequiara sus piropos, la llevará a la cama, la colmará de atenciones en agradecimiento a su entrega sin protesta, pero mañana cuando amanezca y él se vaya a trabajar, nuevamente Nozomi sale a la calle todo el día, ansía descubrir, ha perdido mucho tiempo. Un día al pasar por un videoclub, algo la invita a entrar, allí conoce a Junichi (Sumiko Fuji) un dependiente, después amigo, que a través de las películas le enseñará a hablar, a relacionarse y  a introducirse en el mundo actual, la ingenuidad de Nozomi la llevará a sentir que lo bello convive con lo brutal, en este mundo en el que habitamos, consumido por las dentelladas de la enorme enfermedad que padece.

Para nosotros, “Air Doll” no es una idea nueva, Berlanga con su película “Tamaño Natural” ya nos mostró la convivencia de un hombre con una muñeca hinchable. La propuesta de Koreeda es otra, contiene un trasfondo más duro y más real, partiendo de lo básico e irreal del tema. No se centra en la convivencia del hombre marginado-muñeca, va mas allá, al sacar a la calle al ser delicado, inocente, todo ojos para ver el mundo actual, su soledad, sus miserias, nos está mostrando por medio de la excelencia de su cine, a nosotros mismos.

Koreeda continuamente nos coloca en la posición de formar hipótesis, para lograr entender el fondo de sus mensajes, siempre soslayados, pero encaminados a que los espectadores captemos su discurso.

“Air doll” es una profunda historia en cuyo análisis podemos encontrar tantas lecturas que nos perderíamos al enumerarlas, analizando la belleza intrínseca a través de una lente de inocencia y con una mirada especial, Nozomi se crea una vida paralela, buscando  respuestas sobre lo humano, conoce a seres que en todo momento han estado ahí, han convivido con ella, descubre el ser terrenal, universo de personas, que no le puede explicar qué es la vida en ese mundo complejo.  Poco a poco, al relacionarse siente que aunque el material de fabricación es distinto, por dentro están igual de vacíos que ella, explora en  las complejidades de la sociedad, la soledad de la vida urbana, las debilidades de la existencia, descubre que las cosas de aquí tienen el sentido que se le quiere dar, que somos parte de un sistema mezquino de valores muertos.

En el reparto tenemos a grandes intérpretes de la escena, representando personajes pintorescos que salen a escena dando un  matiz variado, y mostrándonos que todas sus vidas parten del mismo lugar, Duna Bae es sorprendente, nos remueve por dentro con su interpretación, construye una muñeca dotada de una capacidad estática enorme, dándole una identidad encantadora.

“Air doll” es una metáfora sobre el vacío de una colectividad que suple su falta de amor con sustitutivos, sin tener el valor y la fuerza de asirse los unos a los otros y disfrutar de lo maravilloso y portentoso de la pura esencia que es lo humano.

Muy recomendable.

Que se mueran los feos

Cartel de la película Javier Cámara es un actor de comedía española que durante muchos años nos ha deleitado con sus interpretaciones, desde la madurez de su veteranía  se resiste a perder la oportunidad de obsequiarnos con una proeza interpretativa como la que hace en “Que se Mueran los Feos”. Da vida a Eliseo un chico de pueblo que ama la música, su ilusión es ingresar como alumno en el conservatorio, pero la familia tiene una granja y un despacho de carne; además debe atender a su madre, Milagros (Petra Martínez) que es viuda y a su tío, Auxilio (Juan Diego) bastante mayor. Eliseo tiene que llevar el peso del negocio y el pobre además… es feo,  los amigos (que no son tan guapos) se ríen de él y lo ridiculizan a la menor ocasión, pero el verdadero problema es que en el pueblo los horizontes de encontrar una chica están muy limitados. Cuando consigue una relación por Internet la muchacha al verle sale corriendo. Él se siente aún más feo. Carmen Machi es Nati la cuñada de Eliseo, llega al pueblo de rebote de otros sitios que no la quisieron cobijar, al principio la convivencia resulta un poco complicada, y poco a poco las cosas se suavizan. También se siente fea.

