Crítica: El discurso del rey

CartelTom Hooper y su nueva película, -a la que hoy dedicamos la crítica-, “El Discurso del Rey”, estrenada en plenas fiestas navideñas, promete como trabajo y se les vislumbra gran éxito de taquilla. La cinta cuenta la historia de la familia real inglesa a finales de los años treinta.

El rey Jorge V (Michael Gambon), muere y después, el príncipe Eduardo VIII (Guy Pearce),  cuando sólo lleva 326 días de reinado, abdica, por el amor de su amante Wallis Simpson, una mujer americana con residencia en Inglaterra con un pasado de al menos dos matrimonios, que hace que la iglesia no les permita casarse. El rey esta  entregado en cuerpo y alma a ella  y deja el trono dando un gran discurso por la radio para proclamar su amor, su hermano el príncipe Alberto, duque de York,  Bertie (Colin Firth), de repente se convierte en el rey Jorge VI y emperador de la india (el último). Afectado desde siempre por un angustiado tartamudeo, asciende de esta repentina forma al trono. Su país se encuentra al borde de la II Guerra Mundial y necesita desesperadamente un guía, por lo que su esposa Elizabeth (Helena Bonham Carter), le pone en contacto con un logopeda, el doctor Lionel Logue (Geoffrey Rush). Al principio tendrán enfrentamientos debido a sus diferentes puntos de vista pero los dos se sumergen de lleno en esa terapia poco habitual. Con el apoyo de Logue, su familia, su gobierno y su primer ministro, Winston Churchill (Timothy Spall), -que como buen orador fue ejemplo a seguir por su superior-, el rey supera sus problemas y su complejo.

Tom Hooper, del que podéis escuchar una entrevista aquí, con “El discurso del rey” nos da un potente recital de sobriedad que supera a la ya excelente “The Damnend United”. Está rodada con estruendosa efectividad, con acento inglés pero con una enorme tonalidad americana, retratando una institución crónica, una augusta monarquía, desde donde sobresalen y se desnudan ante nosotros los sentimientos de un personaje a medida que avanza la película. Un hombre inseguro, un hombre desmantelado por culpa de sus taras.

En el guion no existen grandes novedades que estén fuera del conocimiento del espectador, lealtad, pasión, secretos palaciegos, así funciona esta película, predominando la política de los viejos códigos, del oficio por beneficio.

La enunciación del film se detiene minuciosamente en la descripción de la perplejidad del rey, en la insostenible tartamudez y sus mímicas de desconcierto. Pero sigue, no dejaré de advertirlo, ausente en la alquimia del símbolo, o bien su temor expande su pasividad hasta que impulsado por su esposa y su logopeda, se entrega inalterado, aun cuando se reviste de desdén, se  destruye y despieza hasta la desintegración sin querer aceptar la única salida. Aún así, poco a poco,  el valiente rey cobarde, encarando los polos focalizadores del monarca, se encuentra en el hombre realizado y capaz.

Con una puesta en escena tan brillante como la de Colin Firth, que  lleva perfectamente el peso de la película, es imposible que la historia no te toque la sensibilidad. Helena Bonham Carter, Geoffrey Rush, Derek Jacobi, Robert Portal, Richard Dixon, Pave Rusel,  cabe que deduzcamos  que su director ha puesto este plantel ante el espectador para que cayéramos rendidos ante un film con tanto peso pesado de la interpretación.

Es ésta una película seria que tramite lo que seguramente la reina Isabel quisiera que se supiera de su padre, por tanto una película cómoda.

Crítica: El último bailarín de Mao

CartelDel creador del “Manto Negro” y “Paseando a Miss Daisy”, Bruce Beresford, famoso director de cine australiano, nacido en Sídney, nos llega el objeto de mi última crítica: “El último bailarín de Mao”. Desde que comenzara su carrera destacó por mantener una línea juiciosa y coherente en sus películas, en ocasiones un tanto desusada como en “Su coartada” o “Crímenes del corazón”, pero tan cercanas y refrescantes, que resulta imposible no recordarlas aún con el paso del tiempo; en realidad estamos ante uno de los directores australianos más completos y sensibles, sus obras excelentes e imprescindibles son esenciales mostrando cine amable. Actualmente divide su residencia  entre su país y los  Estados Unidos.

