Crítica: Sin límites
13 abril 2011 Deja un comentario
La crítica de la película “Sin límites” aclarará algo, este tour de perspectiva visual, que dirige Neil Bueguer trabajando a partir del libro de escritor Alan Glyme. Su argumento nos presenta a Eddie Morra (Bradley Cooper), un escritor que sufre una crisis de creatividad, y deprimido y abandonado vaga por las calles de la ciudad. Sin esperarlo, se encuentra con un antiguo amigo que le anima a cambiar su fracaso por éxitos. Le hace caso, y prueba una nueva droga, una pastillita que se llama CST; este fármaco, lo pone en condiciones de usar al máximo todas sus facultades mentales. Es una especie de píldora inteligente gracias a la cual consigue triunfar en la ciudad de Nueva York, en campos tan dispares como la literatura y la bolsa. Recupera a su antigua novia Lindy (Abbie Cornish), todo gracias a la pastillita, pero tanto éxito y derroche siembra curiosidades entre la gente que le conoce e incluso en algún desconocido, como un poderoso financiero de Wall Street, Carl Van Loon (Robert De Niro) que tiene unas descomunales ganas por averiguar qué se esconde detrás de la vida y éxitos de Eddie Morra.
El hecho de que Neil Bueguer use la derivación de la película como título, además de conjeturar que en la película se removerá mas allá de lo esperado por el espectador, sirve también de recordatorio irónico de que las películas no sólo crean una perspectiva ilusoria, sino que el proceso de publicidad de las mismas, a menudo tiene poco que ver con lo que vemos en la pantalla. Las meditadas connotaciones de su título, “Sin límites”, ofrecen un indicio de cuáles son las ambiciones de su director.
Bueguer inicia el recorrido de “Sin límites” con una trama ofrecida como premisa, con un potencial desde el argumento, brindando un fondo clásico con unas enormes telarañas contemporáneas. En lo visual se vuelca regalando imágenes atrayentes, gracias a un gran trabajo de cámaras. Ingeniosas tomas efectuadas para que, desde la imagen, la interactuación salga a pedir de boca. Hasta ahí todo perfecto, pero tras unas breves secuencias de apertura y a medida que avanza, Bueguer se pone a sembrar limitaciones, no siendo capaz de sacar todo el jugo y hacer que funcione…. y se va perdiendo por los senderos del quiero y no puedo, disipando el ritmo de la historia a la vez que también se esfuma el interés del espectador.
“Sin límites” es una película que aborda ni más ni menos la influencia de los estímulos artificiales en el desarrollo intelectual de las personas, y ciertamente, esperas algo innovador, un poco de inspiración que cincele la historia, pero en el mundo que crea Neil Bueguer no hay audacias brillantes, se aleja de lo verosímil, hasta que “Sin límites” se transforma en un cosmos sombrío e infinito, con situaciones caóticas y desoladoras, el desarrollo se estanca quedando en estado latente, sin avances y sin fructificar como se esperaba, su elipsis y la pérdida de simetría hacen débil a un director que no puede plasmar con gancho el descenso de un hombre a los infiernos, un hombre de sabiduría intermitente y una utilizada mente infectada por su sed de poder.
A favor, la interpretación de Bradley Cooper que se mete maravillosamente en la piel del escritor, con certeza al reproducirlo. A Robert De Niro nos gustaría verlo en los aquellos papeles en que encantaba con su interpretación, últimamente no veo ni una película en la que pueda alabarlo. ¡Señor De Niro adopte mejores guiones, por favor!, el resto del elenco hace un trabajo aceptable.
Yo esperaba que “Sin límites” fuese una reflexión sobre la adiciones a los fármacos, pero no, aquí está todo explícitamente adiestrado, ni soñando puede leerse algo entre líneas. Ni una liviana reflexión sobre lo complejo de una situación, donde el hombre deja de serlo para convertirse en un muñeco de trapo en las manos de las malditas drogas.
Sin límites, caótica, absurda.
Ver “Sin límites” como un film solvente es equivocado.
Cuéntame…