En el reparto, Hugo Silva, María Pujalde, Tristán Ulloa, Ingrid Rubio, Luis Villanueva y Kira Miró, son los amigos de Eliseo. Juan López (Muchachada Nui) es un empleado y casi miembro de la familia

Con esta comedia seudo-amarga, Nacho García Velilla nos sienta en la butaca durante un ratito, nos introduce en una película donde lo habitual se apodera del relato, con situaciones simples de vida cotidiana, trasmitiendo las distintas relaciones que conviven en el argumento, ni que decir tiene que hay momentos en la película que provocan la carcajada, este hombre es maestro en eso (Médico de Familia, Siete Vidas, Aida, Gominolas). Sus series de televisión se caracterizan por su alto contenido humorístico. En la gran pantalla se estrenó con Fuera de Carta, una película divertidísima,  para mí una de las mejores comedias del cine español en mucho tiempo, con “Que se Mueran los Feos”, García Velilla nos quiere dar más de lo mismo pero no consigue alcanzar el punto de humor de la apuesta anterior, pues los personajes principales, son tan entrañables y tan desgraciados que producen sentimiento de pena en el espectador y lo que hace que la propuesta se convierta en agridulce; la ironía dramática en el desarrollo de la historia lastra en parte la entrega a reír que sientes cuando pasas a verla, aún así mi análisis es positivo, me parece una historia lúcida, una cinta cómica de tono español de toda la vida. El ritmo no decae en ningún momento. A destacar el manejo de animales (vacas) que sirven de atractivo rural y sustentan el recorrido fílmico, y el entorno, ese  pueblo inexistente, tan agreste y pastoril, localizaciones logradas en la provincia de Huesca, y que conforman un entorno apropiado para esta oferta rústica.

La fotografía corre a cargo de David Omedes. La música la pone Juanjo  Javierre, sirviendo a tiempo canciones de Juan Carlos Calderón .

Los actores todos aceptables, en un nivel alto Javier Cámara y Carmen Machi dando vida a estos seres acomplejados psicológicos que creen que no encuentran un amor por culpa de su apariencia física, de Juan Diego sólo decir que cada papel que hace parece que está hecho para él, perfecto.

No es una película plenamente lograda pero logra lo que pretende. Transita por caminos, cuando muchos quisieran que circule por autopista.

En fin, una opción para pasar el rato y dar gracia a una tarde de cine, hace reír y no hace pensar,  eso, a veces es necesario.

Villa Amalia

Película Villa AmaliaBenoit Jacquot, dirige a Isabelle Hupper una vez más, dejando claro que la fuerza del personaje la sustentará esta actriz como ninguna otra.

En “Villa Amalia”, Ann  (Isabelle Huppert) está marcada por el ejemplo de su padre y como no podía ser de otra forma, trabaja como compositora de piano y  concertista. Su progenitor músico de orquesta en un gran teatro de Paris, le enseñó el amor por este arte. Ann es una mujer madura, casada desde hace quince años, que sospecha que la engaña su marido. En una noche de cerrada lluvia  sale a espiarle, él en el coche de delante, ella en el suyo, justo detrás, un poco camuflada para no ser descubierta, cuando llegan a su destino, él, Thomas (Xavier Beauvois, De dioses y hombres) llama a la puerta de una casa, una joven mujer abre y los dos se funden en un  apasionado beso. Ante esta indeseable escena Ann no puede ni respirar, escondida y sin poder moverse,  desea que la tierra se la trague, en ese mismo momento aparece un hombre que dice que la conoce de la infancia, una gran casualidad. Provocada por la indiscreción de su esposo Ann decide radicalmente ser otra mujer, en su cabeza una idea: necesita una reinvención que anule su pasado, un pasado que ha alterado su vida, que ha hecho que se sumerja en este drástico trastorno. Cambia de casa, de ciudad, de aspecto, por cambiar quisiera hasta cambiar de piel, hacerse una descamación de los restos de su vida anterior y a partir ahí hacer frente a su origen y destino.

No es necesario que resalte la calidad interpretativa de esta mujer, lo que nos cuentan le va como anillo al dedo, la recordamos en “La Pianista”, “Ocho Mujeres”, “Propiedad Privada” y un largo repertorio de grandes historias más.

