Crítica: La inocencia

“La inocencia” es una película que consigue condensar una realidad compleja y lo hace de maravilla. Es el debut en el largo de la realizadora Lucía Alemany. Película como muestra de los problemas generacionales, algo en apariencia común y habitual pero trasladado con una calcificación deslumbrante, lleno de verdad. “La inocencia” cuenta con guion de la escritora y periodista Laia Soler y de la propia directora Lucía Alemany.

Lis (Carmen Arrufat) es una adolescente algo tímida que sueña con convertirse en artista de circo, quiere estudiar en la escuela de circo de Barcelona, aunque sabe que para conseguirlo tendrá problemas de entendimiento por parte de sus padres. Es verano y Lis es feliz, sus amigas han venido a pasar las vacaciones y las fiestas, todo los días son de diversión. Además Lis tiene novio, Néstor (Joel Bosqued), y lo pasan muy bien juntos. Lo lleva un poquito en secreto para que sus padres, Soledad (Laia Marull) y Catalano, (Sergi López) no se enteren. Hay en el pueblo, como en todos los pueblos, mucho cotilleo y, sobre todo, Lis tiene ese miedo. Las cosas cambiarán con un nuevo acontecimiento en sus vidas…

Lucía Alemany ha conseguido probar este terreno y se ha encontrado de bruces con el éxito. “La inocencia” tiene un examen feroz de conciencia y dimensión. La aureola de Alemany, moderna, muy moderna, es capaz de dignificar el cine social e introducirse en un futuro ampuloso y pasional. Se atreve a adaptar su vida de adolescente, a una historia cinematográfica de fuertes tempestades emocionales, contada con un discurso progresista, que reivindica la primacía de la inteligencia sobre las costumbres, formas y sermones. Un film que, sin renunciar a la reconstrucción biográfica, contempla y vive el cine desde la narración, la palabra y la imagen.

En la “La inocencia”, Lucía Alemany retrata con admirable sencillez la riqueza espiritual de los humildes y contagia con sus criaturas de pueblo llano que parecen vivir únicamente por y para una comunidad social, el padre, la madre, los vecinos, la sociedad que respiran, con personajes muy bien construidos. Digamos que es, además, una película vitalista y una lección práctica de reivindicación sin soflamas. Contagia su agnóstica emoción. Una asociación indeleble entre el temor y la libre adolescencia. Una combinación que asegura al espectador disfrutar de sus virtudes.

En cierto modo hay que hablar del grupo actoral para explicar todas las virtudes de  “La inocencia”, los actores y actrices se han recreado en un perfecto trabajo, donde los personajes resultan en general totalmente creíbles: Carmen Arrufat, Laia Marull, Sergi López, Joel Bosqued, Sonia Almarcha, Josh Climent, Bogdan Florin Guilescu y Lidia Moreno. La música la pone el compositor Òscar Senén. La imagen es del director de fotografía Joan Bordera.

Todos contribuyen a dar vida a la gran y sencilla película que es “La inocencia”.

Véanla.

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