Su última obra, “El ultimo bailarín de Mao”, es una obra biográfica que muestra la historia de Li Cuxin, un niño de la china de Mao que a los once años ya destaca por sus habilidades. Los administradores  culturales del régimen le recomiendan a los padres que su hijo debe de estudiar en escuelas mayores, en la aldea no tiene  acceso a ellas; conformes los padres con la suerte de su hijo, lo mandan a Pekín a estudiar ballet. Después de años de aprendizaje, se convierte en uno de los más jóvenes y mejores bailarines del ballet de Pekin. En 1981 el gobierno chino concierta un intercambio cultural con el gobierno americano, en la selección de bailarines es elegido Li Cuxin, se traslada a realizar su aventura a Texas, se enamora de una norteamericana y aquí empiezan los problemas.

El análisis de hoy me divide, pues adentrándonos en este trabajo de Beresford debo separar lo aplastante de la película en cuanto a realización, y lo festivo de un guion, para mí bastante americanizado. En la actualidad, esta historia la percibo a contracorriente, mientras oleadas de inmigrantes intentan entrar en los Estados Unidos a través de la frontera de México dejándose la vida en el intento, o por el contrario, si consiguen acceder al país de los sueños, malviven arrastrando todas las desgracias creadas por la marginación social, aquí se nos muestra la historia del bailarín rescatado de las fauces del monstruo del comunismo chino por unos salvadores democráticos y liberadores. En mi opinión, unos no son tan malos y los otros no tan buenos.

Dejando atrás el tono marcadamente político de “El último bailarín de Mao”, hay que reconocerle a la cinta una puesta en escena tan brillante que hace que la estética sea lo más destacable, por tanto un admirable regodeo visual, contemplamos con intensidad minimalista los postreros gestos del mundo de la danza , belleza patente en todo el film y en particular en lo intenso de los planos que Beresford dirige en todo  el recorrido de los ágiles pies de nuestro protagonista, con una maravillosa clasificación musical seleccionada para que acompañe con brillo,  te llega y te llena. Lo que más desentona en el encaje, por exagerado, es la imagen del habitáculo de la Embajada China donde retienen a Li Cuxin, que elimina todo tipo de entidad ornamental para incrementar el acento de falta de cordialidad de la delegación; además del final, con ese adulzamiento ligero en la última sensación; altamente excesivo, no veo aquí la agudeza e inteligencia de Bruce Beresford, pero bueno no apaga su calidad cinematográfica.

Los actores Bruce Greenwood, Kyle MacLachlan, Amanda Schull, Joan Chen, Chi Cao, Alice Parkinson, logran trasmitir de forma honesta las emociones de los personajes.

La recomiendo para los amantes de la danza, la música y para los que no le den mucha importancia al discurso del guion, a mi viéndola hoy, en el año 2010 me ha incomodado.

Para Li Cuxin: al hombre financiero que ahora es.

Es una reflexión penosa para un hombre considerar lo que ha hecho, comparado con lo que pudo hacer.

Samuel Butlrer



En Navidad…

Luces navideñasYa acostumbrados al rigor del período frio: casi al principio, llega la Navidad, alegre, resplandeciente, tierna, triste, hermosa, sentimental. Es una fecha de la que todo el año se habla, a veces de la pasada, y muchas otras de la próxima, la lotería, los mazapanes, las vacaciones, los regalos, las comidas con nuestros seres queridos, los villancicos (en casa se corean con ímpetu con pandereta y platillos) nos llegan estos días en los que todo se convierte, se transforma. Renovamos memorias que son parte del cimiento que nos sostiene en la tradición, recuerdos que se remontan en los años como aves en el aire. Nos afloran impulsos cuyas cepas hay que buscar sin duda más allá de las influencias de la sociedad. Solidaridad, deseos de paz y felicidad, sensibilidad extraordinariamente receptiva que nos hace más que nunca desear un toque de magia para la posible unidad entre las distintas culturas y religiones. Acariciemos el momento y tengamos unos días llenos de concordia y  amor.

