Crítica: Carancho
13 octubre 2010 Deja un comentario
Es insólito por no decir convulsivo, el hecho de que en las películas se denuncien infinidad de asuntos de gravedad que ocurren en un país y, que sigan sucediendo, sin que ni gobiernos, ni abogados, jueces o policías se den por aludidos y pongan el remedio para pararlo, ¿será que quieren que se siga sembrando el caos para que después venga un orden más justo?, ¿hasta cuándo? En Argentina mueren al año en sucesos de circulación más de 8 mil personas, una media de veintidós por día; más de ciento veinte mil resultan heridas. Los últimos diez años, han dejado cien mil muertos. La cantidad de millones que necesitan las víctimas para afrontar gastos médicos, producen un gigantesco mercado, mantenido por las compensaciones de las aseguradoras, la mayoría de los fallecidos no superan los treinta y cinco años, detrás de todo esto existe un mercado tenebroso de mafias que se matan por llevar los casos de los accidentados, con frutos sustanciosos para sus repletas cajas.
Una fuerte denuncia articula el planteamiento, nudo y desenlace de “Carancho”, desarrollada en argentina, une la base de los personajes, con la realidad urbana concebida como referencia, como en un hermoso tablero de juego de mesa, en el que un jugador rebelde hace trampa continuamente. Desde que su vida cambia, Sosa (Ricardo Darín) sólo ha hecho una cosa: engañar. Conoce los entresijos de la estafa en la que trabaja, un bufete de abogados y fiscales al que llaman La Fundación, que tiene comprados a hospitales y policías, se dedican a captar víctimas de accidentes de tráfico. Las víctimas son ingenuas gentes de clase media o baja, que en este momento accidentado de su vida son fáciles de liar. Mientras la mayoría de los ciudadanos se hipotecan en los bancos, son exprimidos por los impuestos y hacen maravillas para llegar a fin de mes, Sosa cual ave carroñera sigue traicionando a todo el que se deja, sin que la víctima se percate que la están engañando. Hasta que entra en su vida Lujan (Martina Gusmán). Lujan y Sosa se conocen justo en un incidente de circulación en una calle, ella trabaja en las urgencias del hospital San Justo, es una de las doctoras, enseguida notan que hay algo fuerte que les atrae del otro. Sosa, miserable, ingenuo, confundido y rodeado de dinero negro, se verá inmerso en el centro de un peligroso triángulo formado por la voracidad, la astucia y la terquedad, y Lujan entrará en una relación muy peligrosa, pero inevitable.
Pablo Trapero, su director, con títulos como «El Bonaerense”, “Familia rodante” y “Leonera”, nos presenta un thriller ácido, denso, narrado con la grandeza del clásico cine negro, que dispara dentro de un cauce de intriga un juego amoroso. Se degusta tranquilamente como si fuera una novela de John Grissan, «Carancho” es una película realista y aporta una textura social valiente, es efectivamente un largo que está por encima de la media de lo que actualmente vemos en nuestras pantallas, pero no alcanza para que “Carancho” despegue su cualidad de testimonio de un tema tan complicado y vigente, yo que esperaba más, había concebido otra idea de esta película.
El espléndido Ricardo Darin, consagrado en cantidad de películas, aquí muy apropiadamente el protagonista, hace un papel creíble desde el minuto uno; Martina Gusmán, es un placer ver como desarrolla su personaje, compone una chica de hoy, profesional de la medicina que como cualquier mujer cae rendida en los brazos del hombre que ama, aun sabiendo que esa relación no le conviene, actúa de forma colosal, dos grandes intérpretes.
“Carancho” es una película que hay que ver. Puede que se transforme en el film más valorado de la temporada.
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