Buscando a Eric

Ambientada en Manchester en la actualidad, Eric Bishop (Esteve Evets), es un cartero, al que le apasiona el fútbol. Ahora está pasando por una mala racha, su mujer le ha abandonado, dejándole con los tres hijos de ella y que él reconoció como suyos. Los chavales son conflictivos y viven a su aire, sin ocuparse para nada de su padre. La película empieza en el momento en el que Eric conduce en dirección contraria, para suicidarse, y tiene un accidente. Lo que él no sabe es que le espera una sorpresa, pronto va a conocer a su ídolo Eric Cantona… y hasta aquí puedo contar.

El director Ken Loach, de la mano de su inseparable guionista Paul Liverty, en perfecta comunión, nos  presentan una película, que no dejará a nadie indiferente, contada con la amenidad de la mejor narrativa, sencilla  y compleja a un tiempo, con la que ganaron el Premio del Jurado ecuménico en el último Festival de Cannes.

Loach es un mago del realismo social y obrero, y nos desgrana un personaje buscando su dignidad, resaltando un claro mensaje de valor, a esta película le noto un estilo más desinhibido que a otras, pero es en definitiva, la misma lección de conciencia social. Vemos, dolidos, la necesidad que tienen las personas de sentirse queridos, de familia, amigos y compañeros, ante un mundo que está dispuesto a engullirnos.

Vida dura donde las haya, es el concepto en el cual se basa esta película.

“¿Cuándo fue la última vez que fuiste feliz?”, le pregunta su  psiquiatra a Eric y él piensa en un famoso gol, que su ídolo marcó hace tiempo… Esta  escena te llega  a lo más profundo. Te sientes dentro de la piel del protagonista. Resulta lacerante tal cantidad de infortunios en un solo personaje.

Si un hombre destaca en el cine europeo, éste es Ken Loach, sus numerosos trabajos lo corroboran, lleva años siendo único, toda  su obra se nutre de sus propios recursos, sin adscribirse a ningún modo de innovación fílmica, creciendo gracias a destellos de audacia que extrae directamente de su talento natural.

En este largometraje nos enseña una escenografía, basada más en el reflejo atmosférico de los acontecimientos, que en efectos visuales convencionales, pues su atención está encaminada a lograr la filmación del interior del personaje, y no el mundo circundante.

La  cinta la coproducen varios países europeos.

La obra de Loach está acompañada de un grupo de actores trabajando con extrema lucidez y naturalidad la escena, de la forma que sólo este director consigue plenamente. Menciono especialmente a Eric Cantona, ex jugador de fútbol del Manchester United.

Una historia contundente, magnética, con una perfecta complementariedad apostando por el ser humano. Este cercano director de cine, realiza el ejercicio de su profesión ayudando al prójimo.

Os la recomiendo.

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