Es lo que os deseo a todos.  Que los buenos sentimientos se prolonguen todo el año.

Felices fiestas de Navidad.

Marel

Crítica: Don Mendo Rock – La Venganza

CartelAntes de empezar la crítica de “Don mendo Rock, ¿la venganza?”, he de decir que si no hubiera sabido de antemano que esta película está dirigida por José Luis García Sánchez, lo más seguro es que hubiera tomado otra decisión a la hora de entrar al cine, pero aquí está el realizador de “Divinas palabras” y “Tranvía a la Malvarrosa”, y de tantas otras que nos crearon tristezas y nos forjaron alegrías y sonrisas. La que ahora se ha estrenado muestra su lado más toscamente saludable, festivo y caricaturesco.

Su argumento nos centra en un pueblo de Andalucía donde Inés (María Barranco),  que es asistenta social, está tiene el cometido de  ayudar a montar la representación de «La venganza de don Mendo» que va a dirigir Juan (Antonio Resines, Celda 211), amigo de Inés desde jóvenes. Quiere conseguir que la gente del pueblo participe en el montaje de la obra para mejorar la convivencia,  Inés cuenta con la ayuda de Paco Cañete (Manuel Bandera), teniente de la Guardia Civil y responsable de la casa cuartel y que está casado con Lola (Paz Vega, Triage). Lola se siente cautiva por esta representación que implica a la Benemérita, porque el elegido para interpretar a don Mendo es, Goyito (Fele Martínez), el cabo, que además de colaborar en un grupo de música tiene una gran vena de actor, metiéndose en el papel y quedándose dentro. Tiene dotes suficientemente  tentadoras para las chicas, pero poco éxito entre ellas, es completito, además  tiene momentos bipolares y otros de frenética vocación artística. El pueblo esta alborotado todos quieren participar, pero hay un impedimento, y solo un voluntario incondicional.

Mas allá de la aportación al arte con su nueva obra, el principal objetivo de García Sánchez en  “Don Mendo Rock., ¿la venganza?”, es hacer una exageración costumbrista, llevada al absurdo, la historia que parece que ha sido creada sólo con la intención de hacer reír, presenta un amplio abanico de momentos en forma satírica y situaciones altamente humorísticas. Acuña un pequeño espectáculo musical a cargo de Kiko Veneno dentro de una exposición llena de disparates de lo que puede ocurrir en cualquier pueblo de España en este momento en el que estamos, con las diferentes etnias que coexistimos (tanto en el entorno rural como en las grandes ciudades). La crisis es otro asidero al que se agarra nuestro director a la hora de sacar su producto adelante, la corrupción política también sale a relucir y, lo que más destaca es la brutal desmitificación que logra de estamentos tan importantes como la Guardia Civil, merced a las necesidades de una obra de teatro y a sus dos cabecillas que hacen subir al escenario a los miembros más “eruditos” del cuerpo. Se desarrolla con diálogos despreocupados que se absorben rápido y hacen sonreír, “Don Mendo Rock, ¿la Venganza?” es un verdadero rosario de componendas y pericias sociales sacadas hábilmente  de lo cierto.

En cuanto a los actores Fele Martínez está acertadísimo, Paz Vega fenomenal, quizás un poco sobreactuada pero es justo lo que exige el guion, esta actriz es una mujer con talento pero a veces se la ha utilizado por los directores más llevados por su belleza que por sus cualidades para representar según que historias, aquí ya digo está en concordancia con lo que representa. Antonio Resines y María Barranco son ellos mismos sin desdoblarse de papeles anteriores, Manuel Banderas acertado, Elena Furiase cogiendo experiencia camina a buen paso, Yoima Valdés, linda, en su papel de mujer casquivana moviendo los hombros y las caderas al compás de la música y, el resto del reparto aceptable y divertido.

El momento, representante de la SGAE acertadísimo.

En resumen, no es una película que se pueda recomendar a quien quiera ver una obra maestra pero a mí me ha dado momentos divertidos y me ha hecho pasar dos horas agradables sonriendo  junto a personas a las que quiero.

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