En cuanto a la dirección y guión, el cineasta Frances Benoit Jacquot se aprecia que sigue fiel a su mirada fílmica, nos da una muestra de su cine enigmático, largos silencios, ritmo lento, recreación de espacios y paisajes, y como siempre genial, la historia se basa en un libro de Pascual Quignard pero la hace suya indiscutiblemente.

Rodada en Serrara Fontana, Ischia,  y Barano (Italia) los paisajes y las localizaciones son ciertamente impresionantes, los encuadres del Mediterráneo seducen por su belleza.

El  argumento es un enrevesado muro de estudio de soledad, de drama existencial, un retrato de identidad. Es una película con demasiadas lecturas, por lo que su análisis, aunque interesante, es de difícil trascripción, haría falta hacer un ensayo del estereotipo que nos plantea a través de su contenido y sus personajes, sobre todo de la protagonista. El personaje que interpreta Isabelle Huppert,  Ann,  toma una decisión resolutoria que puede parecer innecesaria, en una cabeza distinta Ann se podría  haber convertido en una conformista mujer casada, caricatura del ama de casa feliz, pero ella se traslada a Villa Amalia , atraviesa muchos kilómetros pero merece la pena el precioso sitio, ahora  está tranquila y sola, muy sola. No sabemos si feliz, pero tiene los horizontes abiertos.

¿Sus relaciones son autenticas o acaso son anhelos para matar un desasosiego? ¿Esta isla es un lugar o es un estado de ánimo necesario para existir?  ¿Los viajes son reales o simplemente son tránsitos profundos de perturbación?

Espero vuestra opinión.

La última estación

Pelicula biográfica sobre León TolstoiPelícula histórica y biográfica sobre el legendario escritor ruso León Tolstoi.

Michael Hoffman hace un perfecto análisis del periodo más duro de uno de los más grandes escritores de la literatura mundial, a favor de su corriente anarco-pacifista y la pedagogía libertaria.

“La última estación” nos muestra a la condesa Sofía Behrs (Helen Mirren, Red) esposa del conde León Tolstoi (Christopher Plummer). Sofía descubre que la nueva doctrina libertaria pregonada por su marido  tiene miles de seguidores, esto puede entorpecer la herencia y con ello la cómoda vida de sus trece hijos, lucha por todos los medios contra el secretario del escritor, Valentín Bulgakov (James McAvoy). Ella tiene la certeza de que a su esposo, este hombre le tiene hechizado, el propósito de Bulgakov es que Tolstoi deje los derechos de autor a la Humanidad, pero está por medio la opinión y la obcecación de Sofía. En este momento de su vida, ya la última etapa, el gran novelista ruso renuncia a su título nobiliario, a sus propiedades, a fiestas, a lujos, a todo lo que le proponga una existencia regalada y banal, su filosofía es desarrollar la comuna que ha fundado, el vegetarianismo, la naturaleza y la justicia social

Cine de gran guión es el que nos muestra Hoffman, su argumento es la historia de un gran hombre, una recreación de sucesos de una vida utópica, según la novela del año 1990 del escritor Jay Parini, un examen de moral y de pareja, cuando ambos cónyuges están en el otoño de sus vidas y de su amor, salpicado con algunos toques de tragedia.  No se profundiza en la obra del autor, sólo se realza su figura y su pensamiento cautivadoramente, abarcando todas sus facetas, sobre todo su compromiso con una vida sin materialismos.

La interpretación de Helen Mirren y Christopher Plummer, demuestra un profundo conocimiento de sus personajes, mezcla de algo de ficción  y mucho de documento, el trabajo de los dos actores es un inmejorable valor para que el proyecto alcance su objetivo, pero en esta crítica no puedo menospreciar a los actores de reparto que hacen un papel excelente.

La música de Sergei Yeutushenko enfatiza los momentos más emotivos, enlazando cada imagen con el tono adecuado, en su punto justo y sin destacar demasiado, casi sin percibirla la disfrutas delicadamente.

Elaborada con buenos toques de energía dramática y una fabulosa puesta en escena.

Un trozo de historia.

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